La historia de David Valero (Baza, 1988) es de las que hacen honor al espíritu olímpico. Su talla, roza los 190 centímetros, y su estado de forma, no le sobra un ápice de grasa, son imponentes y hablan de un deportista de super élite. La manera en la que interactúa y se expresa es la de un tipo normal que simplemente está enamorado de su trabajo y de su familia. Como si no fuera medallista olímpico.

Un sorprendente bronce sumó el segundo metal al medallero de España en Tokio y supuso un click en el ciclista granadino: "Mi día a día mi vida ha cambiado bastante desde entonces. Cuando vas a cualquier lado eres David Valero, medallista olímpico. Fue un antes y un después en mi carrera deportiva. La medalla me ayudó y me dió la personalidad y la tranquilidad necesarias para seguir consiguiendo resultados y buscando nuevos retos. Fue un día increíble y mi vida desde entonces ha sido inmejorable", señala en conversación con El Independiente David Valero, embajador de Allianz en el estreno del documental 'Ready, París, Go', que narra el sueño olímpico de cuatro deportistas.

El éxito logrado en el país del sol naciente encumbraba una carrera que, como la especialidad de Mountain Bike XCO, ha estado marcada por un pedaleo incesante en el que ha habido que afanarse para superar el fango.

Después de no haber despuntado en categorías inferiores, Valero goza de un currículum privilegiado: nueve veces campeón de España, noveno en Río de Janeiro 2016 o subcampeón del Mundo en 2022 son algunos de los logros de una carrera que alcazó el techo en Tokio 2020. Al menos por ahora: "Ya no puedo ir de tapado. Después de estas últimas temporadas no parto como favorito porque el nivel en Mountain Bike ha subido muchísimo. De los 36 que corremos cualquiera puede ganar. Nos conocemos todos y sabemos los puntos débiles de cada uno vamos a intentar jugar esas cartas", explica Valero, que en Japón protagonizó una remontada de videojuego que le sirvió para pasar de la trigesimoquinta a la tercera posición.

Valero afronta la cita gala con un empaque distinto al de sus anteriores experiencias olímpicas: "Sé a lo que voy. En estos dos últimos meses conoces perfectamente a lo que te vas a enfrentar y qué pasos hay que seguir. De cara al mes final solo queda perfilarte un poco más y a falta de 10-15 días tiene que estar todo conseguido. Que solo quede optimizar el estado de forma, pero sobre todo estar mentalizado de que el 29 de julio hay que estar al 100%".

"¡David acuérdate de tu hijo! ¡Vas a hacer historia!" gritaba un auxiliar de Valero en un momento único, a un paso de conquistar la gloria en Japón. "Mi hijo ahora tiene seis años. Cuando vine de Tokio era muy pequeño y ahora se da cuenta de todo. Está siempre viendo vídeos míos con la bicicleta, le gusta la bici y el ambiente alrededor de las competiciones. De cara a París va a ser consciente de todo", señala ilusionado David Valero, que confía en que su familia, presente en París, le de "ese último aliento y ese empujón que es tan importante cuando llevas el cuerpo y la mente al límite".

A sus 35 años, Los Ángeles 2028 queda lejos en horizonte de Valero, que no descarta disputar sus cuartos Juegos: "No sé si París serán mis últimos Juegos Olímpicos. Voy a continuar como profesional y compitiendo, pero de aquí a 2028 queda mucho y todo dependerá de la salud, la energía y de cómo vengan los chavales apretando desde abajo".

La pasión que condujo a David Valero al bronce en Tokio se mantiene intacta para París, que a pocos días de la cita ocupa prácticamente toda su atención. El presente pone al ciclista ante uno de los mayores retos de una trayectoria que aspira a agrandar: "Lo más complicado tras la medalla olímpica es buscar otra vez esa motivación. Decir 'quiero seguir luchando' es lo más difícil. Una vez que coges rutina te refuerzas y recuerdas por qué lo haces y ves que hay energía para más", concluye.