5 de septiembre de 2023. Al cierre del mercado europeo, un comunicado de prensa de STC hace saltar todas las alarmas en los despachos de Telefónica. Minutos después, el grupo saudí mandó un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que indicaba la compra del 5% de la operadora y que podría llegar hasta el 9,9% si ejecuta las opciones de otros derivados financieros.

“Telefónica y STC Group comparten muchas similitudes, tienen la misma visión del uso de la tecnología para conectar a las personas y del desarrollo de una estrategia para impulsar el crecimiento. Esta importante inversión a largo plazo de STC Group está alineada con nuestra estrategia de crecimiento, según la cual invertimos en sectores como la tecnología y la infraestructura digital en mercados que consideramos prometedores alrededor del mundo”, sostenían en el escueto remitido al regulador bursátil.

Aquellas horas posteriores marcaron un antes y un después en una compañía que era líder por número de clientes (hasta la fusión de Orange y MásMóvil) y por inversiones, que aún sigue siéndolo. Las horas siguientes fueron críticas porque la cúpula directiva, incluido su presidente José María Álvarez-Pallete, no tenía constancia del movimiento accionarial, que pondría a STC como máxima dueña de la operadora española.

El dirigente cogió un avión destino Arabia Saudí de urgencia desde Estados Unidos, donde se encontraba para tener varias reuniones con las principales tecnológicas, para conocer de primera mano las intenciones de STC. La operación traspasó la frontera meramente empresarial y se trasladó al lado político.

El Gobierno salió en tromba a defender los intereses del Estado en Telefónica y la españolidad de la operadora. Diferentes ministerios tienen firmados contratos con la compañía y son sensibles por la cantidad de información de datos que tienen. Defensa, Interior o Hacienda son algunas de las carteras con las que hay acuerdos firmados. La posibilidad de que STC se siente en el consejo de administración y logre acceder a información sensible provocó que Sánchez y el resto de ministros tuvieran que tomar una decisión.

Con este escenario, el Estado irrumpió en el accionariado progresivamente hasta alcanzar el 10% y lograr un asiento en el consejo de administración, que ostenta hasta la fecha Carlos Ocaña. Pero que el propio Gobierno irrumpiera de forma tan abrupta en el accionariado de Telefónica, generó también recelos en otros grandes accionistas, que aunque compartieran frente común para parar las intenciones a STC, también querían velar por sus propios intereses.

Es el caso de Criteria Caixa, el holding inversor del grupo La Caixa. Isidro Fainé comenzó una recompra progresiva de acciones para hacerse fuerte dentro de la operadora ya que para su sociedad es una “empresa estratégica”. En la actualidad, posee el 10% de la operadora, similar a la que ostenta la SEPI.

STC aguarda movimientos del Gobierno

Tras un año de movimientos accionariales y la presentación de un plan estratégico de por medio, en el que José María Álvarez-Pallete intentó tranquilizar a empleados y accionistas, STC quiere dar el salto al 9,9% del capital social. Bien es cierto que no lo tendrá fácil puesto que el Gobierno debe dar el plácet a través del Ministerio de Defensa. Margarita Robles no es partidaria de que el grupo saudí ostente tal cifra, pero desde Moncloa se pide que esta operación dañe las relaciones con Arabia. Es decir, el Ejecutivo nada entre dos aguas difíciles de capear con la intención de que la operadora asiática cobre protagonismo en el consejo de administración o rechazar la petición del acceso al porcentaje anteriormente citado.

Es aquí donde STC mete presión. O, al menos, al Gobierno porque Pallete dice no conocer “desde hace un año” la situación del nuevo accionista en la compañía. “No tengo constancia de que STC haya manifestado nada desde que el año pasado por esta fechas informase de su participación en la compañía. Tampoco tengo constancia que hayan registrado la autorización para superar el 5% del capital”, aseguró el directivo durante un almuerzo celebrado en el Club Siglo XXI de Madrid.

Raras son, al menos, sus declaraciones. Y es que el presidente de Telefónica y Arabia Saudí se han visto en un par de ocasiones desde que se conociera la intrusión de STC en el capital social de la operadora. La última vez que se vieron las caras, de hecho, fue en la sede de la compañía.

Los planes de STC, además, comparten elementos con los de la SEPI. No es otro que el de aumentar su representación en el consejo de administración. Por ahora, STC no tiene ningún representante, pero sí podría solicitarlo cuando ostente el 9,9%. Moncloa, por su parte, estaría interesado en aumentar su cuota y conseguir un segundo sillón.

Una situación que deberá resolver José María Álvarez-Pallete con un encaje de bolillos. El hipotético ascenso accionarial de STC volvería a poner patas arriba la configuración del consejo de administración puesto que la operadora podría obtener un sillón en el órgano ejecutivo.

Se da la circunstancia, además, que el nuevo miembro ha de ser mujer para cumplir con la ley de paridad. Además, Telefónica deberá reconfigurar el consejo para que haya el número exigible de vocales independientes.

La renovación del consejo será uno de los grandes temas a tratar por parte de José María Álvarez-Pallete y su cúpula directiva. La SEPI, que ya ostenta un sillón con Carlos Ocaña, podría solicitar un nuevo representante. Este periódico ya adelantó que el Ejecutivo tiene a Therese Jamaa y Carme Artigas en agenda, si bien habría que esperar los movimientos por parte de STC.

Cabe recordar que el consejo de administración revalidó el puesto de Isidro Fainé, José Javier Echenique, Peter Löscher, Verónica Pascual y Claudia Sender, después de que en diciembre se incorporaron Solange Sobral y Alejandro Reynal.

La bolsa preocupa a Pallete

Otra de las grandes preocupaciones a corto plazo que tiene el presidente de Telefónica es la cotización de la acción sobre el Ibex 35. “Si el mercado creyese nuestro plan, subiría… aunque fuera solo por fundamentales”, se lamentó Pallete recientemente.

El directivo cree que la compañía está haciendo todo lo posible para que el título vuelva por sus fueros, pero se pone deberes. “Para que la cotización suba debemos cumplir con nuestros objetivos de crecimiento e ingresos”, insistió.

Lo cierto es que desde que estallara la pandemia, el precio de la acción ha oscilado entre los 3,6 euros y los 4,20 euros sin conseguir esa barrera de los 4,5 euros. Bien es cierto que la recuperación durante este año es significativa y Telefónica se revaloriza un 15%.