El torero sevillano Paco Camino, máxima figura en el mundo del toreo, ha fallecido esta madrugada en el Centro Hospitalario de Navalmoral, a la edad de 83 años. El Niño Sabio de Camas, como se le conocía, es el torero que más orejas ha cortado en una misma tarde en Las Ventas, cuando, en junio de 1970, logró ocho en la corrida de la Beneficiencia.

Nacido en Sevilla en diciembre de 1940, Camino se reveló como niño prodigio del toreo a la temprana edad de doce años, debutando con picadores en 1958 en Zaragoza. Dos años después, en abril de 1960, el Sabio de Camas se instaló en la primera fila de los matadores, lugar que no abandonaría hasta su primera retirada el 1 de abril de 1979.

El que consiguió abrir la Puerta Grande de Las Ventas en 12 ocasiones —sólo superado por El Viti—, manejó el capote, la muleta y el toreo al natural, valiéndose como uno de los mejores estoqueadores de la historia. En México, a base de grandes faenas, su fama lo elevó al nivel de Manolete, siendo uno de los toreros "consentidos".

Con cierta gracilidad, y sin perder la elegancia, el diestro sevillano dominó todo tipo de embestidas sin esfuerzo aparente. El toreo, en sus manos, era un juego de niños, y así lo hizo ver a lo largo de sus 1.456 paseíllos como matador de toros. Por ello, en los años 60 y 70, formó, junto a El Viti y Diego Puerta, la Santísima Trinidad del Toreo, el cartel más repetido.

La tauromaquia le dio y le quitó todo: vio morir a su hermano Joaquín en las astas de un toro, cuando este toreaba a sus órdenes en Barcelona; sufrió en competición más de treinta percances, el más grave en 1980, año de su reaparición, con una cornada que le afectó en el cuello y el tórax... Pero Camino no desistió.

El maestro se mantuvo en activo hasta septiembre del 82, año en que colgó el capote, vistiéndose una única vez más en 1987, para darle la alternativa a su hijo Rafael en el anfiteatro romano de Nimes (Francia), su última aparición en los ruedos.

Después de ser sometido a un trasplante de hígado y tras haber vendido su ganadería de sangre Santa Coloma a un empresario mexicano, el torero se refugió en su finca cacereña "Los Camino", en la comarca de la Vera. Allí, rodeado de su familia y amigos, Paco Camino encontró la paz y el descanso que anhelaba. El reposo de una leyenda no solo de la tauromaquia, sino de la cultura en España.