Carlos Ferrando, nombre icónico de la crónica rosa de las últimas décadas, ha fallecido en Madrid a los 76 años. Lo confirmaba la mañana de este miércoles el periodista Carlos Pérez Gimeno en el programa Es la mañana de Federico de Esradio.

Ferrando, que salvo esporádicas apariciones en televisión estaba retirado profesionalmente, fue encontrado aún con vida en su domicilio por su amiga la actriz Alejandra Grepi con graves síntomas de deshidratación. Los servicios médicos que acudieron para atenderle intentaron reanimarle sin éxito. Su cuerpo ha sido trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se realizará la autopsia a la espera de que su familia, con la que no mantenía relación, decida si se hace cargo del sepelio.

Grepi formaba parte, junto a la también periodista Karmele Izaguirre o el presentador y ex pareja de Ferrando César Heinrich, del grupo de amigos que cuidaba de él en los últimos tiempos. Se había sometido recientemente a una operación de hernia que había ido posponiendo durante años por miedo al quirófano y de la que se recuperó no sin dificultades.

Ave nocturna

Ferrando desarrolló una larga y variada carrera. Hizo de todo: fue periodista, relaciones públicas de locales míticos de la noche madrileña como Bocaccio o Archy y jefe de prensa, con especial vinculación con el mundo del cine. Una variedad de intereses y actividades que le dio una visión panóptica del mundo de la fama. Y que le acercó a figuras como Esperanza Roy, Rocío Jurado o Sara Montiel, de quien se convirtió en confidente y casi marido, como confesó a Karmele Izaguirre en una entrevista.

Era "muy buen compañero y muy cariñoso", recuerda Rosa Villacastín en conversación con El Independiente. La periodista también destaca su condición de ave nocturna: "Arrasaba en la noche". Esa inclinación "canalla", en una época, la de la proverbial Movida, donde Madrid vívía cuando caía el sol, permitió a Ferrando brillar en sus múltiples dedicaciones. La de hombre de prensa para cineastas como Pedro Almodóvar, pero también la de cronista de farándula y sociedad en medios como Diario 16 o la Cadena Ser. Sabía mucho de casi todos.

Rostro televisivo

En los años 90 Ferrando se convirtió en un rostro popular gracias a la televisión. Formó parte de la edad de oro de los programas del corazón. Participó incluso en Crónicas marcianas como colaborador de lujo, antes de abandonar el programa de Javier Sardá en 1999 tras incidentes como el que protagonizó con Sonia Moldes, cuando la modelo y expareja de Alessandro Lequio le llamó maricón. No le gustaba la palabra bisexual, pero aseguraba haber mantenido relaciones con algunas de las mujeres más imponentes de España.

Probablemente los gajes más extremos de la telebasura no eran para él. Su comentario viperino se alimentaba de la inteligencia y de la información acumulada más que de la maliciosidad. Por eso era el invitado perfecto para programas retrospectivos como Qué tiempo tan feliz, uno de los muchos espacios en los que colaboró con María Teresa Campos, o Lazos de sangre, donde hizo sus últimas apariciones públicas. En 2022 publicó, en colaboración con Heinrich, un libro de memorias, La delgada línea rosa, donde hizo balance de medio siglo de andanzas entre la farándula y que define su forma de entender la profesión sin hacer daño: como la avispa, pica pero no mata.