Mohamed VI ha despachado hasta tres rondas de indultos en el verano que agota sus días, incluida un perdón que benefició a cerca de 5.000 cultivadores de cannabis. El Palacio real, sin embargo, ha dejado sin la gracia y la excarcelación a un destacado grupo de opositores entre los que figuran el ex ministro Mohamed Ziane, de 82 años; el líder de las revueltas rifeñas, Naser Zefzafi, o los presos saharauis.

La maltratada oposición y las organizaciones de derechos humanos han reconocido que el indulto que liberó a finales de julio a tres periodistas y otros tantos miembros de la disidencia, es "incompleto". Y lo sigue siendo, tras los indultos concedidos en agosto, por la cerrazón del majzén a mantener entre rejas a algunos de los rostros que han desafiado la narrativa oficial propagada por los controlados medios de comunicación marroquíes.

Nasser Zefzafi

En el grupo destaca Naser Zefzafi, el líder del Movimiento Hirak del Rif, el rostro que lanzó el mayor órdago al reinado de Mohamed VI en el otoño de 2016 con multitudinarias protestas en la región norteña del Rif. El levantamiento tuvo como detonante la brutalidad policial que segó la vida de Mouhcine Fikri, un pescadero triturado por un camión de basura activado por un agente cuando trataba de recuperar el pescado que le habían confiscado las autoridades. Y prendió sobre la base de décadas de marginación. La represión del régimen marroquí fue despiadada: cientos de personas fueron detenidas. Zefzafi fue detenido en mayo de 2017 y condenado a 20 años de cárcel.

El régimen real les teme y tiene miedo de sus fuertes voces que siguen exigiendo justicia y libertad

Tampoco han resultado indultados algunos de sus colaboradores en las revueltas como Mohamed Jelloul (10 años), Nabil Ahamjik (20 años), Mohamed Haki (15 años), Samir Iguid (20 años) y Zakarias Adahchur (15 años), detenidos en 2017 y condenados un año más tarde por "atentar contra la seguridad del Estado", entre una retahíla de cargos que las organizaciones de derechos humanos internacionales consideran fabricadas y destinados a ahogar la indignación popular.

A propósito de este calculado olvido, Nawal Benaissa, la mujer rifeña que sucedió a Zefzafi en la dirección del movimiento, se muestra tajante en declaraciones a El Independiente: "Resulta bello saber que los periodistas son perdonados y recobran la libertad. En cuanto a Nasser Zafzafi y los detenidos del movimiento del Rif, simplemente digo que el régimen real les teme y tiene miedo de sus fuertes voces que siguen exigiendo justicia y libertad". "Sí, es muy difícil que sean libres. Y esta vez, los gobernantes de Marruecos han renovado su hostilidad y odio hacia el Rif", dice Benaissa, asilada en Países Bajos.

Las condiciones que propiciaron aquel levantamiento -la marginación histórica del Rif- siguen siendo vigentes, alertó a este diario Benaissa en una entrevista el pasado año. "Desgraciadamente la situación es muy mala porque todos los jóvenes han emigrado para escapar de la opresión del estado marroquí", deslizó. "Mohamed VI es alguien que ha repetido los errores de su padre y que no ha sido inteligente", agregó.

Mohamed Ziane

Una explicación similar encuentran quienes siguen de cerca el caso de Mohamed Ziane, el abogado de 82 años y con unas dolencias propias de la edad lleva cerca de dos años entre rejas tras pedir la abdicación de Mohamed VI por sus prolongadas ausencias del país. Apodado el "preso más viejo del mundo", le quedan otros seis en el horizonte después de que este mes un tribunal le condenara a un lustro de prisión por el "desvío de fondos electorales públicos” del Partido Liberal de Marruecos, un cargo que él niega.

"El Palacio real tiene con él un problema doble porque podría morir en prisión", señala a este diario un opositor marroquí. "Pero tanto El Himma como Hammouchi [dos altos cargos cercanos a Mohamed VI y los 'reyes' de facto del país] no soportan que alguien considerado parte del régimen pueda convertirse en oponente al mismo. Para ellos Ziane es peor que cualquier periodista o activista. Quieren estar seguros de que a través de él se le da una lección a toda la élite del país", añade. "La boca que come no debe hablar", zanja.

Presos saharauis

Un argumentario que secundan otras voces consultadas por este diario, en un ambiente de represión de cualquier acto de disidencia que ponga en cuestión la autoridad de un rey ausente y enfermo que detenta todo el poder y es "príncipe de los creyentes"; deslice cualquier propuesta de sucesión en palacio; o desafía la narrativa oficial de la soberanía sobre el Sáhara Occidental, la ex provincia española ocupada ilegalmente desde 1976 por Marruecos.

Precisamente otro de los grupos para los que ha resultado esquivo el perdón real es los presos saharauis en cárceles marroquíes, algunos de ellos vinculados a la brutal represión y desmantelamiento por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes en noviembre de 2010. Son más de una treintena y se enfrentan a años entre rejas tras procesos judiciales sin garantías y condenados por la comunidad internacional. Entre ellos, figura Husein Amadour, un joven activista saharaui que llegó en patera a Canarias en 2019 y fue deportado después por las autoridades españolas. Cumple doce años de prisión por formar parte de un grupo de estudiantes saharauis apodado “Los compañeros de El Luali”.

Como a los líderes rifeños y Ziane, el establishment alauí no perdona a los saharauis su resiliencia en mantener vivo su reivindicación de la independencia del Sáhara Occidental tras cerca de medio siglo de ocupación y continuas campañas de hostigamiento y represión contra la población autóctona.