La cumbre anual de la OTAN arranca este martes en la capital estadounidense. Washington ha cerrado muchas de sus calles, ha levantado vallas para impedir el acceso de los peatones a los coches oficiales y ha bloqueado edificios enteros para acoger las reuniones de los 32 líderes de la Alianza más los de otros países invitados. En esos encuentros se discutirá la adhesión de Ucrania al club, cómo defenderse del terrorismo y se dirá adiós al actual secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, que en octubre será sustituido por el ex primer ministro de Países Bajos Mark Rutte.
La agenda de los asistentes no va a dejarles un respiro. Sin embargo, en el sinfín de reuniones, bilaterales y debates programados en el 75 aniversario de la Alianza, y en el mismo lugar en el que se firmó su tratado de creación, no aparece un asunto que no solo se comentará, sino que es de vital preocupación para los miembros de la organización. Una posible victoria de Donald Trump, coinciden analistas especializados en la alianza militar, preocupa a los líderes y obligará a pensar a largo plazo su estrategia con Ucrania, pero también si podrán enfrentarse a Rusia sin las armas, el dinero y la inteligencia estadounidenses. Ya en su anterior legislatura el magnate fue muy crítico con la Alianza, humilló a sus miembros y amenazó con sacar a Estados Unidos de una unión que en su opinión le debe ingentes cantidades de dinero.
"Donald Trump genera ansiedad dentro de la OTAN"
"Washington es la fuente de recursos clave de la OTAN, y se enfrenta a unas elecciones trascendentales que podrían terminar con Donald Trump volviendo a la presidencia. Su retórica de América Primero, su animadversión contra los aliados de EEUU y su círculo de asesores, que están a favor de un giro de 180 grados en los recursos de Europa a Asia generan una ansiedad comprensible dentro de la OTAN", asegura Michael Hanna, experto en la OTAN y director del programa de EEUU del centro de estudios Crisis Group.
Son preocupaciones a las que ahora se suman las dudas sobre si Joe Biden continuará en la carrera presidencial tras la crisis que ha provocado su desastroso primer debate contra Trump. El expresidente ha subido en las encuestas después del debate televisado contra Biden mientras el actual mandatario sigue insistiendo en que no hay mejor candidato que él para concurrir a las elecciones. Pero cada vez más gobernadores de su partido, medios de comunicación y donantes le están pidiendo que dé un paso al lado. La cumbre, en ese sentido, constituirá un examen para Biden, como él mismo reconoció en una reciente entrevista en CNN. Sabe que ojos de todo el mundo estarán atentos a sus movimientos y palabras para determinar si puede seguir en el poder otros cuatro años. Y ha aceptado el reto.
Otra fuente de ansiedad, recalca el experto Hanna, es la guerra en Ucrania: Rusia está transicionando a una economía de guerra y se está preparando para una guerra de desgaste, y en ese contexto no ayuda que algunos miembros de la OTAN vayan en diferentes direcciones por razones de política doméstica. "La habilidad de los europeos de defenderse con menos América sigue siendo un debate difícil que necesitará de esfuerzos importantes. El nivel de compromiso de EEUU con la seguridad europea depende del resultado de las elecciones presidenciales", resume Camille Grand, experto del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés).
"El nivel de compromiso de EEUU con la seguridad europea depende del resultado de las elecciones"
Afrontar una posible victoria del impredecible Trump es afrontar que quizá la OTAN debería rebajar su nivel de dependencia de EEUU y transformarse en una organización más europea. En ese sentido ya se posicionó la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock. "La OTAN debe volverse más europea si quiere seguir siendo trasatlántica", afirmó la pasada semana en el Parlamento alemán, en un discurso por el 75 aniversario de la OTAN.
Durante su presidencia, Donald Trump afirmó que la OTAN estaba obsoleta y amenazó con salir de la organización. Más recientemente aseguró que, de llegar de nuevo al poder, permitiría que los rusos hicieran "lo que diablos les dé la gana" a cualquier país miembro que no esté contribuyendo lo necesario con la alianza. El expresidente fue desde el principio muy crítico con los países que, como España, no dedican al menos el 2% de su PIB al gasto en defensa -se calcula que a final de año sean nueve en total- , un nivel que se prometió alcanzar en 2014 y que al que ahora España no espera llegar hasta 2029.
No se espera que Ucrania entre aún en la OTAN
Por eso el objetivo de lanzar al presidente ruso, Vladimir Putin, el mensaje de que la OTAN es a día de hoy más grande, poderosa y fuerte que nunca después de la invasión a Ucrania se está resquebrajando. Los 38 líderes -sumando a los invitados no miembros- han empezado a llegar a la ciudad este martes mientras esa sensación de incertidumbre recorría al grupo. El principal interrogante ahora es si la Alianza podrá mantener el apoyo que viene mostrando a Ucrania si su miembro más importante podría cambiar radicalmente de posición en solo unos meses.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya mostró en la cumbre del año pasado su descontento por la poca concreción que la Alianza le ofrecía sobre cuándo podría incorporarse su país. Este año podría suceder lo mismo ya que la OTAN no está dispuesta a aceptar la inclusión de un nuevo miembro mientras esté en guerra. El Artículo 5 de la OTAN, el que determina que la fuerza armada puede utilizarse por los gobiernos miembros para restaurar la seguridad de la zona, solo se ha puesto en marcha una vez, y la Alianza no está dispuesta a lanzarse a una guerra contra Rusia.
Todos los ojos están puestos en si saldrá adelante un punto intermedio, como podría ser una declaración sobre la "irreversibilidad" de la adhesión de Ucrania a la OTAN. Sería una manera de dar un paso más hacia su membresía sin llegar a pillarse demasiado los dedos. En cualquier caso, la expectativa es que el proceso de adhesión no tenga fecha de fin y que dure años, con lo que el país de Zelenski no estaría protegido al menos mientras dure la agresión, que es su principal objetivo. Lo que se conoce como un "puente" a la adhesión consistirá, en principio, en compromisos de financiación, muchos acuerdos bilaterales de seguridad, la instalación de un representante civil de la OTAN en Kiev y el entrenamiento para soldados ucranianos.
Estos anuncios conseguirán que si Trump gana las elecciones en noviembre el terreno esté preparado para continuar ayudando a Ucrania, una manera de institucionalizar la ayuda a Kiev por parte de la OTAN. Mientras, la situación en el frente es estable pero frágil, con Rusia redoblando sus ataques contra las infraestructuras ucranianas y reactivando su industria de defensa gracias al apoyo de Irán, China y Corea del Norte.
Del lado de las amenazas a la unión de la OTAN, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, será otro de los temas sobre la mesa. Orbán ha visitado Kiev, Moscú y Pekín en lo que ha llamado una "misión de paz" para poner fin a la guerra de Ucrania, pero sus movimientos han sido ampliamente rechazados por Kiev y los líderes de la Unión Europea que han insistido en que el líder no está actuando en representación del bloque a pesar de que este semestre ostenta la presidencia del Consejo de la UE. El viernes, el secretario general de la OTAN dijo que durante la cumbre se discutirá el papel del húngaro y sus conversaciones con otros líderes. "Viktor Orbán no está representando a la OTAN en estos encuentros, está representando a su propio país", dejó claro.
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