El discurso de Simón Bolívar en 1819 ante el Congreso de Angostura resuena inquietantemente en la crisis actual de Venezuela. Bolívar advirtió que la concentración del poder en una sola persona puede llevar al colapso de gobiernos democráticos y subrayó la necesidad de elecciones periódicas para prevenir la corrupción y el abuso de poder. En el siglo XXI, la situación bajo Nicolás Maduro parece encarnar esos temores históricos. Las acusaciones de manipulación electoral y represión política en Venezuela reflejan una clara violación de los principios democráticos que Bolívar defendió hace más de dos siglos.

La falta de elecciones libres y justas, junto con la permanencia de Maduro en el poder, ha llevado a varios países, incluidos Argentina, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Chile, a desconocer el resultado de las recientes elecciones. Maduro, en respuesta, solicitó la retirada de los cuerpos diplomáticos de estos países.

Chile ha mantenido una relación internacional tensa con Venezuela, caracterizada por un escaso intercambio comercial. Aunque el ex presidente Sebastián Piñera decidió mantener una representación diplomática en Caracas, su postura crítica hacia el régimen de Maduro le otorgó un carácter más simbólico que funcional. Algunos expertos sugieren que la actual crisis migratoria en Chile, con la proliferación de venezolanos ilegales involucrados en el crimen organizado, tiene sus raíces en esta conflictiva relación.

Con el cambio de gobierno en Chile, la derecha recibió con escepticismo la posibilidad de mejorar las relaciones con Venezuela, dado el historial de afinidad del entonces diputado Gabriel Boric con el régimen de Maduro. Durante su tiempo en el Parlamento, Boric fue un firme defensor del régimen venezolano, elogiando su legado y políticas en sus redes sociales. Sin embargo, su postura ha sido objeto de intensas críticas y ha demostrado ser volátil a lo largo de la última década.

El conflicto entre ambos se agravó cuando Maduro intervino en la política chilena tras el triunfo del "rechazo" en el plebiscito por una nueva constitución, proyecto apoyado por Boric. Maduro acusó a Boric de carecer de "liderazgo firme, claro y creíble", un comentario que provocó una fuerte irritación en el presidente y en el oficialismo chileno.

Un reciente incidente resalta las serias dificultades en la coordinación migratoria entre Chile y Venezuela. Un avión destinado a transportar deportados quedó "literalmente" a la deriva, incapaz de aterrizar en Venezuela. Este episodio subraya la gravedad del problema y las crecientes tensiones entre ambos.

A estas alturas, las relaciones estaban deterioradas. Boric comenzó a enfatizar el respeto a los derechos humanos durante sus giras internacionales, una postura que reflejaba su compromiso personal y se alineaba con las banderas del Frente Amplio, su coalición. Esta defensa intensificó la brecha con el régimen de Maduro, conocido por sus violaciones a los derechos fundamentales.

La política venezolana es crucial para Chile por la necesidad de coordinar esfuerzos con el gobierno de Maduro para abordar la migración irregular y el crimen organizado"

Aunque las recientes declaraciones del presidente Boric, al calificar los resultados de las elecciones en Venezuela como "difíciles de creer", sorprendieron internacionalmente, también tuvieron un impacto local. La defensa de Boric de los derechos humanos ha causado tensiones con aliados clave como el Partido Comunista, que ocupa roles cruciales en su gobierno, incluyendo la vocería de Camila Vallejo. A su vez, el Partido Comunisa ha mostrado solidaridad con Maduro, agravando aún más la crisis.

En respuesta, la derecha chilena ha exigido acciones concretas más allá de los simbolismos. Renovación Nacional (RN) ha instado a Boric a tomar medidas decisivas, incluyendo la remoción de autoridades vinculadas al Partido Comunista.

A pesar de las presiones internas y externas, Boric mantiene firme su posición, especialmente tras la expulsión del cuerpo diplomático chileno, calificando los argumentos de Maduro de "inverosímiles" y denunciando "una profunda intolerancia a la divergencia", lo que amplifica aún más el conflicto.

El verdadero desafío para Gabriel Boric trasciende sus declaraciones. La política venezolana es crucial para Chile, no solo por los 500.000 venezolanos residentes en el país, sino también por la necesidad de coordinar esfuerzos con el gobierno de Maduro para abordar la migración irregular y el crimen organizado. Las recientes dificultades en las relaciones con el régimen chavista resaltan la complejidad de la situación. Ahora, la clave es cómo manejará estos desafíos y qué impacto tendrán en su política interna y en sus relaciones internacionales.


Paola Sepúlveda es periodista, docente y Master MKT Político UAB.