La contraofensiva europea para limitar el poder económico de China va a ir más allá. Después de anunciar aranceles de forma temporal para la importación de vehículos eléctricos, la Comisión Europea desvelará en las próximas semanas las primeras conclusiones de su investigación sobre el biocombustible procedente del país asiático por sospechas de dumping. Hasta tres fuentes conocedoras del procedimiento dan por hecho que habrá más aranceles.

Desde la Comisión Europea, a preguntas de este periódico, responden que la investigación está en marcha, por lo que no pueden confirmar que esta vaya a ser la conclusión del proceso. Sin embargo, desde el sector aseguran que tienen el compromiso del ejecutivo comunitario de imponer sanciones que eviten que estos combustibles lleguen a los mercados europeos con precios por debajo de lo habitual.

En diciembre del año pasado, la Comisión inició una investigación tras recibir pruebas de productores europeos de biocombustibles de que China estaba alterando de forma artificial sus precios, lo que en definitiva, estaba alterando las condiciones del mercado y perjudicando a las compañías comunitarias. La Junta Europea de Biodiesel (European Biodiesel Board, EBB) fue quien puso la denuncia ante Bruselas. En esta asociación empresarial se incluyen empresas españolas como Cepsa, Masol o EcoMotion.

Tras esta investigación, Bruselas tiene que pronunciarse el próximo 19 de julio y es en esa fecha cuando las empresas esperan que la Comisión anuncie medidas provisionales, como ocurrió con los coches eléctricos, el pasado 12 de junio. Entonces, se iniciarían de nuevo conversaciones entre los productores que, según la Comisión, hayan cometido dumping para tratar de buscar un acuerdo y una solución.

Este es un tema que preocupa a la Unión Europea, ya que en los últimos años las importaciones chinas de biodiésel han crecido significativamente. Además, según datos de la Comisión, el sector emplea a 3.700 personas en 18 estados miembros, incluido España.

Además, desde el EBB señalan que China está haciendo de la Unión Europea su mercado central y calculan que el 90% de las exportaciones de biodiésel chino en 2023 tuvieron como destino un país de la UE. Esta situación ya está teniendo consecuencias para los productores europeos. “Desde los agricultores de colza hasta los productores de biodiésel, la industria de la UE está sufriendo los efectos de las prácticas comerciales desleales de China. En Alemania, el mayor mercado de la UE, los precios han caído casi un 50% en el último año”, mencionaba EBB en un artículo publicado en EurActiv.

El objetivo de la UE no es otro que el de mantener un terreno de juego justo para las empresas de los estados miembros. Durante la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Europa, la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, hizo hincapié sobre las relaciones comerciales entre el viejo continente y el gigante asiático. La alemana subrayó que se haría todo lo necesario para proteger a las empresas europeas de las prácticas chinas.

Carrera por los biocombustibles

Los combustibles renovables se han convertido en una de las prioridades para aquellas empresas del sector energético que operan con petróleo. Es el caso de Repsol o Cepsa en España. Las dos compañías están destinando gran parte de sus inversiones a desarrollar y fomentar el uso de los biocombustibles para su uso cotidiano.

Por ejemplo, la compañía liderada por Josu Jon Imaz ha invertido ya unos 250 millones de euros en su planta de Cartagena. Dicha infraestructura, tiene capacidad para producir 250.000 toneladas anuales de estos combustibles, fabricados a partir de residuos orgánicos, priorizando el origen nacional y europeo, que se utilizarán como combustible en aviones, camiones o coches. Por su parte, Cepsa comunicó hace escasos días que el BEI financiará un proyecto por valor de 285 millones de euros para desarrollar nuevos combustibles renovables en su planta de Huelva.

Imaz ha sido uno de los grandes defensores de los biocombustibles y ha tenido fricciones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez dado que la idea en la que trabaja Moncloa es eliminar todo tipo de combustible fósil a partir del 2035. Repsol considera que el impacto medioambiental es escaso con este tipo de materia prima y, a su vez, la compañía entiende que “Europa no está preparada para confiar toda la movilidad en la electricidad”. 

Coches eléctricos y comercio electrónico

Así, el sector espera que estas promesas de protección se materialicen el próximo 19 de julio y que la Comisión Europea plantee aranceles a la importación de estos combustibles, que son clave para la transición ecológica, un proceso que la Unión Europea aspira a liderar, frente a China y también frente a Estados Unidos.

Los precios a la baja también han sido uno de los caballos de batalla del ejecutivo comunitario en su investigación sobre los coches eléctricos de China. En esta investigación, Bruselas ha detectado que el sector está subsidiado en todos los puntos de su cadena de valor, lo que permite a las empresas competir a la baja con coches fabricados en Europa. Para limitar esta competencia desleal, la Comisión ha impuesto de forma temporal aranceles de hasta el 47,6%.

La Comisión tiene otros procesos en marcha, como la investigación sobre las plataformas de comercio electrónico como Temu o Shein. El FT publicaba la pasada semana que Bruselas estaría pensando en imponer tasas a los productos importados desde estas páginas web. Sin embargo, fuentes de la Comisión descartaban novedades sobre este proceso.

En una visita a China en noviembre del año pasado, el comisario de mercado interior, Thierry Breton, hizo un llamamiento a “equilibrar” las relaciones comerciales entre la Unión Europea y el gigante asiático. “Europa es un gran mercado para la exportación y la inversión China. Esto nos alegra y queremos que continúe. Pero necesitamos que esta relación esté en equilibrio, sea recíproca y beneficiosa para ambas partes. Hoy, no hay igualdad de condiciones”, criticó.

En los últimos años, la UE ha reclamado a China que sea más abierta con las empresas europeas para que estas puedan hacer más negocios allí. Mientras esto ocurre, la Comisión vigila de cerca aquellos sectores que son clave para Europa y en los que China parece jugar con ventaja.