Mucha gente se preguntará: ¿por qué ahora sí? Tras cinco años de tiras y aflojas, de tirarse los trastos a la cabeza, de acusarse mutuamente de incumplir la Constitución... ahora el PSOE, perdón, el Gobierno, y el PP han alcanzado un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (el CGPJ del que, según la ex ministra Pilar Llop, hablaba la gente en el metro).

Una de las claves del acuerdo es que Núñez Feijóo ha decidido cerrar el pacto a pesar de la guerra que le van a dar Vox, algunos medios de comunicación y algunos miembros de su partido. Es una apuesta del líder del PP que la extrema derecha no va a poder rentabilizar electoralmente porque a corto plazo no hay elecciones a la vista.

Para el PP es un buen acuerdo por varias razones: consigue un peso similar al del PSOE en el seno del CGPJ, logra un compromiso para reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que sean los jueces los que elijan directamente a los miembros del Consejo en la próxima renovación y fuerza que el Fiscal General del Estado ya no pueda volver a ser un ex ministro. Entre otras cosas.

El mundo judicial está contento con el pacto. Se da la imagen de despolitización de la Justicia que ven como absolutamente necesaria y se desbloquea el nombramiento de jueces y magistrados del Supremo, los Tribunales Superiores y las Audiencias Provinciales, que, en total, tienen ahora unas cien bajas por cubrir; 27 de ellas en el Supremo.

El Gobierno y el PP cierran cinco años de disputa por la renovación del Poder Judicial

Es, por tanto, un golpe de autoridad de Feijóo que le reafirma como líder de la oposición y que reduce a categoría de rumor interesado el miedo que le tenía a la reacción de Isabel Díaz Ayuso si, finalmente, pactaba con Pedro Sánchez.

Por otro lado, Sánchez ha cedido posiblemente más de lo que hubiera deseado. Por ejemplo, en dar a los magistrados del propio CGPJ la iniciativa de proponer un borrador de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial. También por aceptar a José María Macías como nuevo miembro del Tribunal Constitucional, propuesta que hasta hace no mucho era tabú.

Félix Bolaños se encargó ayer de felicitar al presidente del Gobierno por haber apostado por la negociación para la resolución de conflictos y haber seguido al minuto unas conversaciones que han terminado con éxito. Ni él, ni nadie del PSOE ha puesto sobre la mesa el hecho de que a este pacto se llega tras el ultimátum de Sánchez, que amenazó con cambiar por otras vías el CGPJ en julio si el PP no pactaba.

Una vez que se ha pactado el CGPJ ahora llegarán otros acuerdos en el Banco de España, organismos reguladores y RTVE. Parece que disfrutaremos de unas semanas, antes de las vacaciones, en las que va a bajar la temperatura política.

Volvemos al consenso, se recupera de momento el bipartidismo; algo que disgusta a los partidos que viven de la discordia.

¿Podemos hacernos la ilusión de una legislatura tranquila? ¿Romperá el PSOE su alianza con los independentistas? No. No se hagan ilusiones. Esto da para lo que da. En septiembre volverá la bronca. Más aún, si hay elecciones anticipadas en Cataluña.