El canal de Vaires-sur-Marne ha sido testigo de un final cruel para Miquel Travé, el joven palista de 24 años que se ha quedado sin metal en la modalidad de C1 eslalon cuando realizaba una bajada que, de no haberse arruinado con un ligero toque a una de las puertas, le habría colgado la plata.

Miquel Travé surfeaba las aguas del canal olímpico francés en primer lugar hasta que un error sumó una penalización trágica para sus aspiraciones. El toque distrajo a Travé, que se quedó atascado en un remonte.

El español, debutante en la cita olímpica, echó el resto para recuperar en el tramo final el tiempo perdido; sin embargo, el esfuerzo no fue suficiente y Travé marcó el cuarto mejor tiempo que luego superó con autoridad el ídolo local, Nicolas Gestin, plata en Tokio 2020 y oro en París 2024.

"Ahora mismo estoy jodido. No es fácil estar tan cerca y que se escape, pero este es el juego y hemos venido a jugar", declaró ante los medios de comunicación. "Es cruel, es así. No es injusto ni justo. Al final, el mejor del mundo puede perder y el peor del mundo puede ganar. Esta vez me ha tocado bajarme a mí del podio", añadió.  "Creo que cuando lo vea un poco mejor, con perspectiva, voy a ver que en los primeros Juegos Olímpicos, poder estar quinto es un buen resultado, pero ahora mismo duele", afirmó. "Ahora mismo me quedo insatisfecho y eso es lo que me importa. A Los Ángeles voy a ir con más hambre", concluyó.

Travé ha realizado su bajada en el penúltimo turno con el conocimiento de que podía asegurar la medalla si lograba meterse entre los dos primeros, pero el palista, que mandó un mensaje clave en la semifinal, donde después de una bajada prácticamente perfecta marcó el segundo mejor tiempo de la ronda, no pudo concretarlo en la gran final.

Natural de La Seu d'Urgell, Travé, de 24 años y cuarto del ránking mundial, es hijo del entrenador español en los Juegos de Atlanta 1996.