El entorno del presidente ya se plantea una fecha para las elecciones generales: el mes de marzo. Aunque Pedro Sánchez sigue empeñado en asegurar en público que su intención es agotar la legislatura -como efectivamente lo es- la presión del independentismo catalán y el desgaste sufrido por el Gobierno en sus cien primeros días han llevado a plantearse seriamente ese plazo para evitar que el PSOE pierda el puesto de primera fuerza política del país que le dan todas las encuestas desde la moción de censura de junio.
Con este planteamiento, Sánchez cede ante el sector de su Gobierno y del partido liderado por José Luis Ábalos que le presionan con la necesidad de celebrar un adelanto electoral "cuanto antes". En este sentido, la dirección del PSOE incluso sondeó la posibilidad de celebrar las elecciones generales de forma conjunta con las inminentes elecciones andaluzas, a lo que Susana Díaz se ha negado en rotundo para evitar que el desgaste del Gobierno de Sánchez se convierta en un "lastre". Por este motivo, el PSOE-A guarda absoluto secretismo sobre la fecha de la convocatoria electoral -que posiblemente anunciará la próxima semana- y no informa a Ferraz de sus intenciones.
Por su parte, el presidente sigue empeñado en mantener una imagen de estabilidad institucional hasta el día en que se anuncien las elecciones. Con ese objetivo aseguró el lunes durante la reunión de su Ejecutiva en Ferraz que pretende "llevar la legislatura hasta el final" y seguir "nuestra agenda del cambio" a pesar de la crisis de sus ministros, de su tesis doctoral y el incendio creado ayer por Quim Torra con sus amenazas de retirarle el apoyo parlamentario si no negocia la celebración de un referéndum en Cataluña.
En este sentido, Torra respondía al único lapsus público que Sánchez ha mantenido sobre la fecha de las elecciones desde que llegó al poder. Durante una entrevista en la sede de la agencia Reuters en Nueva York el jueves pasado, el presidente del Gobierno reconoció que se encontraba en manos de los independentistas. Aunque reiteró que su intención es estirar su mandato hasta 2020, admitió que le será imposible sin la colaboración de las delegaciones del independentismo en Madrid. "Si los independentistas priorizan el conflicto, entonces game over, iremos a elecciones”, aseguró.
Preguntada por esas declaraciones y la respuesta de Torra ayer, cuando amenazó a Sánchez con retirarle ese apoyo, la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, guardó silencio. "El Gobierno sigue determinado en su acción de Gobierno, continuar con los recursos abiertos para que el dialogo prospere y superar el conflicto. Por un lado va la retórica cargada de emoción del President, pero por otro van los hechos, las reuniones bilaterales, las comisiones que están dando sus frutos. Hay muchas personas en Cataluña, incluso en el seno de los independentistas, que quieren encontrar la salida al laberinto y en eso está el Gobierno de España", explicó.
Con esas palabras, Celáa mostraba la esperanza del Ejecutivo en que las grietas surgidas dentro del PDeCAT y entre ese partido y ERC permitan la pervivencia del Gobierno socialista. En la Moncloa están convencidos de que la operación diálogo con Cataluña está dando sus frutos y contribuyendo a la división interna del independentismo que se manifestó durante la gestión de los altercados producidos durante el primer aniversario de la consulta ilegal del 1-O.
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