"Empecé a practicar calistenia al terminar la universidad para retomar una rutina estable de deporte, porque cuando dejé el fútbol tuve unos años muy irregulares a causa de la falta de tiempo y de motivación. Por épocas fui al gimnasio, sin ningún objetivo concreto, pero el hecho de que muchas máquinas no requieren de tanto esfuerzo, junto con algunos otros factores, como el tener que estar encerrado en una sala después de pasarme todo el día estudiando en mi habitación, hacían que me viniera abajo. Al final notaba que no trabajaba lo suficiente, y me decantaba por no hacer nada, que es la peor opción".

El parque de barras para practicar calistenia que instalaron hace unos años en la playa de San Juan de Alicante ha sido un éxito. Durante todo el año, y especialmente en verano -cuando el sol ya se ha marchado o todavía no pega tan fuerte-, decenas de personas de todas las edades entrenan regularmente allí. Ramiro López, de 25 años, es uno de ellos. Lleva tres años practicando esta disciplina deportiva, que hasta hace muy poco era prácticamente desconocida en nuestro país, pero que se ha extendido como la pólvora de un tiempo a esta parte. Hasta el punto de que para muchos se ha convertido en un modo de vida.

El boom es innegable en el mundo entero. Ha llegado hasta las antípodas, literalmente. Lo sabe Alejandro Romero, un joven español que lleva dos meses viviendo en Sídney. "La calistenia en Australia, al igual que en España, esta más que de moda. Solo hay que ver la cantidad de parques que hay por cada zona, y en la mayoría de ellos siempre hay gente a casi todas horas del día. A mí me gusta mucho, particularmente porque mucha gente te ayuda y se interesa por ti para que puedas mejorar", relata.

Romero ha dado con una de las claves del éxito: es un deporte muy social. Pero para el catedrático en Educación Física Felipe Isidro, hay varios factores más: "Primero, la accesibilidad, porque no requiere prácticamente materiales ni equipos costosos, lo que permite entrenar en cualquier lugar. Luego también por los beneficios en la calidad de vida, porque este tipo de entrenamiento mejora la fuerza, la movilidad y la agilidad, y también provoca determinadas mejoras en la resistencia cardiorrespiratoria. Y además, contribuye a la reducción del estrés y la ansiedad, por lo que mejora tanto la condición física como el bienestar mental".

Otra razón de peso es el tema económico. "Mientras los gimnasios siguen subiendo sus precios, esto es gratis", resume Javier González, un entrenador personal de calistenia que tiene alumnos repartidos por toda España, que incide en el factor social: "Es un deporte que genera bastante comunidad y sentimiento de pertenencia. La gente se ayuda mucho, y hay muy buena aceptación. Yo he entrenado años en el gimnasio, y allí la gente va a su bola. Además, esto es más adictivo. Parece casi un juego, porque vas mejorando hasta llegar a hacer determinados trucos y ejercicios".

Y luego están los beneficios en los diferentes sistemas fisiológicos, que comparte con el resto de actividades de fortalecimiento muscular: metabólico, cardiovascular, respiratorio, osteoarticular, muscular, neurológico... Además, estos ejercicios ayudan a mantener masa, fuerza y función muscular, tanto en el envejecimiento (que Isidro asegura que es cada vez más prematuro en personas sedentarias) como en otros procesos, como durante un tratamiento de pérdida de peso graso o en procesos patológicos.

González detectó dos picos de popularidad de esta disciplina. Una en 2017, cuando él mismo se reunió con los concejales de diversos municipios cercanos a Barcelona para que instalaran parques de calistenia. Aquello fue la primera toma de contacto en un deporte que todavía no había explotado, pero el empujón definitivo, cuenta, llegó con la pandemia, cuando la gente se dio cuenta de que con su propio cuerpo podía hacer deporte. Desde entonces las ciudades de todo el mundo se han transformado para dar cabida a un nuevo concepto de ejercicio: callejero, grupal y al aire libre. En el caso de España, el clima favorable y la mentalidad tan social hicieron el resto.

La "fórmula mágica"

"Lo malo de que la calistenia es que es muy puñetera. Es realmente difícil progresar, y si dejas de practicarla por cualquier motivo un par de semanas se pierde bastante fuerza, sobre todo en el caso de los principiantes. Y ni hablemos cuando se hace freestyle, que son todo trucos. Yo estuve meses practicando solo calistenia y notaba el progreso muy lentamente, así que comencé a combinarlo con el gimnasio. Ahí fue cuando encontré la fórmula mágica", rememora López.

Hay muchos que tienen la misma sensación. Por eso no es raro que la gente tire la toalla muy rápido. González lo ha vivido: "Claro que hay gente que abandona la calistenia. Pero creo que es más cosa de la persona que del deporte en sí. Depende de tu constancia entrenar o flojear al mes de empezar. Aunque es verdad que en un gimnasio tienes todo tipo de máquinas para hacer progresiones, así que cuando un ejercicio no te gusta puedes cambiarlo, o puedes entrenar exactamente lo que quieres. Tienes más recursos. La calistenia, en cambio, es más todoterreno, no tienes tantas alternativas. Y puede haber algunos ejercicios concretos con los que tengas que tener más paciencia".

Sin embargo, el catedrático Isidro se muestra convencido de que, en general, la calistenia no es más complicada que otros tipos de entrenamiento, aunque admite que "puede parecerlo" al trabajar solo con el propio peso corporal. Y también asegura que con esta disciplina se pueden entrenar correctamente todos los grupos musculares. Aunque admite que combinarla con ejercicios en el gimnasio puede ofrecer "beneficios adicionales".

"Las pesas y máquinas de gimnasio permiten un mejor control de la carga, lo cual puede ser útil para trabajar ciertas áreas específicas, como determinada musculatura de las piernas, que en la calistenia a veces pueden ser más difíciles de progresar solo con el peso corporal. Combinar ambas disciplinas puede ayudar también a diseñar programas más variados, lo que en algunas personas puede ser más motivador y efectivo a medio y largo plazo", detalla.

En lo que concuerdan todos es que se trata de una disciplina en la que suelen predominar los hombres de forma clara. Aunque, de acuerdo con González, esto también está en proceso de evolución: "Las mujeres son minoritarias, pero cada vez hay más. La calistenia es un deporte totalmente válido para ellas, y también para chicos con menos fuerza de base. Pero seguramente sigue influyendo el mito de que se masculinizan si hacen ejercicios de este tipo porque se van a poner muy fuertes, que hay que decir que realmente no es cierto".

La comparación con el crossfit

Si hay otra disciplina que ha crecido exponencialmente en los últimos años es el CrossFit. "Ambas pueden ser compatibles, ya que la calistenia mejora la fuerza y control corporal, lo que puede mejorar el rendimiento en CrossFit. Sin embargo, combinarlos podría ser repetitivo si se practican con el mismo objetivo, por lo que es mejor enfocarse en uno de forma principal con posibilidad de realizar el otro de forma complementaria", sostiene Isidro.

El catedrático recomienda practicar calistenia a quienes prefieren entrenar al aire libre o en casa, con un enfoque en el control del cuerpo y la progresión a través de ejercicios con el propio peso corporal. Y el CrossFit a aquellos que buscan entrenamientos intensos en un entorno competitivo con alta fatiga, que se centra en completar el entrenamiento lo más rápido o eficientemente posible. Pero apunta que ambos deportes, aunque tienen diferencias, también comparten bastantes cosas.

"Ambos entrenamientos son muy dinámicos y pueden adaptarse a diferentes niveles de condición física y habilidades. Además, se centran en mejorar la función muscular, la movilidad y la resistencia cardiorrespiratoria. Y son modalidades que conllevan una gran motivación de pertenencia al grupo y de adherencia al ejercicio físico", afirma.

"La diferencia principal es el enfoque, porque el CrossFit se organiza en sesiones diarias o WOD’s que combinan ejercicios y movimientos en forma de circuito, existiendo tres modalidades: gimnasia con el propio peso corporal; acondicionamiento metabólico (correr, remar o saltar la cuerda) y levantamiento olímpicos (arranque, cargada y tirón), peso muerto, sentadillas o levantamientos por encima de la cabeza (con ketbells, sacos de arena o medballs..", añade. Y todo ello, claro, requiere a su vez un gran equipamiento. Dos conceptos distintos, que pueden combinarse o practicarse por separado, pero que demuestran que los hábitos deportivos de la gente están cambiando.