Es el inicio del verano festivo en Euskadi y Navarra, la fiesta por antonomasia con la que la izquierda abertzale da su pistoletazo de salida para las reivindicaciones estivales en favor de los presos de ETA. El chupinazo de las fiestas de San Fermín tendrá mañana como víspera una movilización impulsada por Etxerat, el colectivo de familiares de presos de la banda, y de Sare, la plataforma de apoyo al colectivo de presos, que recorrerá el centro de las calles de Pamplona para reclamar la "vuelta a casa" de los etarras encarcelados.

La 'kalejira' partirá del paseo de Sarasate, a escasos metros de la plaza del Ayuntamiento desde cuyo balcón el próximo sábado se lanzará el chupinazo que dará inicio a las fiestas de la capital navarra. Lo hará con el lema "por la solución, la convivencia y la vuelta a casa" y para denunciar lo que consideran que son "medidas de excepción" las que se aplica a los presos de la organización terrorista ahora en prisión.

En un manifiesto para la presentación de este acto que tendrá lugar mañana por la tarde sus promotores aseguran que la "alta tensión política" y la "crispación" actual en torno a este colectivo sólo pretende "arrastrarnos a ese pasado de sufrimiento y conflicto del que tanto esfuerzo nos ha costa salir". Desde que culminó el desarme de la dispersión de los presos de ETA en cárceles alejadas del País Vasco y Navarra el colectivo de apoyo a los militantes de la banda pasó de reclamar su acercamiento a solicitar su "regreso a casa".

Una política "de excepción"

Denuncian que se sigue aplicando una política de excepción a los presos para "ralentizar artificialmente su vuelta a casa" y que no se les aplica la legislación penitenciaria ordinaria. Sare asegura que la reivindicación de "etxera" (A casa) debe pasar ya de ser una reivindicación a "convertirse en un logro de todos y todas": "Un avance del que todos podamos sentirnos satisfechos y todos ganemos".

Precisamente ayer, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, hizo público el balance de los seis primeros meses del años de su observatorio de la Radicalización. A lo largo de esos seis meses este organismo ha documentado 188 actos de exaltación a ETA a través de homenajes, actos públicos, pancartas, pintadas y diversos actos públicos. De ellos 67 actos se registraron en Gipuzkoa, 65 en Bizkaia, 24 en Navarra, 13 en Alava, 9 en otras provincias españolas y una decena en el extranjero, fundamentalmente en el País Vasco francés.

Entre los actos registrados no se incluía ningún 'ongi etorri' o acto de bienvenida a un preso de ETA a su salida de prisión. Este tipo de homenajes públicos fueron reiterados durante décadas, pese a las denuncias y malestar expresado por las víctimas de la banda terrorista. La progresiva permisividad de los tribunales ante su celebración, al considerarlos actos de libertad de expresión y alegría por la liberación de un preso y no ver delitos de humillación a las víctimas en ellos, agravó aún más el malestar. Finalmente, la constantes denuncias llevaron a la izquierda abertzale a forzar su desaparición, En marzo de 2020 se celebró el último 'ongi etorri'.

Críticas de las víctimas

"Exhibir públicamente carteles con fotografías de los asesinos de nuestros familiares y hacerlo además con jactancia y orgullo, o llamarles 'presos políticos', supone un ataque a las bases éticas más elementales sobre las que se debe construir una sociedad digna y democrática", aseguraba ayer Covite en una nota.

Junto a ello, la organización denuncia que existe una actitud de "pasividad total, cuando no de complicidad" en una parte de la sociedad y de las instituciones ante este tipo de actos. Pone como ejemplo lo ocurrido durante la celebración de la carrera de apoyo al euskera, la 'Korrika', en la que durante numerosos tramos de la carrera se exhibieron imágenes de presos de ETA e incluso algunos de los exmiembros de la banda terrorista participaron de la misma.