A Maduro no le interesa romper relaciones diplomáticas con España. Tampoco al Gobierno de Pedro Sánchez le vendría bien abrir esa brecha, cuando hay otros flancos en serios problemas como Argelia, Israel y en el continente americano Argentina o Nicaragua. En el caso de Venezuela los más perjudicados, en caso de ruptura de relaciones diplomáticas, serían los ciudadanos, tanto los españoles residentes en el país americano como los venezolanos en nuestro país. El caso es una maniobra de distracción con la que el líder chavista pretende que se olvide su derrota en las urnas el 28 de julio.

Por primera vez la oposición, gracias a cientos de miles de voluntarios que fueron observadores de otras candidaturas o incluso del chavismo, pudo demostrar que había vencido en las presidenciales. Las actas que divulgaron confirmaban que Edmundo González, candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, había logrado el 67% de los votos frente al 30% de Maduro. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral, sin documento que lo acredite, anunció el mismo domingo 28 de julio la victoria de Maduro por el 51%. La solución del chavismo fue recurrir al Tribunal Supremo de Justicia, órgano chavista no competente en la contienda electoral.

Ni el Centro Carter ni los observadores de Naciones Unidas dieron la razón al chavismo. En el caso del Centro Carter llama la atención como el propio ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, elogió su labor antes de la votación. Cuando reconocieron en su primer informe que no se habían dado las mínimas condiciones de una votación democrática los defenestraron.

Maduro ha quedado en evidencia ante los suyos. Y por eso se ha rodeado de su guardia pretoriana en el nuevo gobierno, los Rodríguez, Padrino López, Diosdado Cabello, a los que debe seguir en el poder. A ellos y a los cubanos que le asesoran en la represión. También ha quedado al descubierto ante la opinión pública internacional.

Por eso, el heredero de Chávez necesitaba en primer lugar poner un puente de plata a Edmundo González, el ganador del 28J. No quería que el presidente electo siguiera en Venezuela el 10 de enero cuando debería asumir. González, que ha cumplido 75 años, ha sufrido amenazas, como él mismo confesó. La presión del régimen logró sus efectos así que, después de varias semanas en la embajada de los Países Bajos, solicitó a la española ayuda para obtener un salvoconducto. El régimen había dictado orden de prisión contra él.

Creo que es una bravuconada de Maduro. Son pasos serios en países serios, pero se trata de Maduro. Lo hace de cara a la galería"

MARÍA ALEJANDRA ARISTIGUETA, EX EMBAJADORA VENEZOLANA EN SUIZA

Puente de plata a Edmundo González

A Maduro su salida le conviene porque le permite mostrarse condescendiente con el "embajador", al que desea suerte en su nueva vida en el exilio en España, donde llegó el domingo 8 de septiembre. Hay condicionantes que no conocemos pero pueden deducirse: una hija, su esposo y dos nietos siguen en Caracas. En España, Edmundo González ha mantenido un perfil bajo, aunque en los últimos días se ha visto con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, con dos ex jefes del gobierno, el popular Mariano Rajoy y el socialista Felipe González, quien le ha llamado "presidente".

Pedro Sánchez cuidó muy bien su puesta en escena con Edmundo González, a quien el fin de semana pasado, antes de que se supiera que vendría a España, llamó "héroe". Son razones humanitarias las que motivarían su decisión. El Parlamento español reconocía el miércoles a Edmundo González como presidente electo, con el voto del PP, Vox y el PNV.

Pero Sánchez se negaba a dar el paso porque eso impediría a España actuar como mediador. Es una razón que el ex vicepresidente del Parlamento venezolano Juan Pablo Guanipa desmonta al recordar a Sánchez como cualquier mediación ha de partir del reconocimiento de Edmundo González. Dar a entender a Maduro que todo puede seguir igual sería hacerle el juego.

Al Parlamento español le contestó el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, quien promovió que se estudie la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con España. Era la primera llamada de atención. Jorge Rodríguez, hermano de Delcy Rodríguez, no es competente para semejante cometido pero los dos forman parte de esa entente en el poder que cimenta a Maduro.

Los embajadores en juego

El siguiente paso lo dio el régimen en la madrugada del viernes cuando respondió con contundencia a unas declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien calificaba a Maduro de "dictador" y denunciaba la persecución que sufren los opositores. Maduro sabe que Robles no es quien dicta la política exterior del gobierno, pero se agarró a ese clavo para instar a su ministro de Exteriores a que convocara al embajador español en Caracas, Ramón Santos, y llamara a consultas a la embajadora venezolana en Madrid, Gladys Gutiérrez, quien dejó España el viernes.

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha indicado que convocar al embajador y llamar a consultas al propio representante son decisiones soberanas. El gobierno español no va a responder en los mismos términos con el objetivo de que así la situación se calme. Contrasta esta condescendencia con la actitud implacable que mostró el gobierno con el presidente argentino, Javier Milei, que también recurre a la carta española cuando tiene problemas internos. España retiró a su embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso, tras los ataques de Milei contra Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, a quien llamó "corrupta".

Elemento de presión

"Creo que es una bravuconada de Maduro. Son pasos serios en países serios, pero se trata de Maduro. Lo hace de cara a la galería", indica María Alejandra Aristigueta, ex embajadora venezolana en Suiza.

Para Armando Armas, ex diputado de la Asamblea Nacional por Voluntad Popular, las medidas del régimen chavista tienen como objetivo que "Repsol y los lobbys en España presionen al gobierno".

El gobierno español siempre derrapa con Venezuela. A juicio de Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica, "el problema es que España no puede actuar de mediador, invocar su vínculo histórico tiene resonancias coloniales, y siempre acaba sirviendo de tonto útil".

¿Qué pasaría si la crisis deriva en ruptura de relaciones? "Una suspensión de relaciones supone la salida del país de todos el cuerpo diplomático del país con que se rompe relaciones. En algunos casos dejan un encargado de negocios y permiten que se mantenga la relación consular, pero con Venezuela veo poco probable que fuese así si se rompieran relaciones", señala Aristigueta.

Los principales afectados son los ciudadanos españoles en Venezuela, unos 140.000, y los venezolanos en España, unos 400.000 oficialmente y casi el doble extraoficialmente. Hay muchos con doble nacionalidad. En el primer trimestre de 2024, la venezolana fue la tercera nacionalidad con más llegadas a España con 22.600 migrantes, según datos oficiales del Gobierno de Madrid.

"Los trámites consulares de estos ciudadanos quedan sin atenderse desde los trámites notariales, convalidaciones de estudios...", explica la ex embajadora. "A Maduro le viene bien una crisis, pero a los venezolanos no", señala Francisco Sánchez.

Desde el punto de vista político, "España dejaría de tener acceso directo a actores políticos y económicos como parlamentarios, defensores de derechos humanos, líderes nacionales o regionales y locales, periodistas, empresarios, industriales, comerciantes, y en fin todas las fuerzas vivas de un país", añade Aristigueta. Todo acuerdo bilateral queda en suspenso.

Empresas desprotegidas

Desde el punto de vista económico y empresarial, no se suspenden los negocios ya establecidos, es decir, no cierran los establecimientos de Zara, por ejemplo, ni Repsol deja de extraer petróleo o gas, pero dejan de tener el respaldo del Estado español.

Jorge Rodríguez también amenazó con interrumpir los vuelos entre Venezuela y España. Habría 14 aerolíneas afectadas, entre ellas Estelar, Plus Ultra, Iberia, TAP Air Portugal y Conviasa.

Venezuela ocupó el puesto 99 entre los destinos exportadores de España y España fue el tercer destino de las exportaciones venezolanas, según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC). Venezuela exportó a España un total de 518 millones de euros. Cerca del 85% se generaron por ventas de petróleo.

Al régimen de Maduro le interesa vender petróleo a quienes pueden pagar con dinero líquido y no a cambio de deuda, o por favores debidos, como es el caso de Cuba. Repsol acaba de recuperar a Venezuela como proveedor de petróleo. Moverá ficha para evitar que el rifirrafe derive en ruptura.