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Es una constante, al menos en Euskadi. Fútbol y política. Irrumpe con fuerza siempre que la selección española es noticia y, más aún, si un sentimiento de identificación con ella se extiende de modo generalizado por todo el país. Lo ha hecho estos días a medida que la victoria de la Eurocopa estaba más cerca. En Euskadi su defensa se convierte en muchos casos en una herramienta de reivindicación de la identidad nacional más que de un logro deportivo. Pero su ataque, su rechazo, también. En este caso, de la identidad vasca. En los últimos días el pulso se ha vuelto a librar en el País Vasco y los datos reflejan que la campaña al ‘boicot’ que desde hace días llevaba a cabo el nacionalismo vasco no logró su objetivo.

PNV y EH Bildu vienen subrayando que el sentimiento abertzale y nacionalista representa al menos a más del 70% de la sociedad vasca, según la representación que ostentan en la Cámara vasca. Ambas formaciones, en particular sus organizaciones juveniles, habían puesto en marcha campañas contra lo que consideraron un intento de “asimilación” de la corriente en favor de ‘la Roja’ y que iba en contra de la defensa de la selección nacional vasca que reclaman ambos partidos. Por ello, hicieron un llamamiento a boicotear la final que se jugó este domingo y no ver el partido por televisión. Sin embargo, los datos de audiencia reflejan que la inmensa mayoría de sus votantes y los que no lo son no lo interpretaron del mismo modo. El País Vasco registró una cuota de pantalla del 69,8%. O lo que es lo mismo, siete de cada diez vascos que entre las 21.00 y las 23.00 horas del domingo estuvo viendo la televisión lo hizo para seguir el España-Inglaterra.

En términos absolutos se estima en 553.000 los espectadores que en Euskadi vieron lograr a la selección de Luis de la Fuente su cuarta Eurocopa. Lo hicieron además con la paradoja de que los dos goles que marcó la selección fueron obra de un jugador del Athletic Club, Nico Williams, y otro de la Real Sociedad, Mikel Oyarzabal, ambos dirigidos por un exjugador del Athletic Club. Pese al buen dato de audiencia, es cierto también que Euskadi registró un índice más bajo que la audiencia media en España, que se situó en un 78,7% de cuota de pantalla, casi nueve puntos más.

Reivindicación de la selección vasca

Tanto desde Ernai, juventudes de Sortu, como desde EGI, juventudes del PNV se lanzaron campañas por redes sociales y se difundió a través de pancartas y pintadas reivindicaciones en favor de la selección vasca de fútbol y en contra del combinado español. “Geurea, euskal selekzioa!” (La nuestra, la selección vasca) fue el lema de la izquierda abertzale. En el PNV optaron por reivindicar una selección propia para no caer en la “asimilación” española. Las juventudes jeltzales incluso convocaron ‘kalejiras’ a la hora del partido y actos en contra de la colocación de pantallas gigantes “con el dinero de todos” para que se pudiera seguir la final de la Eurocopa en ciudades como Vitoria o San Sebastián, donde el Consistorio, gobernado por el PNV, accedió a colocar una pantalla en la explanada de Anoeta, junto al Reale Arena, el campo de la Real Sociedad, el club que más jugadores ha aportado a la Euro 2024.

En Bilbao, en cambio, pese a aportar también tres jugadores al combinado de De La Fuente, el Ayuntamiento se opuso a instalar una pantalla. La iniciativa particular del PP, autorizada por el consistorio, sí permitió que finalmente hubiera pantalla para seguir el partido. En todos los casos la afluencia de público fue numerosa, si bien alejada de las grandes concentraciones de público de otras ciudades.

En las horas previas al partido se vivieron algunos incidentes que reflejan el clima de hostilidad en el que aún se desarrollan este tipo de acontecimientos deportivos en los que está implicada la selección española. En la Plaza de la Constitución de San Sebastián unos jóvenes arrancaron una bandera de España que portaba una joven y a la que recriminaron por portarla. Sólo la intervención de la Ertzaintza permitió que recuperara la bandera.

En Elorrio la madrugada del sábado al domingo una pancarta rechazaba la “asimilación” de la selección española y junto a ella una pintada llamaba “traidores” a los jugadores de la Real Sociedad, Mikel Merino y Mikel Oyarzabal, ambos autores de goles clave en la Eurocopa. A lo largo de numerosas localidades vascas también diversas pancartas se posicionaban en contra del apoyo a la selección española.

El precedente de la Eurocopa 2020

El rechazo ya se vivió de modo intenso hace unos años, cuando San Mamés fue elegida una de las sedes de la Eurocopa 2020. En el campo bilbaíno debía jugar la selección española, hecho que recibió fuertes críticas de algunos sectores del PNV y frialdad de otros, y una crítica feroz desde la izquierda abertzale, contraria a que la capital vizcaína acogiera el evento deportivo. La entonces concejal de EH Bildu, Jone Goirizelaia llegó a hablar de un intento de “colonización” y las juventudes del entorno radical activaron charlas y actos para movilizar a la juventud vasca en contra de su celebración. Finalmente, la pandemia y los elevados niveles de control sanitario fijados en la desescalada por el Gobierno vasco hicieron que la UEFA sacara a San Mamés de la lista.

El PNV concibe el deporte como un “factor de proyección internacional de Euskadi”. Un escaparate para defender su identidad propia y que tiene en el deporte una vía amable para enarbolar aspectos como el derecho a decidir. En las últimas elecciones municipales del pasado 21 de abril en su programa electoral incluyó promesas como la creación de un argumentario jurídico con el que acudir a las instituciones deportivas competentes en cada federación y deporte “para que respalden la oficialidad de las seleccione vascas”. El partido del actual lehendakari Pradales también quiere crear una entidad para coordinar y representar a todas las selecciones vascas para avanzar hacia la oficialidad. El tercer pilar será la celebración de grandes eventos de carácter internacional y con gran impacto “como oportunidad de desarrollo de nuestra identidad nacional y de proyección exterior de Euskadi, consolidando la marca Euskadi Basque Country”.

En la izquierda abertzale el fútbol, el deporte en todas sus disciplinas, también se ha sabido aprovechar y exprimir políticamente. Lo hicieron con el último partido de la Selección vasca y el pasado verano, junto con el PNV, explotando el paso del Tour de Francia por Euskadi y el País Vasco francés para enarbolar ikurriñas y mensajes en favor del reconocimiento de la nación vasca y su derecho a decidir. En su programa electoral EH Bildu se comprometió a “profundizar en las labores a favor de la oficialidad de las selecciones vascas”. Incluso señalaba que entablará “conversaciones” con el Consejo Superior de Deportes para que los equipos vascos puedan competir oficialmente. Añadía que reactivará y actualizará “el proyecto para estructurar el Marco de Competición Oficial de Euskal Herria”.