Los científicos de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) lo tienen claro. La Tierra ha entrado ya en una nueva época geológica, el Antropoceno, en el que la especie humana está provocando cambios "sin precedentes" en el clima y los ecosistemas. Pero para diferenciar qué variaciones se están produciendo de forma natural y cuáles han sido provocadas por el hombre es fundamental disponer de registros a largo plazo del pasado de nuestro planeta.
En ese punto cobra importancia el hielo de los glaciares, que alberga depósitos atmosféricos que conservan registros de las condiciones climáticas del pasado. Por ejemplo, gases atmosféricos, temperatura y precipitaciones, así como células y ADN. En esos archivos glaciares también puede haber microbios, bacterias y virus. Si los analizamos, podemos tener una base de referencia para saber cómo se adaptarán las comunidades microbianas al cambio climático en curso.
Sin embargo, no se ha profundizado mucho sobre la caracterización de los virus antiguos conservados en glaciares. Y ningún estudio había documentado cómo cambian a lo largo de los ciclos de frío a calor, ni los había examinado ecogenómica o biogeográficamente, ni había evaluado su relación con las condiciones paleoclimáticas a largo plazo. Hasta ahora.
Y es que los científicos del Centro de investigación polar y climática Byrd de la Universidad de Ohio han publicado este lunes un artículo en la revista Nature Geoscience donde abordan precisamente este tema. En él relatan cómo han analizado los virus congelados en un núcleo de hielo de alrededor de 310 metros de longitud en el glaciar Guliya, en la meseta tibetana.
"Este núcleo de hielo ha construido una historia paleoclimática que abarca todo el Holoceno y la Última Etapa Glaciar, así como períodos precedentes, y ha recuperado un número limitado de bacterias aisladas para investigar la dinámica ecogenómica y biogeográfica de los virus y sus conexiones paleoclimáticas", explicaron los autores.
Muestras de 41.000 años
Los investigadores utilizaron métodos metagenómicos y de extracción de ADN para caracterizar los virus. Realizaron análisis genómicos en nueve muestras de hielo, cada una de las cuales representa un intervalo de tiempo diferente, y la más antigua data del Último Período Glacial, hace al menos 41.000 años. Y recuperaron genomas de 1.705 unidades taxonómicas virales a nivel de especie.
Los resultados indican que las comunidades virales difieren entre los períodos de clima frío y los períodos cálidos (es decir, que la composición de la comunidad viral cambió con las fluctuaciones climáticas), y que la comunidad más distintiva se identificó en la transición climática entre la Última Etapa Glacial y el Holoceno, hace unos 11.500 años. Análisis posteriores sugieren que las condiciones extremas pueden haber llevado a los virus a desarrollar metabolismos enriquecidos que les permitieran sobrevivir en entornos extremos.
Los investigadores proponen que la variación en las comunidades virales de los núcleos de hielo puede deberse a que los virus llegaron desde otra fuente geográfica. Asimismo, algunas variaciones pueden atribuirse a que solo ciertos virus sobreviven a las condiciones ambientales dentro del hielo. Con todo, los autores confían en que en el futuro otros estudios podrán ahondar en este tema "con suerte antes de que el calentamiento del Antropoceno ponga en peligro todo el hielo glaciar esencial para contar tales historias".
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