Manuel Valls ha oficializado hoy el paso adelante para concurrir a las próximas elecciones municipales como candidato a la alcaldía de Barcelona. "Quiero ser el próximo alcalde de Barcelona" ha anunciado en una conferencia en el CCCB en la que ha desgranado sus motivos para afrontar la nueva empresa, entre los que ha destacado el declive de la capital catalana, la apuesta por la seguridad y la necesidad de arrancarla del proyecto independentista.
Para conseguirlo, el candidato se ha presentado como el primer político que tras ser alcalde, diputado, ministro y primer ministro en Francia aspira a ser alcalde de una gran ciudad española. "Tenemos la oportunidad de ser los primeros" ha exclamado al final de su presentación, "eso me ilusiona" ha añadido, porque es a su juicio el mejor ejemplo del "sueño de Europa, el proyecto de paz que fue tan importante para España en los años 70 y 80".
Además, ha dejado claro que corta amarras con Francia y ha asegurado que "vivo en Barcelona y pase lo que pase me quedaré, soy barcelonés, es una opción personal, no es un sacrificio es una apuesta por Barcelona". Valls ha aclarado que este verano ya adelanto al presidente la República, Emmanuelle Macron, su decisión de abandonar todos sus cargos públicos en Francia para su nueva empresa política que "no es una ruptura, sino la continuación del camino" a nivel europeo.
Plataforma independiente
"Quiero liderar un nuevo proyecto para Barcelona desde una plataforma amplia, de todos los barceloneses que quieran impulsar la ciudad, quiero un proyecto de ciudad integradora," ha reinvindicado tras dejar claro que se presenta como independiente, aunque agradeciendo el apoyo de C's. "Sé que algunos han dicho que no" ha reconocido Valls, pese a lo cual ha reiterado su invitación "a todos los que se quieran integrar" con la vista puesta en PSC, puesto que ha insistido en su militancia socialista y su defensa de un discurso "progresista".
Además, ha respondido al presidente de la Generalitat, Quim Torra, quien unas horas antes reconocía que "desea su fracaso" como rival político, afirmando que "yo no deseo el fracaso de nadie. Nuestra plataforma sólo tendrá como enemigos pobreza, falta de seguridad, declive económico, fracaso escolar"
Pese a reivindicarse como un candidato dispuesto a gobernar Barcelona pesando en los intereses de ciudad Valls no ha obviado el debate independentista, acusando a los líderes secesionistas de querer convertir a la ciudad "en la capital de una república imaginaria". Los independentistas "han intentado poner a Barcelona en un cruce de incertezas que no se resuelven desde la equidistancia" ha añadido señalando a su principal rival, la alcaldesa Ada Colau. "La ciudad merece ser gobernada para sí misma y no para otros proyectos que no tienen nada que ver con ella".
Valls ha criticado además "la confrontación constante y el uso de espacios en defensa indepencia que expulsa a ciudadanos que no se sienten representados en ese proyecto".
Valls promete seguridad y recuperación del prestigio perdido para una ciudad que cae en todos los rankings menos el de delitos
El candidato ha lamentado además que "Barcelona registra una tendencia evidente al deterioro" aunque sigue siendo una ciudad "que encanta al mundo, de la que los barceloneses aun pueden sentirse muy orgullosos".
"Caemos en casi todos los indicadores, en los rankings que analizan precios, seguridad, imagen política o vida cultural" ha lamentado, una tendencia que ha resumido concluyendo que "hemos pasado de liderar ranking mundiales a liderar el ranking español de ciudades con más delincuencia".
Frente a ese diagnóstico, Valls ha abogado por "cambiar de rumbo con un nuevo liderazgo" y ha abogado por ciudar al turismo y, sobre todo, un cambio radical en las políticas de seguridad. "Hemos visto escenas de gran violencia respecto a los turistas", ha lamentado, "esto ha generado repercusión en todo el mundo. No podemos dejar que el nombre de Barcelona se asocie a narcopisos, topmanta o inseguridad".
El ex primer ministro francés ha provocado el colapso de la pequeña Sala Mirador del CCCB, un espacio con aforo para 150 personas a todas luces insuficiente para las expectativas mediáticas generadas no sólo entre la prensa española, sino también la francés y de otros países europeos. De hecho, casi medio millar de personas, entre ellos decenas de periodistas, se han quedado a las puertas del CCCB, sin poder acceder a la sala.
Entre el público, junto a la hermana del político franco-español, Giovana Valls, ha destacado en primera fila el arquitecto Oscar Tusquets, el empresario Luis Conde, el escritor Ferran Toutain, el diputado de C's Nacho Martin Blanco, el columnista y abogado catalán Francesc Granell y Lluís Huguet, presidente de la asociación de juristas Llibertats.
Valls escogió el Centro de Cultura Contemporánea como ejemplo de la recuperación del Gótico con instalaciones emblemáticas como el propio CCCB o el vecino MACBA, emprendida por la alcaldía de Pasqual Maragall aprovechando el impulso de las Olimpiadas, dentro de la corriente de reivindicación del ex alcalde que recorre todas las candidaturas municipales en la capital catalana.
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