En un contexto de inflación permanente y precios al alza en los combustibles, la pregunta sobre por qué la gasolina cuesta más en unas estaciones que en otras es cada vez más relevante. La respuesta a esta pregunta está influenciada por diversos factores que van desde la calidad del producto hasta las estrategias comerciales de las empresas que operan en el sector.

Las diferencias de precio entre gasolineras de marca y las llamadas "low cost" no solo han suscitado un debate sobre la calidad del combustible, sino también sobre la efectividad de los aditivos que las grandes petroleras añaden a su producto. Es importante señalar que todo el combustible que se vende en España proviene de las mismas refinerías y cumple con los estándares de calidad exigidos por la normativa. Sin embargo, lo que distingue a una gasolina de otra es el tipo y la cantidad de aditivos que se le añaden.

El papel de los aditivos en el precio de la gasolina

Las grandes marcas petroleras suelen justificar sus precios más altos con la inclusión de aditivos que, según aseguran, mejoran el rendimiento del motor y prolongan la vida útil del vehículo. No obstante, los expertos señalan que no existe evidencia concluyente que demuestre que estos aditivos generen un ahorro significativo de combustible o que extiendan la vida útil del motor de manera notable. Según los expertos, "todos los combustibles son básicamente iguales, y lo único que varía es el aditivado, que en muchos casos tiene un componente de marketing más que de efectividad real".

La estrategia de la gasolina low cost

El auge de las gasolineras "low cost" ha traído consigo una transformación en la manera en que los consumidores perciben el mercado de los combustibles. Estas estaciones de servicio ofrecen precios más bajos al eliminar costos asociados al servicio tradicional, como la atención personalizada o la disponibilidad de tiendas y cafeterías. Además, estas gasolineras suelen estar ubicadas en zonas industriales o en las afueras de las ciudades, donde los costos operativos son menores. Este modelo de negocio se centra en la autosuficiencia del cliente, quien debe realizar el repostaje de forma autónoma, lo que también contribuye a la reducción de costos.

A diferencia de las grandes cadenas, que invierten grandes sumas en publicidad y en la mejora continua de su imagen de marca, las gasolineras "low cost" operan con un enfoque de minimización de costos. Este modelo les permite ofrecer precios más competitivos y atraer a un público que prioriza el ahorro por encima de otros factores.

La ubicación de la gasolinera es otro factor crucial que influye en el precio del combustible. Las estaciones situadas en zonas de alto tráfico o en áreas urbanas suelen tener precios más elevados debido al precio del suelo y los gastos asociados a mantener una presencia en lugares estratégicos. Por el contrario, las estaciones en zonas menos concurridas, como polígonos industriales o áreas rurales, pueden permitirse ofrecer precios más bajos gracias a sus menores costos fijos.

Publicidad y percepción del consumidor

Otro factor que afecta el precio del combustible es la inversión en marketing y la asociación con marcas reconocidas. Las grandes petroleras destinan una parte considerable de su presupuesto a campañas publicitarias que buscan posicionar su gasolina como un producto superior. Estas campañas influyen en la percepción del consumidor, que a menudo asocia un precio más alto con una mayor calidad. Sin embargo, según el experto, esta percepción no siempre está justificada, ya que "la diferencia real entre las gasolinas es mínima y se debe a estrategias de marketing.

Con la persistencia de la inflación y un poder adquisitivo menguante, cada vez más conductores optan por repostar en gasolineras "low cost". Este cambio de comportamiento está respaldado por la opinión de expertos ya que sostienen que lo importante es que el combustible cumpla con los estándares de calidad.