El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado que no se presentará a las elecciones a solo 107 días de las mismas. Después de soportar durante semanas una fortísima presión por parte de congresistas, senadores y donantes de su partido, el candidato este domingo ha dado un paso al lado. Desde hacía días la discusión había dejado de ser si Biden se apartaría de la carrera presidencial para pasar al cuándo lo haría, porque este fin de semana se habían multiplicado los demócratas que, en cartas públicas, le pedían que dejase paso a otra persona.

El líder de la potencia mundial, de 81 años, ha mantenido hasta el último momento que no había nadie mejor que él para derrotar a Donald Trump. Que tenía que terminar el trabajo ya comenzado, que lo del debate solo había sido una mala noche. Que no sufría ninguna enfermedad, que los médicos no le han diagnosticado nada y que si así sucedía, se retiraría. Que las encuestas no daban un mejor resultado a ningún otro demócrata, por lo que no estaba nada clara la necesidad de reemplazarlo. "No me voy a ninguna parte", dijo hace solo dos semanas, en la fiesta que organizó en la Casa Blanca por el Día de la Independencia. Según fuentes cercanas al presidente, que citan varios medios estadounidenses, incluso en la noche del sábado Biden estaba convencido de seguir adelante.

Pero ahora la pregunta más importante a responder no es qué ha llevado a Biden a cambiar de opinión, sino a quién escogerá el Partido Demócrata para sucederlo en la carrera presidencial. El presidente ha dado este domingo su apoyo a su vicepresidenta, Kamala Harris, pero eso no la convierte automáticamente en candidata. Aunque Biden ganó las (mini) primarias de su partido, todavía no había sido oficialmente designado como el nominado para las elecciones. Eso era algo que tenía que suceder en la convención demócrata de finales de agosto en Chicago, por lo que todavía puede pasar cualquier cosa.

El partido se vuelca en mostrar su apoyo... con algunas ausencias

Justo después de conocerse la decisión de Biden, importantes miembros de su partido han mostrado su apoyo a Kamala Harris. Ha sido el caso de Bill y Hillary Clinton, presidente y candidata a presidenta del país; del senador por Virginia Mark Warner; de la senadora Elizabeth Warren y la congresista Pramila Jayapal, la primera india americana en servir en la cámara. "Es el momento de apoyar a Kamala Harris y de luchar con todo lo que tenemos para que salga elegida. El futuro de Estados Unidos depende de ello", reza el comunicado de los Clinton.

Otros importantes nombres son los de los representantes Jim Clyburn, de Carolina del Sur; la senadora por Washington Patty Murray y la senadora Amy Klobuchar, de Minnesota. Esta última compitió contra Biden y contra Harris en las primarias de 2020 y ha dicho en la televisión CBS que Harris "es una líder increíblemente fuerte" y una "buena persona.

Pero un silencio atronaba por encima de todas las muestras de apoyo. El expresidente estadounidense Barack Obama publicó un comunicado en el que agradeció a Biden su sacrificio, sin mostrar su respaldo a Harris ni a ningún otro candidato. "Confío en que los líderes de nuestro partido serán capaces de crear un proceso del que salga un candidato", ha escrito en una publicación en Medium. Del mismo modo, la exportavoz en el Congreso de los demócratas Nancy Pelosi tampoco ha respaldado a la vicepresidenta.

Los donantes también tendrán un papel muy importante en la decisión. Uno de los más relevantes, el emprendedor e inversor Reid Hoffman, tuiteó su apoyo a la afroamericana, lo que a media tarde del domingo hacía parecer que la formación designaría automáticamente a Harris como candidata, en lugar de arrancar un nuevo proceso.

Dos escenarios: que el Partido la apoye o que no tenga competencia

Que Harris sea la candidata es lo más lógico. Es la opción continuista, la que daría menos problemas en lo relativo a las donaciones a la campaña de Biden y la que representaría mejor que el partido está unido. La alternativa, abrir a solo tres meses de las elecciones un proceso de primarias que obligue a varios candidatos a enfrentarse entre sí podría abrir una brecha en los demócratas muy difícil de cerrar de cara a las votaciones, aunque a día de hoy parezca que sea lo que algunos prefieren.

Sin embargo, otra opción es que no existan contrincantes para Harris. Cuando el partido empezó a presionar para que Biden abandonase la carrera, los nombres que salieron a relucir como sustitutos fueron sobre todo cuatro. El de Harris, la vicepresidenta; el del gobernador de California, Gavin Newsom; la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, y su homólogo de Illinois, J.B. Pritzker. Y una, Whitmer, ya ha dicho a Bloomberg que ella no pretenden enfrentarse a Harris de cara a la nominación.

Newsom ya ha dicho en repetidas ocasiones que apoyaba a Biden y que no se presentaría en un hipotético proceso de nuevas primarias, pero en el comunicado que publicó este domingo no apoyó a Harris. Y Pritzker, el billonario conocido por ser miembro de la familia dueña de los hoteles Hyatt, hizo lo mismo, dejando caer que trabajará "todos los días" para que Trump no gane en noviembre pero sin especificar apoyos ni si estaría dispuesto a ser el candidato. No obstante, si en los próximos días los posibles candidatos decidieran respaldar a la vicepresidenta, su camino a las elecciones sería mucho más sencillo y el partido podría disfrutar de un verano sin demasiadas complicaciones.