Anunció el pasado lunes el ministro José Luis Escrivá que desde su departamento preparan estos días una aplicación por la que aquellos adultos que quieran ver pornografía en las web radicadas en España deberán confirmar que son mayores de edad. Para ello, utilizarán un sistema de verificación basado en su clave digital.

La intención del Ejecutivo es limitar el acceso al contenido para adultos a los menores, dado que considera que dañan su desarrollo psicológico.

Pretende el Gobierno introducir también -por seguridad de los usuarios, dicen- bonos de 30 accesos a estas páginas, de modo que deberán ser renovados cuando se agoten.

La medida -aunque persigue un fin noble- es tan disparatada que rápidamente los expertos en derechos digitales y ciberseguridad se han pronunciado en su contra. Porque supone matar moscas a cañonazos. O, como ordenó Mao Zedong, matar a todos los gorriones para evitar que se coman las cosechas.