Convencer a una gran ciudad agobiada por la vuelta de las vacaciones para que se siente a escuchar a pensadores, profesionales de las ideas, divulgadores, filósofos, y se pare a reflexionar sobre los problemas que la agobian: parece un reto mayúsculo, sobre todo si hablamos de Madrid, donde en esta época del año todavía hace bueno y la actividad predilecta de buena parte de la ciudadanía es salir a ejercer la libertad suprema de tomar cañas. Pero La Fábrica y el Círculo de Bellas Artes se han atrevido. Y desde este miércoles hasta el sábado, del 18 al 21 de septiembre, han puesto todas sus energías, que no son pocas, en organizar su primer Festival de las Ideas.

Con vocación de consolidarse como cita anual, el certamen ha crecido desde un modesto propósito inicial hasta organizar en cuatro días 70 eventos con 130 invitados. Entre ellos, grandes nombres internacionales de la filosofía y el pensamiento como el neerlandés Peter Sloterdijk, los norteamericanos Michael Sandel y Wendy Brown o las francesas Eva Illouz y Élisabeth Roudinesco. Pero también importantes figuras locales como Javier Gomá, Marina Garcés, Remedios Zafra o César Rendueles. El Festival de las Ideas se desplegará en once espacios de la ciudad, con la sede del Círculo de la calle Alcalá y el escenario principal para 600 personas en la Plaza de España como puntos neurálgicos del festival.

¿Vivimos en la cultura del malestar?

Todos vienen a hablar de lo suyo –sus libros, sus ideas, los temas sobre los que han reflexionado– y de lo de todos, que en este caso queda formulado con la pregunta que se hace el pensador y ensayista Javier Moscoso, profesor del Instituto de Historia del CSIC, en el manifiesto del Festival. "¿Vivimos en la cultura del malestar? ¿Tenemos tantas razones para el desasosiego y el pesimismo? ¿Hemos encumbrado el papel de la víctima? ¿Somos realmente tan frágiles?, ¿tan vulnerables?".

En encuentros como este "a veces se da ese fenómeno de Bienvenido Mister Marshall de deslumbramiento ante los nombres foráneos, pero yo pensé inmediatamente en un diálogo entre Javier Gomá, que defiende que vivimos en la mejor de la sociedades, y Remedios Zafra, que reflexiona de manera muy fundamentada sobre las dificultades del mundo contemporáneo", explica Moscoso en conversación con El Independiente.

O en juntar a dos figuras tan aparentemente opuestas como Liz Duval y Pablo de Lora, que conversarán sobre aspectos controvertidos de nuestro tiempo como la disidencia de género o las leyes de cambio de sexo. "No queremos que Lora y Liz se maten, sino que dos personas brillantes como ellas aporten sus razones, y comprueben si están en desacuerdo, que a lo mejor no lo están tanto".

Festivo y catártico

El festival, y en ello cifra su éxito Moscoso, será "un ejercicio de celebración de la discrepancia, algo a lo que no estamos acostumbrados. No es un festival adoctrinador. Lo más importante es que haya posiciones diversas de gentes de distinto espectro tanto político como ideológico. Estamos cada vez más acostumbrados a los pequeños argumentarios. Eso conduce a debates binarios que hacen imposibles los matices. Y un festival como este busca matices, sacar los debates de las facciones fanatizadas".  

Moscoso y su equipo quieren, y así se lo han trasladado a los participantes, que las entrevistas, mesas redondas y debates discurran con un ánimo "entre lo festivalero, lo humorístico y lo catártico". El propio cartel del Festival de las Ideas remite en su maquetación a los festivales musicales, con los principales reclamos en grandes caracteres.

"Estamos cada vez más acostumbrados a los pequeños argumentarios. Eso conduce a debates binarios que hacen imposibles los matices"

Javier Moscoso, comisario del Festival de las Ideas

Se trata de "vernos, de celebrar, de compartir opiniones fundamentadas y juicios razonados". De demostrar la eficacia de la deliberación colectiva y el espíritu festivo para afrontar el conflicto y la incertidumbre. Nociones poco frecuentes cuando se trata de pensamiento. "Habitualmente la filosofía es una disciplina muy ensimismada, que no tiene en cuenta la negociación con otros actores", explica Moscoso. "El ámbito universitario suele ser muy sectario y poco dado al escrutinio público. Pero a mí me gusta la cooperación. Y encuentros como estos te hacen salir de tu cáscara, de tu biblioteca".

Dar la palabra a la ciudadanía

Moscoso, que siempre se ha movido en la frontera de las disciplinas, como demuestran sus libros –Historia cultural del dolor, Historia del columpio–, ha armado un festival multidisciplinar. Y por eso en la programación conviven los filósofos con los historiadores, los periodistas, los dramaturgos, los poetas y los músicos. El Festival de las Ideas no es exactamente un festival de filosofía. "No es de una disciplina que sale a la calle a darse a conocer. Se trata de dar la palabra a la ciudadanía, de un ejercicio carnavalesco y de quitarse ataduras institucionales y políticas. Queremos que el festival sea catártico, que la filosofía sea compartida por muchos. Y cuando digo filosofía digo pensamiento en general". 

La programación del festival, íntegramente gratuita, es casi inabarcable. "Quienes acudan tendrán que tomar decisiones dolorosas", reconoce Moscoso, porque muchos eventos se solaparán. Aparte de los grandes actos en la Plaza de España con los cabezas de cartel, y los encuentros más íntimos en el Círculo de Bellas Artes, el Club Matador, el Museo Reina Sofía, el Museo de América o la Fundación Ortega-Marañón, entre otros espacios, se podrá disfrutar de los Paseos filosóficos oficiados por algunos de los ponentes del festival, o los Speakers' Corners temáticos –conexiones, desamor, humor, miedo, Inteligencia Artificial– distribuidos por la ciudad a semejanza del emblemático escaño de protesta del londinense Hyde Park, apadrinados por figuras como el escritor Juan Tallón o la periodista Marta García Aller, que darán, efectivamente, la palabra a la ciudadanía, ese objetivo primordial de este Festival de las Ideas.