"Me dirijo una vez más a los que se burlan de esta mi ciudad, les devuelvo la burla y les digo: venid y mostradme otra ciudad con la cabeza erguida cantando con tanto orgullo por estar viva y ser ruda, fuerte y astuta", escribió a propósito de Chicago Carl Sandburg hace justo 110 años. A orillas del Michigan, un inmenso lago, y serpenteada por el río homónimo, Chicago acoge esta semana la Convención Nacional Demócrata de 2024 que impulsará la candidatura last minute de Kamala Harris tras el mutis por el foro de Joe Biden.

La tercera ciudad más poblada de Estados Unidos -solo superada por Nueva York y Los Ángeles- bien merece una visita sin prisas. Desde su enjambre de rascacielos en el centro al extrarradio para admirar la Robie House de Frank Lloyd Wright, Chicago es un universo que sorprende. "Tormentosa, ronca y pendenciera", la describió Sandburg. De sus orígenes, los exploradores españoles dijeron que fue territorio de los indígenas de Illinois (Potawatomis). La llamaron "Chicaugou", que significaba poderoso, fuerte o grande. Con 9,5 millones de habitantes, la apodada "Ciudad de los vientos" esconde en su callejero ecos españoles que garantizan una jornada de descubrimientos.

El edificio Wrigley junto a la torre Trump, una de las últimas incorporaciones del skyline de Chicago. | FRANCISCO CARRIÓN

El edificio Wrigley

Es uno de los edificios más emblemáticos que bordean el río Chicago y tiene su inspiración a 6.700 kilómetros de distancia, en la Giralda de Sevilla. La torre campanario de la catedral hispalense -una mezcla del minarete de la antigua mezquita de la ciudad y una construcción superpuesta de época cristiana para albergar las campanas y la estatua-veleta, el Giraldillo- sirvió de modelo para el campanario del edificio Wrigley, con sus dos estructuras gemelas revestidas de terracota blanca.

Levantado en la década de 1920, fue el primer rascacielos construido en el nuevo bulevar siguiendo el plan urbanístico trazado a principios del siglo XX por Daniel Burnham tras el gran incendio de 1871 que obligó a la ciudad a reiventarse. Un arrebato de William Wrigley Jr., el magnate de la empresa de chicles homónima, que hizo recubrir la molea con más de 250.000 azulejos de terracota blanca, de hasta seis tonos. Un programa informático supervisa ahora su brillante piel para detectar el momento en el que deben ser sometidos a una limpieza. Ya no es la sede de la compañía Wrigley, pero en el contrato de venta de la propiead una cláusula blindó su nombre.

El edificio Wrigley -convertido en puerta de entrada de la Magnificent Mile,  al oeste de la avenida Michigan y en la ribera norte del río- está ubicado justo enfrente de la torre del Tribune, un edificio de estilo neogótico en cuya construcción colaboraron los corresponsales del Chicago Tribune. Su editor Robert R. McCormick pidió a sus empleados que le enviaran fragmentos de monumentos de todo el mundo, que fueron insertados en su base. Hasta 140 lugares emblemáticos decoran su fachada, desde pequeñas porciones de la Gran Pirámide de Giza o la mezquita Suleymaniye de Estambul hasta la Gran Muralla china o el Partenón griego. Tampoco falta representación del legado español, con un fragmento llegado del Fuerte de Santiago, la fortaleza construida a finales del siglo XVI por el gobernador español en la recién establecida ciudad de Manila (Filipinas). En su recinto estuvo preso el héroe filipino José Rizal antes de su ejecución en 1896.

El 77 West Wacker Drive de Ricardo Bofill. | Ricardo Bofill

77 West Wacker Drive

Situado también en primera línea del río, el español Ricardo Bofill (1939-2022) concluyó en 1992 el 77 West Wacker Drive, un edificio de 50 plantas y 204 metros de altura de corte “clásico moderno”, como lo definió el propio arquitecto. Su fachada de columnas -que evoca el campanile de Giotto de la catedral de Florencia- combina el granito blanco real portugués y el vidrio gris plateado. El rascacielos, plantado en el distrito financiero de la urbe, se ofrece como un diálogo entre “entre el clasicismo de la arquitectura de piedra -como el Wrigley- y los edificios de cristal de alta tecnología”.

En la planta baja está ubicado un atrio de 18 metros de altura de mármol gris y blanco, con ADN español: una gran pintura mural de Antonio Tapiés y las esculturas del Xavier Corberò. En sus tres décadas de existencia el inmueble ha pasado por varias manos: su propietario original fue la empresa de marketing RR Donnelley; más tarde fue la sede central de la aerolínea United Airlines; y desde hace diez años alberga el cuartel central de Archer Daniels Midland, una multinacional agrícola estadounidense.

Crucero por el río Chicago. | FRANCISCO CARRIÓN

Un imprescindible de Chicago

Es una de las actividades indispensables para conocer Chicago y su extraordinaria potencia arquitectónica: surcar el río y sus rascacielos a bordo de uno de los cruceros. Uno de los más completos es el que ofrece el First Lady Cruises y el Centro de Arquitectura de Chicago (CAC). El crucero fluvial está narrado por más de 150 guías voluntarios y dura 90 minutos. Es un viaje por los estilos arquitectónicos de la ciudad, como el art déco, el neoclasicismo, el modernismo de mediados de siglo y el posmodernismo. Relata la construcción y vida de 50 edificios y 13 puentes a lo largo del río.

Diseño final del proyecto que sustituye al de Calatrava en Chicago.

El Calatrava que no fue

Se vendió como el rascacielo cumbre del skyline de Chicago, con 610 metros de altura y 150 plantas, pero quedó en papel mojado. El Chicago Spire fue diseñado por Santiago Calatrava y el promotor de Chicago Christopher T. Carley, de la Fordham Company. Su construcción se inició en 2007 pero la crisis económica primero y un largo litigio judicial después lo terminaron condenando.

Proyecto de Chicago Spire de Calatrava.

El solar que debía albergar una torre espigada y en espiral, con las señales de los primeros trabajos, quedó durante años como tierra baldía en mitad de un bosque de rascacielos. El proyecto había quedado reducido a un inmenso cráter, la que debía ser la estructura subterránea de la mole, con las declaraciones del sueño del arquitecto español gravitando en su páramo: “Chicago es un nombre indio, y me imagino en la época más antigua a los nativos americanos llegando al lago y haciendo una hoguera, con una minúscula columna de humo elevándose en el aire. Con este simple gesto de girar un piso un poco más allá de otro, se puede conseguir esta forma”.

En marzo de 2024 las hormigoneras regresaron al lugar e iniciaron la construcción de un nuevo proyecto que nada tiene que ver con el diseño original de Calatrava. Una pareja de torres afiladas, bautizadas como el 400 Lake Shore Drive diseñadas por el estudio de arquitectura Skidmore Owings & Merrill, crecerán sobre las cenizas de la idea de Calatrava.

Escultura de Picasso en Chicago. | FRANCISCO CARRIÓN

Escultura sin título

Enigmática y, al mismo tiempo, familiarmente reconocible, como si hubiera salido de uno de los lienzos de Pablo Picasso y llevara una eternidad en Daley Square. De 15 metros de altura y más de 160 toneladas de peso, Picasso abonó el misterio llamándola “Escultura sin título”. Hay quien dice que representa a un perro, una mujer o un babuino. En su carta de dedicatoria, Picasso regalaba la escultura a “los habitantes de Chicago”, sin explicar en ningún momento qué pretendía representar. Sea lo que fuera lo que imaginó el genio malagueño, la escultura de acero fue presentada en sociedad el 15 de agosto de 1967. Llegó con polémica pero ya es una inquilina más del Loop, uno de los principales distritos de la ciudad. Fue un encargo de los arquitectos del Richard J. Daley Center, el edificio anejo a la figura monumental. Picasso dedicó a su concepción hasta dos años mezclando bocetos y motivos de obras anteriores.

Millennium Park

Otra escultura con génesis española preside uno de los pulmones del centro de Chicago, el Millennium Park, un parque público que se extiende por diez hectáreas -sobre un aparcamiento subterráneo- y que desde su inauguración en 2004 se ha convertido en uno de los destinos más preciados de los habitantes de la urbe. Sus principales atracciones son el Pabellón Pritzker, con su ondulante esqueleto de acero inoxidable -obra inconfundible de Frank Gehry-, que marca el camino hacia los espectáculos al aire libre en el Grant Park Music Festival; o la Crown Fountain, del español Jaume Plensa (Barcelona, 1955), autor de Julia, la escultura de doce metros instalada desde 2018 en la Plaza madrileña de Colón.

Los rostros emergen intermitentemente del flujo de agua y se convierten por unos instantes en una especie de interpretación contemporánea de una 'gárgola' al escupir agua por la boca

La instalación de Plensa en el parque de Chicago es un homenaje a los que habitan la ciudad: dos torres de 16 metros de altura sobre un estanque de agua, de granito negro de Zimbaue y de 70 x 14 metros, proyectan mil caras de chicaguenses. A la altura de la boca corre el agua. “Los rostros emergen intermitentemente del flujo de agua y se convierten por unos instantes en una especie de interpretación contemporánea de una 'gárgola' al escupir agua por la boca. El artista pretende, de una forma lúdica pero que invita a la reflexión, que aquí nos convirtamos momentáneamente en dadores de vida, lo que él considera uno de nuestros deseos más profundos. El énfasis se pone siempre en la comunicación, la conversación y la interacción, el propósito de un lugar de encuentro”, explica el artista sobre su propia obra. La misión se antoja más que lograda a decir por el batallón de niños que chapotea en el estanque junto al sugerente desfile de rostros.

Uptown Theatre de Chicago. | Duncan Cumming

Uptown Theatre

Con cerca de un siglo de singladura, el Uptown Theatre es la imagen palpable de que conoció tiempos mejores. Fue durante décadas una de las principales salas de proyecciones y conciertos de la ciudad bajo la denominación de Balaban and Katz Uptown Theatre. Con 4.381 asientos ostentaba el récord entre las instalaciones de su estilo, por encima del emblemático Radio City Music Hall de New York. Su interior es una réplica de los palacios de Versalles o San Petersburgo. En 1981 una inundación obligó a cerrar sus puertas, que han permanecido sin público hasta ahora en pleno Uptown Entertainment District entre bares, restaurantes y teatros. Diversos proyectos han intentado remorzarlo y revivir el espacio, sin mucho éxito. Figura en la lista de lugares amenazados del National Trust for Historic Preservation. El toque español se ve a simple vista: su fachada de ocho pisos rezuma barroco español.

El viejo guitarrista de Pablo Picasso. | ART INSTITUTE CHICAGO

Art Institute of Chicago

La sorpresa acompaña al visitante por las estancias del Instituto de Arte de Chicago, la segunda mayor pinacoteca de Estados Unidos y una auténtica delicia para los amantes del impresionismo. Es, después de Francia, el principal refugio de este movimiento pictórico. Establecido en 1879, se halla en los confines del Millennium Park. Presume de albergar 300.000 obras. Merece una visita sin los tictac del reloj o las interrupciones de una pantalla de móvil. El edificio principal se construyó para la Exposición Colombina Mundial de 1893. Su ampliación, abierta en 2009, corrió a cargo de Renzo Piano.

La aportación española es de nivel y se cuentan entre las obras esenciales por las que dejarse cautivar: desde Dos hermanas de Joaquín Sorolla o escenas españolas de Francisco de Goya a la Invención de los monstruos de Salvador Dalí o una vasta colección de pintura abstracta de Joan Miró. Una de las joyas con esencias patrias es El viejo guitarrista de Pablo Picasso, con la figura espigada y angulosa de un pobre de solemnidad que conecta al malagueño con El Greco. Lo pintó con 22 años cuando sabía lo que era estar sin blanca.

Una spa con 'aire' español

Una jornada pateando Chicago en busca de los tesoros con inspiración y sello español puede acabar en el River West, cerca del West Loop. En las inmediaciones de la vieja sede e imprenta del Chicago Tribune, ahora en proceso de demolición para mudar de piel en nueva zona residencial y de ocio de la ciudad, se halla AIRE Chicago, una empresa española que ofrece revivir la experiencia de los baños romanos y griegos y el hammam otomano. Alojada en un edificio industrial de ladrillo visto de principios del siglo XX, media docena de piscinas brinda un respiro a salvo del ruido de la metrópoli. La sugerente oferta, cuenta uno de sus responsables, se ha convertido en un éxito entre locales y visitantes.

Esta es una leyenda

Dónde Comer

A la clásica oferta gastronómica de la ciudad -como los perritos calientes de Portillo's o las contundentes pizzas-tarta del Giordano's- se unen otras propuestas que retratan la diversidad actual de la urbe.

Coco Pazzo. Italiano con más de treinta años de historia que ofrece cocina de la Toscana en un tranquilo barrio cerca del centro de Chicago.

Vermilion. Un menú a mitad de camino de India y China que regenta una economista del Banco Mundial.

Dónde dormir

Hyatt Regency Chicago. A un paso del centro, ofrece habitaciones con vistas al río y entre rascacielos. Está a un tiro de piedra de los principales monumentos.