Inglaterra ha conseguido el pase a la semifinal de la Eurocopa tras superar a Suiza en una tanda de penaltis decidida por la parada de Jordan Pickford a Manuel Akanji.

La selección británica luchará por un puesto en la final, su techo en la Eurocopa, tras imponerse de manera agónica a una incómoda Suiza que dice adiós a su sueño después de no haber perdido ningún partido en el torneo.

La precisión de Inglaterra en una tanda impoluta, en la que anotaron todos sus lanzamientos, ha decantado una batalla que a punto estuvo de decantarse para el lado suizo con un gol en el minuto 75 que volvió a arrimar a los ingleses al precipicio de la eliminación.

Inglaterra y Suiza abrían el primero de los cuatro días de Eurocopa restantes con el objetivo de la semifinal. Los helvéticos volvían a los cuartos de final como una de las sorpresas positivas del torneo después de haber finiquitado a la vigente campeona, Italia, mientras que Inglaterra, con todo de cara para presentarse en el escenario definitivo, había decepcionado por la forma en la que superó las rondas previas.

Los 10 minutos de tanteo inicial en Düsseldorf bastaron para hacerse una idea extremadamente fiel a lo que depararía el cruce. Inglaterra tenía más balón que Suiza, pero la selección británica era incapaz de intimidar.

Suiza se mostró cómoda sin balón, en un contexto que maneja a la perfección, especialmente con selecciones de un nivel superior como el que se le presume a Inglaterra. El dominio inglés, sin llegar a ser siquiera peligroso para los helvéticos, impidio que Suiza asomase con el peligro que caracteriza a los de Murat Yakin.

La falta de amenaza de Suiza permitió que Inglaterra ganara metros, sin embargo, el juego de los Three Lions agonizaba ante la ausencia de espacio que dejaban sus rivales entre líneas.

El paso por el vestuario, lejos de dinamizar la eliminatoria, cerró aún más el panorama. El choque carecía de ritmo, de alternativas y de ocasiones. Suiza consiguió inducir el encuentro que, poco a poco, se inclinó hacia sus intereses.

El tedio que aparcó sobre el césped de Düsseldorf terminó por empapar a una Inglaterra propensa al bostezo. El marcador continuó con su marcha hacia el minuto 90, lo que empoderó a Suiza. Granit Xhaka y compañía frecuentaban cada vez con más asiduidad el campo rival con un buen número de jugadores.

Una jugada de larga elaboración, de un lado al otro hasta encontrar la profundidad con Ndoye, permitió a Suiza dar con Embolo como protagonista con un golpe que se antojaba letal a tan solo 15 minutos para el final. El ariete suizo remachó el pase de la muerte y, por momentos, puso a Suiza más allá de los cuartos de final por primera vez en su historia.

La urgencia despertó a una Inglaterra -un día más- con más individualidades que continuidad en su juego. Gareth Southgate echó mano al banquillo y Palmer, Shaw y Eze emergieron como unidad de rescate para Inglaterra.

El susto duró poco más de 5 minutos en las decenas de miles de ingleses presentes en el coliseo alemán. Inglaterra cambió el chip al instante y consiguió el oxígeno que tanto ansiaba gracias a una brillante acción de Bukayo Saka.

El extremo del Arsenal esculpió el espacio en el entramado suizo y sacó un latigazo angulado desde el pico de área. El disparo se permitió un coqueteo con el poste antes de entrar, pero Inglaterra encontró el premio en su primer intento a portería.

La corta pero intensa locura que se adueño del perezoso Inglaterra - Suiza de cuartos de final del minuto 75 al 80 se tomó un respiro y, tal y como ha sucedido en todos los enfrentamientos de la ronda, se dirigió a la prórroga.

El tiempo extra ofreció pocos suspiros para ingleses y suizos. Las escasas opciones se impusieron en el descuento de 30 minutos, que tuvo una gran oportunidad nada más arranquar con un cañonazo de Rice desde la frontal que repelió Yann Sommer con habilidad.

El miedo a perder hizo mella en las dos selecciones, que aprovecharon la prórroga para refrescar la apuesta con varias sustituciones con la mente puesta en los penaltis. A 3 minutos del desempate, el mítico Xherdan Shaqiri estampó un zurdazo directo desde el córner en la cruceta defendida por Pickford. El casi gol olímpico no solo tambaleó la portería, dio alas a Suiza, que obligó al meta británico a emplearse para aguantar a Inglaterra hasta la lotería de los 11 metros.

La figura de Pickford, uno de los emblemas de la selección inglesa, se agrandó ante la responsabilidad. A la primera, el carismático portero detuvo el lanzamiento de Akanji para abrir el camino a sus lanzadores.

De Palmer a Alexander-Arnold pasando por Bellingham, Saka y Toney, Inglaterra besó la red en sus cinco ejecuiones y liquidó sin piedad a Suiza.