La vida de Pablo González o Pavel Rubtsov dio un giro de 180 grados en la madrugada del 28 de febrero de 2022 cuando fue detenido en Przemyśl, a una decena de kilómetros de la frontera de Ucrania. El ciudadano hispano-ruso, que colaboraba como periodista freelance para varios medios españoles, tenía intención de cubrir la invasión rusa de Ucrania, que había comenzado cuatro días antes. Sin embargo, los servicios de Inteligencia del Interior (ABW) sospecharon de sus actividades y le arrestaron en compañía de una periodista polaca con la que tenía una relación sentimental. Los cargos contra él eran de espionaje y lo mantuvieron en prisión. A ella la liberaron con cargos, según adelantó VSquare.

Llegó a cumplir dos años y cinco meses en prisión provisional. En Polonia los reos pueden esperar indefinidamente juicio, lo que es una práctica criticada por las organizaciones de derechos humanos. Pero sí había cargos contra él, como reconoció su primer abogado polaco tres días después de ser encarcelado. La Fiscalía acaba de presentar la acusación. Sin embargo, Pablo González ya no está en la cárcel de Radom, su última parada en Polonia, sino en Moscú.

Pavel Rubtsov, como figuraba en la lista del Kremlin, fue liberado en el mayor canje de espías, opositores y periodistas entre Rusia, Estados Unidos y varios aliados desde el final de la Guerra Fría. A su llegada a Moscú Pablo o Pavel, y sus compañeros de viaje, entre ellos el llamado asesino de Tiargarten, agentes del GRU, fueron recibidos con todos los honores por el presidente ruso, Vladimir Putin.

Veamos cuáles son las claves del caso, según los datos facilitados por la Fiscalía, y la investigación de Meduza junto a Gazeta Wyborczka y del medio polaco VSquare, del medio ruso Agentsvo, y las averiguaciones realizadas por El Independiente.

Doble pasaporte: español y ruso

Pablo González Yagüe no se llamó siempre así. Cuando nació en Moscú el 28 de abril de 1982, le llamaron Pawel. Su apellido era Rubtsov. Es hijo de María Elena González, hija de un niño de la guerra, Andrés González Yagüe, y de Pawel Rubtsov, que ha trabajado como científico pero también como ejecutivo de un conglomerado mediático. Hay quienes apuntan que el padre habría trabajado en los servicios de Inteligencia también, como apunta Irina Borogan, en Al Yazira. Según los expertos en espionaje, las familias con vínculos tan fuertes en otro país son ideales para las labores de Inteligencia por su fácil integración en la otra cultura.

Cuando Pawel tenía nueve años, sus padres se divorcian y el niño se traslada con su madre al País Vasco. Entonces su madre inscribe al niño en el Registro Civil con el nombre castellanizado, Pablo, y los apellidos de su abuelo, González Yagüe. En 2003, con 21 años, obtiene un pasaporte interno ruso con el nombre de Pawel Rubtsov. Sin embargo, solía quejarse de no saber cómo obtener un visado para trabajar en Rusia, aunque visitaba de vez en cuando a su padre, quien a su vez también le fue a ver a España.

Al ser detenido, tenía los dos pasaportes. Las autoridades polacas se han quedado el español, que tendría que renovar si quisiera regresar a España. Sí tiene la documentación rusa de modo que también podría solicitar un visado. ¿Lo hará? De momento, ha dicho a su esposa que está pendiente de los resultados de unas pruebas médicas porque le han detectado algo en un pulmón. En una entrevista con RT, denunciaba que en la cárcel en Polonia le habrían intentado inducir al suicidio.

Periodista y politólogo, una 'leyenda' muy creíble

Gracias a sus conocimientos de ruso, cursó con facilidad una licenciatura en Estudios Eslavos en la Universidad de Barcelona. Después cursó un máster en periodismo audiovisual en el grupo de El Correo. Un compañero de esa época contaba a El Independiente que en aquella época era "un broncas, muy fanfarrón, que incluso decía que había rodado una película porno de joven". Estaba fascinado por la tecnología. "Siempre tenía lo mejor", señala esta fuente que desea conservar el anonimato. Coincide con lo que contaba a Associated Press el periodista holandés Jaap Arens que le conoció en Varsovia. Asegura que tenía el último modelo de Mac y todo tipo de gadgets. Incluso usaba drones para la cobertura, algo que muy pocos se pueden permitir.

Como reportero se especializó en el espacio post soviético, sobre todo, le gustaba cubrir lo que acontecía con los territorios no reconocidos que surgieron tras el colapso de la URSS: Donetsk, Transnistria y Nagorno-Karabaj. Colaboró con Gara (era muy abertzale), Público, La Sexta, y también hizo alguna cobertura para la agencia Efe (Nagorno-Karabaj) y para Voice of America. Llegó a crear su propio sitio web, Eulixe, que se presentaba como un medio contrario a las élites.

Como relata Meduza en colaboración con Gazeta Wiborczka, su especialización en el espacio postsoviético le permitió acreditarse como miembro de la Asociación de Ciencias Políticas y de la Gestión, y acercarse al think tank European Center for Foreign Relations (ECFR), que le invitó a moderar una mesa redonda en Madrid en 2016, donde coincidió con el opositor Iliá Yashin, con el que incluso fue a un partido de fútbol y a comprar una chaqueta.

De esos detalles daba cuenta en un informe al que tuvo acceso una colaboradora de la Fundación Nemtsov que declaró ante la Fiscalía polaca. Yashin, liberado en el mismo canje del 1 de agosto, declaró a El Mundo que se había enterado después de que había sido vigilado por Pablo González. También logró acreditarse ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.

El contacto con la Fundación Nemtsov se dio en 2016, cuando logró entrevistar a Zhanna Nemtsova, hija del asesinado disidente ruso Boris Nemtsov. Gracias a ella lograría acceder a información sobre opositores rusos. Público, medio en el que colaboraba, ha reconocido que hubo una relación sentimental entre ellos y que rompieron abruptamente. Zhanna Nemtsova no ha hablado con los medios de comunicación, ya que tiene un pacto con la Fiscalía polaca para guardar silencio.

Una familia y tres mujeres

La vida amorosa de Pablo González o Pavel Rubtsov sale a relucir por su relación con sus actividades como informante, o ilegal. Quien ha hecho de portavoz en España ha sido su esposa, Oiana Goiriena, con quien tiene tres hijos. También su abogado, Gonzalo Boye, el mismo que defiende a Carles Puigdemont.

Ella ha participado en charlas en las que se denunciaba su encarcelamiento y se insistía en su inocencia. Tras ser liberado, tardó un par de días en contactar con su familia, que vive en Navárniz, una pequeña localidad de Vizcaya. Su esposa, que también avaló campañas de recogidas de fondos promovidas por amigos y colegas, aseguraba tras ser liberado que Pablo González podría volver a su casa pronto porque ya su caso había sido sobreseído, lo que no es cierto.

Desde 2016, una fecha clave en su paso al lado oscuro, por los indicios que se van revelando, mantuvo la relación con Zhanna Nemtsova, una pieza fundamental para acceder a otros disidentes rusos. Es posible que tras esta ruptura cambiara de campo de operaciones y decidiera echar lazos en Polonia. Conocía Varsovia porque hizo un Erasmus en la capital polaca.

Varios periodistas extranjeros con base en Varsovia le ubican aquí desde 2019 y siempre en compañía de una periodista polaca, que VSquare llamó Natalia K. pues amenaza con acciones legales a quien desvele su identidad. La Fiscalía polaca ha revelado su nombre, Magdalena, y la inicial de su apellido, Ch. Es quien le ha presentado a colegas de la profesión, políticos locales y activistas. Juntos cubrieron la crisis migratoria de finales de 2021, cuando Bielorrusia trataba de desestabilizar favoreciendo la llegada de migrantes sirios y afganos a Polonia. En aquel entonces, González le confesó en una al reportero de El Mundo Alberto Rojas que Rusia tenía planes de invadir Ucrania y que aquella operación de Bielorrusia solo era una cortina de humo. Sin embargo, González sostenía lo contrario en sus redes sociales.

La Fiscalía mueve ficha: implicaciones

El último giro de guion lo ha dado la Fiscalía polaca este miércoles, ya que ha presentado una acusación formal contra el ciudadano hispano-ruso por el delito de espionaje previso en el artículo 130.2 del Código Penal. El Independiente adelantó que el caso seguía abierto y la Fiscalía estaba pendiente de tomar esta decisión, a pesar de que la familia de Pablo González aseguraba lo contrario.