Como una especie de meca cultural y arquitectónica que emerge de entre la Región de los lagos, la ciudad finlandesa de Jyväskylä es en uno de los grandes puntos de referencia para conocer la riqueza patrimonial de un país como Finlandia.

También conocida como la Atenas finlandesa, esta pequeña urbe bañada por más de trescientos lagos se ha convertido en un lugar de peregrinaje obligado para todos los amantes del diseño y la arquitectura, gracias a su más ilustre representante, el arquitecto Alvar Aalto.

Ubicada al norte del lago Päijänne (el segundo más largo del país), los lagos y ríos constituyen el 20,1% (295 km²) del área total de la ciudad. En ella viven cerca de 150.000 habitantes, de los cuales un alto porcentaje de ellos son estudiantes, haciendo de la ciudad una referencia de efervescencia cultural gracias a la cual se ha ganado su analogía con la capital griega.

Jyväskylä, una ciudad bajo la influencia de Alvar Aalto

Vayas a donde vayas, esta ciudad respira la influencia aaltiana por los cuatro costados, desde el Teatro municipal hasta el Edificio del club de los trabajadores, pasando por algunas de sus construcciones más emblemáticas como el Ayuntamiento de Säynätstalo, la Universidad de Jyväskylä o el museo que el propio Aalto diseñó para honrar su legado. Sin olvidar la casa experimental en Muuratsalo, a la que solo se puede acceder en verano, navegando a través del lago en el icónico bote que construyó el arquitecto, irónicamente bautizado como Nemo propheta in patria (Nadie es profeta en su patria).

Y es que, al principio de su carrera, cuando Helsinki no le dio la oportunidad para desarrollar sus ideas, aquel joven arquitecto que guardaba un bello recuerdo de su etapa como estudiante en la capital de Finlandia Central, regresó para establecer su estudio. Allí, junto a su inseparable esposa y socia Aino, los Aalto asaltaron la cima de la arquitectura moderna, haciendo de Jyväskylä su gran centro de operaciones. De hecho, esta Atenas finlandesa puede presumir, con 29 construcciones, de ser la ciudad donde se encuentran la mayor cantidad de obras del arquitecto.

Ayuntamiento de Säynätstalo, el edificio emblema de la arquitectura de Aalto

No deja de ser curiosamente esclarecedor que una de las obras más importantes y representativas de su carrera sea el Ayuntamiento de Säynätstalo, un pequeño municipio maderero situado en una isla del lago de Päijänne.

En este edificio, Aalto puso en práctica las claves técnicas e ideológicas que definen su forma de entender la arquitectura. Enamorado de la cultura renacentista de la Toscana, el arquitecto diseñó para este municipio un ayuntamiento que nos habla de la sacralización de la democracia.

La obra tiene muy presente la proporción humana como eje central para el funcionamiento democrático de la sociedad. Por eso diseñó este edificio como punto de encuentro con una especie de piazza en el centro y espacios destinados al uso común como una biblioteca o comercios locales. Se trata del primer edificio donde puso en práctica el uso de ladrillo rojo y madera de pino finlandés como materia prima principal, haciendo que los grandes ventanales reflectasen en ellos una luz cálida y acogedora.

Sin grandes lujos, pero con la ambición siempre presente de ofrecer espacios cómodos e integrados en la naturaleza, Aalto diseñó para las puertas manillares de cuero, haciendo de la experiencia de pasear por sus interiores un placer sensorial completo. En la primera planta del edificio principal, la visión panorámica que muestran los ventanales, siempre decorados por la presencia de vegetación, ofrece una sensación de amplitud en la que la dimensión humana es la medida de todo.

Sin embargo, en la planta superior, donde está se encuentra el pleno municipal, la sensación de estar en una especie de templo, con altos techos y una luminosidad contenida, ejemplifican de manera magistral esta idea de sacralización de la democracia.

Desde los años 90, con la absorción del municipio como parte del área metropolitana de Jyväskylä el edificio ha perdido su condición de ayuntamiento, pero sigue funcionando como centro cultural con exposiciones y actividades. Además, habiéndose convertido en lugar de peregrinación obligado para los seguidores de Aalto, ofrece la posibilidad de dormir, por unos 90 euros la noche, en las habitaciones que Alvar y Aino utilizaron durante su estancia en Säynätstalo.

Una región para encontrar la autenticidad finlandesa

Más allá del legado de Aalto en Jyväskylä, que se encuentra en trámites para engrosar la lista de patrimonio mundial de la Unesco, la región es un lugar muy especial para conocer la esencia del país. Desde un punto de vista didáctico, el Museo de Finlandia Central ofrece un recorrido histórico en el que conocer de primera mano las costumbres y la evolución de una de las áreas más auténticas del país nórdico.

Además, esta región, como paradigma de la riqueza medioambiental finlandesa, geográficamente supone un auténtico paraíso para los amantes de las actividades al aire libre. En función de la época del año, los lagos ofrecen un amplio abanico de posibilidades: piragüismo, natación, pesca, patinaje o inmersión en el hielo. Por su parte, los cuatro parques nacionales que rodean la zona invitan a recorrer sus bosques y montañas.

Una de las experiencias que mejor ejemplifican el legado de la tradición y la esencia de Finlandia se encuentra a unos quince minutos en coche del centro de Jyväskylä. En la isla de Haapasaari, una reserva natural protegida en el corazón del lago Päijänne, un complejo de casas de verano al estilo tradicional, algunas de ellas con más de cien años de antigüedad, llamado Savutuvan Apaja.

Allí, aparte de un restaurante donde se cocina lo mejor de la gastronomía finlandesa, se puede experimentar el plan finlandés por excelencia: la sauna y el baño en el lago.