Inglaterra y Dinamarca han firmado un más que justo empate en Fráncfort. Los Three Lions han tratado de imponer la calidad de sus individualidades a la fortaleza táctica y técnica de Dinamarca, que se ha mostrado como un duro rival para los británicos.

La reedición de una de las semifinales de la pasada Eurocopa prometía. Inglaterra y Dinamarca se medían después del empate entre Serbia y Eslovenia, lo que daba cierto margen de maniobra a ambos conjuntos. Una victoria inglesa dejaba a los de Gareth Southgate en octavos como líderes, mientras que un empate dejaría buena parte del trabajo hecho para Dinamarca.

Los daneses mostraron desde el inicio que iban a plantar cara. La selección liderada por Christian Eriksen salió sin complejos, aunque Inglaterra rebajó la puesta en escena nórdica con una internada de Foden. El atacante del Manchester City se dejó caer por el perfil derecho, donde más daño hace. Foden se generó el espacio y abrió hueco para disparar en ventaja. Su intento salió muy desviado.

Este aviso de Foden sería el único y último de Inglaterra. Un despiste de Kristiansen permitió una llegada arrolladora de Kyle Walker, que exhibió potencia para robar la cartera al danés. El lateral del City ganó línea de fondo y presentó el pase de la muerte al corazón del área. Harry Kane, con instinto y fortuna, rescató el balón enredado a metros del gol y no perdonó.

Con muy poco, Inglaterra ya estaba en ventaja a los 18 minutos de partido. Dinamarca se empeñó en reponerse del golpe y subió la intensidad. La presión danesa surtió efecto, aunque el escenario no incomodaba a Inglaterra, con el marcador de cara y siempre presta para lanzar la contra.

Dinamarca aprovechó su mejor momento en el encuentro para devolver el mazazo. Kane erró en la salida de balón con un pase muy imprudente que Morten Hjulmand se encargó de castigar. El centrocampista nórdico sacó un disparo violentísimo desde 28 metros de distancia que besó el palo antes de superar a Pickford. Derechazo imparable y 1-1.

El gol de Dinamarca puso justicia y empequeñeció a Inglaterra. Dinamarca consiguió ahogar cada intento de contra inglés y pasó a dominar. La primera parte se le hizo larga a Inglaterra, que miraba al descanso para refrescar ideas.

El paso por el vestuario sentó bien a Inglaterra. Las fuerzas se igualaron y Foden, una vez más cuando se dejó caer a banda cambiada, pusó en apuros a Dinamarca. El habilidoso mediapunta trianguló hasta fijar su mira en la portería de Kasper Schmeichel, al que solo salvó el poste izquierdo.

Inglaterra despertó y, agarrada a las ganas y la intensidad de Bellingham, recuperó el protagonismo del partido; sin embargo, los británicos echaron en falta la pegada y la claridad de otras ocasiones y no consiguieron resquebrajar a Dinamarca.

La selección nórdica mostró su lado más combativo y resistió con solvencia una ofensiva inglesa más cargada de ímpetu que de acierto. El buen hacer de Dinamarca le permitió no sufrir en exceso y le brindó la oportunidad de desequilibrar con un derechazo de Hojberg.

El empate revela a una Inglaterra decepcionante, sostenida por el nivel de sus futbolistas pero que no es capaz de completar una faena completa con el techo que se le presume. Además, muestra la capacidad de Dinamarca, poco inspirada con Eslovenia pero favorita para acompañar a los británicos a octavos.

La situación en el grupo C a falta de una jornada es la siguiente: Inglaterra lidera con 4 puntos, Dinamarca y Eslovenia empatan con 2 y cierra Serbia con uno. Inglaterra - Eslovenia y Dinamarca - Serbia son los choques pendientes, por lo que todos los equipos tienen posibilidades de estar en octavos de final.