Tenemos la fortuna en España de contar con dos de los jugadores más prometedores del fútbol mundial. Son Nico Williams y Lamine Yamal. Son hijos de extranjeros y ellos nacieron aquí, lo que es celebrado por la inmensa mayoría de los aficionados al deporte que practican, dado que defienden su camiseta y son referentes. Sólo los racistas de medio pelo y los acomplejados -con dos neuronas en algunos casos- pueden lamentar que dos futbolistas de origen africano compitan en este equipo.

Sucede que en estos días atrás hay quien los ha querido utilizar para su causa política, entre ellos, algunos de los portavoces de la izquierda política más conocidos por su incontinencia verbal. ¿Para qué mentarlos? Ya sabemos quiénes son.

Esos oportunistas polarizan la sociedad y, como han hecho siempre los gobernantes más invasivos, tratan de apropiarse de los triunfos de los compatriotas más exitosos. En este caso, los de estos dos futbolistas que, por fortuna, ganan mucho dinero gracias a su esfuerzo, no a la palabrería de políticos nocivos. El trabajo siempre es la clave. Nada provechoso suele sacarse del discurso de estos ministros, portavocillos y deslenguados.