Poco a poco le decimos adiós al verano hasta el año que viene. Y con ello también debemos empezar a cambiar nuestro armario y empezar a guardar la ropa fresquita para ir sacando algunas prendas más gruesas para la temporada de otoño.

Y en esas, llega el momento de almacenar la ropa, ya sea en cajones, en armarios o directamente bajo el canapé de la cama. Pero esto tampoco tiene por qué traer complicaciones.

Sin embargo, cuando queremos guardar nuestra ropa, sea por cortos o por largos periodos es posible que nuestras técnicas de empacado afecten su calidad y acorten su vida útil. Bien porque la tela no está preparada para estar embalada, porque su textura se dañe o, directamente, porque al final huele mal después de varios meses sin estar puesta.

Dónde guardar la ropa

La primera pregunta a responder sería dónde guardar la ropa. Lo ideal es que en el armario o el vestidor mantengas únicamente prendas que usas de manera frecuente, para no recargar mucho estos espacios y mantener cierto control sobre tus pertenencias.

En cuanto a la ropa antigua, esa que está fuera de temporada y que ya no es de tendencia, nuestra recomendación es optar por cajas de cartón y armarios. Las primeras ayudan a mantener a raya la humedad, mientras que las segundas son válidas para las prendas que no se deben doblar. Eso sí, es importante utilizar cajas resistentes, automontables, reutilizables y sin pegamentos ni colas.

El cartón es mejor material que el plástico, porque con este último las prendas no transpiran. No obstante, si el lugar donde vas a almacenar la ropa no está bien aislado y tiene humedades, la caja de plástico se convierte en la mejor opción.

Otra opción es almacenar la ropa al vacío. Esto es especialmente útil en prendas que tienen mucho volumen. Hay quien lo utiliza para los textiles, como la ropa de cama, pero solo es útil si vas a guardar esta ropa solo por unos meses.

Finalmente, las prendas delicadas deben ir protegidas en bolsas de lino o algodón, o bien envueltas en seda. Con todo esto, volvemos a la recomendación inicial, una vez está bien almacenada la ropa, la idea es mantenerla a buen recaudo en un espacio protegido, libre de humedad y donde pueda estar bien colocada.

Cómo guardar la ropa

Es así que a partir de ahora tocará sacar las sandalias, las camisetas de tirantes y los pantalones cortos de verano y guardar correctamente la ropa para que no coja polvo ni aparezcan manchas de humedad.

Así, el próximo verano las podremos sacar otra vez y estarán como nuevas. Estos son algunos consejos por los que puedes optar para guardar tu ropa correctamente y que te dure por más tiempo.

  1. Comprueba las etiquetas de tu ropa y asegúrate de seguir las instrucciones. Algunas prendas pueden lavarse, mientras que otras deben limpiarse en seco o secarse al aire libre.
  2. Para evitar las arrugas, dobla la ropa correctamente y guárdala en un armario o una cómoda.
  3. Cuelga las prendas más pesadas, como abrigos y chaquetas, en perchas resistentes en un armario o utiliza bolsas de almacenamiento al vacío para ahorrar espacio.
  4. Guarda las prendas delicadas, como las blusas de encaje, en papel de seda sin ácido o en papel de regalo.
  5. Asegúrate de que todo esté bien organizado para que puedas encontrar lo que necesitas de forma rápida y sencilla cuando el tiempo vuelva a ser más cálido o frío.

Utiliza bolsas de olor o antipolillas

Algo muy práctico, sobre todo vamos a guardar prendas por varios meses o varias temporadas, es utilizar básicos como las bolsas antipolillas, una herramienta importante para mantener tu ropa y otras pertenencias a salvo de las molestas polillas. Pero, ¿sabía que también existen bolsas antiolor?

Estas bolsas funcionan igual que las antipolillas, pero evitan que los malos olores se infiltren en sus pertenencias. Tanto si quieres proteger tu ropa de las polillas como si quieres mantener tu casa con un olor fresco, las bolsas antipolillas y antiolores son imprescindibles.

Lava y seca la ropa antes de guardarla

Otra opción es la de lavar y secar. Esta es una técnica muy bien utilizada por si queremos ahorrar tiempo y molestias en el futuro. Para eso, lavaremos cada prenda, la secaremos y la doblamos antes de guardarla. También es recomendable no planchar antes; estarán listas para usarlas cuando las saques del armario.