Van a cumplirse 96 años del llamado Milagro del Vístula. Los bolcheviques se habían propuesto anexionarse Polonia y pronto se plantaron a las puertas de Varsovia. Fijaron el 15 de agosto, el día de la Asunción para conquistar la ciudad. Sin embargo, el mariscal Józef Piłsudski les sorprendió con un contraataque desde el sur sobre los puntos débiles del Ejército Rojo, que tuvo que emprender la retirada. Los creyentes aseguran que la patrona de la ciudad, la Madre de la Gracia, protegió la ciudad y su imagen se vio en el cielo.

Lo que hizo el mariscal Piłsudski fue desbaratar al enemigo, que había infravalorado al Ejército polaco. En estos días vemos cómo los ucranianos también han sorprendido a Rusia con la mayor incursión en su territorio desde el inicio de la guerra hace más de 27 meses. Ucrania ha pasado de la guerra de desgaste a la guerra de maniobra y eso ha obligado a Rusia, que lleva tiempo castigado el frente ucraniano en el Donbás, a ponerse a la defensiva. Por primera vez desde 1945 Rusia está siendo (parcialmente) invadida.

El presidente ruso, Vladimir Putin, que convocó el miércoles al Consejo de Seguridad, calificó el avance ucraniano como "una provocación a gran escala". Resulta llamativo escuchar a Putin, que ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, situando a Rusia como país agredido y no agresor. "La operación terminará con la derrota aplastante del enemigo", prometió el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerasimov.

El gobernador en funciones, Alexéi Smirnov, decretó el miércoles el estado de emergencia en la región para "paliar las consecuencias de la incursión de las fuerzas enemigas". Putin ha prometido este jueves 100 euros como ayuda a los rusos que viven en la zona para que dejen sus hogares ante el avance ucraniano.

Las fuerzas ucranianas han penetrado hasta 40 kilómetros, según algunas fuentes, en la región de Kursk por tres líneas de frente. Los propagandista rusos no se creen la información que van procesando. Los ucranianos han llegado a las localidades de Bolshoye Soldatskoye e Ivnitsa.

Según la Revista Ejércitos, "ya hay indicios suficientes para asegurar que no se trata de una incursión puntual como las llevadas a cabo por los voluntarios contrarios al Kremlin en otras ocasiones. Del lado ruso, se han vivido momentos de pánico". Este impulso en territorio ruso tiene lugar justo cuando Ucrania está recibiendo los primeros F-16 de las potencias occidentales.

La sorpresa de agosto

Ucrania, que estaba sufriendo graves pérdidas en Donetsk, no parecía estar utilizando todo el material que le había llegado de las potencias occidentales. Los especialistas, entre ellos los expertos de la Revista Ejércitos, consideraban que se estaba reservando para una ofensiva, quizá a principios de 2025, cuando ya contara con los F-16, que están empezando a llegar. Pero de forma sorprendente ha empezado a utilizar esos medios en un lugar que nadie había sospechado que sería su siguiente objetivo: la región de Kursk, un nombre que se asocia a la última batalla que libraron las fuerzas nazis para romper el frente oriental, en el verano de 1943.

"Lo previsible es que Ucrania continúe logrando avances en esta zona. La propia configuración del terreno y la ausencia de defensores recuerdan a lo ocurrido en 2022 en Járkov, apoyan esta idea", estima la Revista Ejércitos.

El objetivo de Ucrania sería conseguir que Rusia desplace a efectivos que tiene en el Donbás, donde los ucranianos están quedándose sin unidades, a este frente. También quiere poner en evidencia que la guerra no está sentenciada.

"Hay dos modelos de guerra fundamentalmente: guerra de desgaste y de maniobra. Para derrotar a una gran masa rusa hay que recurrir a la maniobra. Los occidentales les dieron a los ucranianos su guion de lo que deberían hacer y les aportaron material con cuentagotas. Cuando la ofensiva no cumple sus objetivos, se convierte en una guerra de desgaste en la que se busca la destrucción del enemigo a toda costa. Pero Ucrania no ha movilizado a los más jóvenes y además tiene menos población, con lo que está en clara desventaja. En el Donbás los rusos están ganando terreno a costa de pérdidas terribles. Están quedándose sin vehículos blindados pero los ucranianos tienen cada vez menos efectivos", explica Jesús Manuel Pérez Triana, analista militar y editor de GuerrasPosmodernas.com y @osintsahel.

Los ucranianos pueden buscar que Putin ordene a parte de los efectivos del Donbás que acudan a combatir a Kursk"

Jesús Manuel Pérez Triana, analista militar

"Así parece que los ucranianos tendrán que ceder más espacio del Donbás. En este contexto los ucranianos atacan en una zona rusa que parecía desprotegida. Es como el juego del go, en el que aprovechas los puntos débiles del enemigo. Su objetivo es destruir el principal nodo del gas. Con aviación y guerra electrónica, han hecho daño a los rusos. Pueden buscar que Putin ordene a parte de los efectivos del Donbás que acudan a combatir a Kursk. O bien tener terreno para cambiar por el Donbás, pero es dudoso que eso lo aceptara Putin", añade Triana. Putin es un gran aficionado al juego del go.

Son varias las implicaciones de esta incursión ucraniana en Rusia, a jucio de Petro Burkovksy, director de Democratic Initiatives. "A los rusos les pilló por sorpresa tanto a nivel táctico como estratégico. A nivel táctico, subestimaron la concentración de fuerzas ucranianas en su frontera. Y esto es muy extraño porque la ciudad de Sudzha es el lugar de la estación de medición de transporte de gas. Eso quiere decir que ahora no pueden mentir que Ucrania está robando gas, importado por Europa. La estación de Sudzha es el lugar donde los especialistas comprueban la presión de las tuberías y calculan los volúmenes de gas suministrados a Europa. Otras estaciones se encuentran en el territorio de Ucrania y Hungría/Eslovaquia. Así, estratégicamente, Rusia ha perdido la oportunidad de manipular con los volúmenes de gas exportado y culpar a Ucrania".

"Si se toma en serio la defensa de la patria debe cancelar la ofensiva en el este y añadir reservas en la región de Kursk"

Petro Burkovsky, director de Democratic Initiatives

Añade Burkovsky que también se ha puesto de manifiesto que "Rusia carece de recursos y reservas para llevar a cabo una guerra a gran escala. Es cierto que sigue avanzando lentamente en Donbás. Sin embargo, como se recordará, Putin exige la paz en términos de 'hechos sobre el terreno', es decir, Ucrania debe aceptar la línea de alto el fuego como una 'nueva frontera'. En este momento significa renunciar a las tierras rusas si Ucrania logra mantener los territorios capturados".

Pero lo que está realmente en juego, según el analista, es quién prevalecerá e esta nueva batalla. "Si las tropas ucranianas alcanzan Bolshoye Soldatskoye, Malaya Loknya y Korenievo, el ejército ruso tendrá grandes problemas para recuperarlo. Serán más de tres meses, es decir, llegamos a las elecciones en EEUU, así que Putin tiene malas opciones y muy malas. Si se toma en serio la defensa de la patria debe cancelar la ofensiva en el este y añadir reservas en la región de Kursk. O podría tratar de sobredimensionar sus fuerzas o incluso tratar de invadir Ucrania desde el noreste en algún otro punto". Aún así hay que esperar antes de saber qué deparará esta batalla crucial.

Mientras tanto, en una muestra del surrealismo ruso, Putin ha firmado este jueves más de un centenar de leyes en las que se contempla prohibir hablar de drogas en los libros, la venta de bebidas energéticas a menores, o se obliga a los influencer de más de 10.000 seguidores a inscribirse en el órgano de censura ruso. Todo muy relevante mientras los habitantes de Kursk se sienten abandonados.