Que la única reacción por parte del Gobierno y del PSOE al enésimo espectáculo de Carles Puigdemont, esta vez en España, fuera un tuit del ministro de Transportes, Óscar Puente, arremetiendo contra el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no hizo más que acrecentar el clamoroso silencio que los socialistas mantuvieron durante casi toda la jornada. Tanto Moncloa como Ferraz permanecieron silentes. Móviles desconectados, mensajes sin respuesta, secretarios de estado para la Comunicación que no comunicaban nada... La mayor parte del país asistía con una mezcla de bochorno y estupor al discurso y a la reincidencia fugitiva del ex presidente de la Generalitat y líder de Junts ante un Ejecutivo desaparecido.

No fue hasta las 19,45 horas, apenas unos minutos después de producirse la votación que invistió a Illa nuevo presidente autonómico, que Pedro Sánchez rompió su silencio a través de X, pero sólo y exclusivamente para felicitarle. "Hemos trabajado juntos en las circunstancias más adversas. Sé de tu amor por Catalunya. Conozco tu templanza, sentido común y capacidad de trabajo. Justo lo que necesita Catalunya", decía el jefe del Ejecutivo. Y agregaba: "serás un gran President. Catalunya gana, España avanza.¡Enhorabuena, @salvadorilla!".

Le siguieron en cascada y por la misma vía, María Jesús Montero, Félix Bolaños, Pilar Alegría, José Manuel Albares e Isabel Rodríguez, entre otros ministros, pero nada de ese gran elefante en la habitación que es el dos veces fugado Carles Puigdemont.

Hasta Puente optó por acabar borrando su tuit de la mañana en el que ponía el foco en el líder del PP, sin ninguna alusión al juego de confusiones en torno a la fallida "operación Jaula" para detener a un prófugo de la Justicia reclamado nada menos que por el Tribunal Supremo. Recordaba Puente una antigua información sobre el convencimiento de Feijóo de que el presidente del Gobierno acabaría dejando caer a Salvador Illa para apoyar la investidura de un Carles Puigdemont amnistiado. En réplica, el ministro de Transportes escribió "tápate un poco Alberto. Y cuando te preguntes por qué la gente no te toma en serio, haz un pequeño repaso de las tonterías que has dicho desde que eres líder del PP".

El ministro Óscar Puente borró un tuit contra Feijóo

No era el tuit más faltón del ministro, de verbo y gatillo fácil en X, pero lo acabó borrando acaso para cumplir con la consigna de desaparecer del escenario y dejar sobre Illa el poco foco político, mediático y social que no estaba pendiente del paradero de Puigdemont después de pronunciar un discurso incendiario en el que apeló al derecho de autodeterminación y a la legalidad de la simulación electoral del 1-O de 2017, sin dar un solo paso atrás.

Acaso no querían enfadar al líder de Junts, del que depende, a fin de cuentas el voto de siete diputados que se antojan fundamentales para asegurar la continuidad de la legislatura de Pedro Sánchez. De hecho, uno de los primeros aspectos en los que se detuvo el nuevo presidente de la Generalitat durante su discurso de investidura fue en la defensa cerrada de la ley de Amnistía y la necesidad, a su juicio, de que se implemente en su literalidad, lo que haría del prófugo un hombre sin cuentas con la Justicia.

Interior delegó en los Mossos el dispositivo y la detención

Sólo el Ministerio del Interior dio señales de vida ayer, eso sí, para remitir a los Mossos, que, en calidad de "policía integral, es la que se ocupaba del dispositivo y de la detención" del ex presidente de la Generalitat y líder de Junts, indicaron fuentes de este departamento a El Independiente. Lo único que trascendió, una vez confirmado que Puigdemont estaba en paradero desconocido tras 'desvanecerse' ante varios cientos de personas, fue el malestar del Gobierno con la actuación de la policía autonómica, según publicó eldiario.es.

La agenda del Ejecutivo este 8 de agosto se limitaba al viaje del ministro de Presidencia y de Justicia, Félix Bolaños, a París para seguir distintas competiciones de los Juegos Olímpicos con presencia de deportistas españoles, donde permanecerá hoy. No estaba agendada, en cambio, la presencia del ministro de Industria, el catalán Jordi Hereu, en la tribuna de invitados del Parlament, aunque solo se dejó ver fugazmente en la sesión de mañana. Una representación sucinta y muy descafeinada. Lo lógico es que hubiera acudido a la misma, como poco, el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, en razón a sus competencias gubernamentales. Acaso lo haga el día que Illa tome posesión de su cargo.

No acudió ningún miembro de la ejecutiva federal del PSOE al debate de investidura

Además, ningún miembro de la ejecutiva federal del PSOE se desplazó a Barcelona, ni siquiera el negociador con Puigdemont y secretario de Organización de Ferraz, Santos Cerdán, ni, mucho menos, la vicesecretaria general y quien deberá asumir la negociación del nuevo pacto fiscal en calidad de ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cesión que negó una y otra vez.

Ausencias significativas que se comparecen poco con la apuesta de Sánchez por el líder del PSC, hasta el punto de haber ligado su suerte política a la del catalán. Contrastaba fuertemente con el despliegue de Junts. Junto a la presidenta de esta formación, Laura Borrás, se sentaron en la tribuna de invitados el hombre con el que empezó todo, Artur Mas, así como Quim Torra. Una demostración de cierre de filas en torno al 'presidente en el exilio' del imaginario independentista.

Bajo perfil de sumar quien también calló sobre Puigdemont

También desde Sumar optaron por ponerse de perfil. Ni la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ni el resto de los ministros de Sumar hicieron una valoración ni del encendido discurso de Puigdemont ni de su segunda huida, aunque sí felicitaron a los comunes una vez se produjo la votación de investidura. La única voz discordante de ese mundo fue la de un ex ministro, también catalán, que ocupó la cartera de Universidades entre 2021 y 2023, Joan Subirats, quien recordó una ya legendaria frase de Josep Tarradellas: "Cuando ya se veía el final del franquismo, y le preguntaron qué pensaba hacer, dijo: 'Tratar de no hacer el ridículo'. La política catalana está en el límite del ridículo institucional, cuando los límites sociales son cada vez más preocupantes y urgentes", escribió en la red social X.

Para mañana la agenda gubernamental no es mucho más esclarecedora. Salvo cambio de planes, Moncloa y Ferraz mantienen su perfil bajo, caso inexistente. Desde que ERC anunció el pacto fiscal, el pasado 29 de julio, sólo se pudo conocer la valoración que del mismo hizo la ministra portavoz, Pilar Alegría, con una oda al diálogo. Desde entonces la norma ha sido la bunkerización, el más escrupuloso de los silencios, la cerrazón, y ayer no fue distinto.