El "centro de gravedad" en Israel se traslada al norte del país. Así lo ha reconocido el ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien ha asegurado que se inicia una "nueva fase de la guerra". Previamente, el Ejército israelí trasladaba la 98ª División, cuyas fuerzas han estado combatiendo hasta hace poco en la Franja de Gaza, al norte. Israel da por hecho que va a librar una guerra abierta contra Hizbulá, el grupo terrorista proiraní afincado en el Líbano, ahora más debilitado tras dos oleadas de ataques con explosiones en sus buscas y walkie talkies dos días consecutivos que han dejado miles de heridos y cerca de una veintena de muertos.

El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha dicho en la base aérea de Ramat David este miércoles: "Entramos en una nueva fase de la guerra, y tenemos que ajustarnos. Es muy importante hacer las cosas en esta fase en estrecha cooperación con todas las organizaciones, a todos los niveles". Ha reconocido que la campaña ahora es diferente porque "Hamás no es Hizbulá".

Gallant ha dicho que el objetivo es que decenas de israelíes desplazados de sus poblaciones en el norte del país puedan volver a sus hogares. Los ataques de Hizbulá les han obligado a dejar sus casas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también se ha referido a esta misión: "Vamos a conseguir que los residentes en el norte puedan volver con seguridad a sus viviendas".

La 98ª División, de Gaza al norte

La decisión de reasignar la 98ª División, que incluye brigadas de paracaidistas y comandos, justo un día después del atentado con buscas atribuido a Israel en el Líbano y Siria, también supone el despliegue de grandes fuerzas en la frontera norte para impedir un ataque a gran escala de la organización.

Al menos 12 personas, entre ellas dos niños, murieron como consecuencia de las explosiones de los buscas repartidos por Hizbulá entre sus milicianos. Hay unos 3.000 heridos. El miércoles hubo otra oleada vinculada a los walkie talkies con 14 muertos y 450 heridos.

También se va a sumar la 36ª División. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han emprendido un reclutamiento limitado de personal en la reserva. Se trata de efectivos de la defensa aérea, del Mando Frente Interior y del Cuerpo Médico.

En su visita al Mando Norte, el jefe del Estado Mayor de las IDF, Herzl Halevi, ha asegurado que Israel tiene más capacidades de las que se han utilizado hasta ahora. "Ciertamente, las dos etapas siguientes ya están listas para avanzar, en cada etapa el precio para Hezbolá debe ser alto", ha señalado Halevi.

Golpe humillante para Hizbulá

La brecha en la seguridad de Hizbulá ha sido muy llamativa. En febrero el líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, anunció que iban a dejar de usar los teléfonos móviles porque podían ser interceptados por las fuerzas israelíes. Adquirieron buscas a una empresa cuya patente es de Taiwán pero que habría obtenido licencia para replicarlos en Budapest.

Todo indica que Israel está detrás de esta firma que habría insertado los explosivos en los buscas destinados a los milicianos de Hizbulá. También habría cobrado por los dispositivos, que han proporcionado información vital sobre los terroristas, ahora a merced de Israel. Su venganza está condicionada porque Israel puede estar al tanto de sus planes. Tendrá que improvisar su represalia.

Nasrala se va a dirigir a sus seguidores este jueves. Hasta ahora Hizbulá no había vengado la muerte de su jefe militar, Fuad Shukr, el pasado mes de julio. Pero estos continuos ataques de Israel parecen encaminados a provocar su respuesta.

Hay cada vez más señales que apuntan que Israel busca el enfrentamiento directo con Hizbulá"

Moussa Bourekba, Cidob

"En Israel hay cada vez más voces que piden el paso hacia una guerra total con Hizbulá. No solo la extrema derecha también lo dice Benny Gantz. Creen que Israel tiene que atacar en profundidad. Hay cada vez más señales que suscriben que eso es lo que busca, un enfrentamiento directo con Hizbulá, que hasta ahora ha tratado de medir su respuesta", señala Moussa Bourekba, investigador principal del Cidob, quien ve un "patrón" en las acciones de Israel desde diciembre pasado, y más desde el verano, que indica que estaba decidida la nueva fase de la guerra.

Esta semana Israel ha propiciado una réplica del 7 de octubre para Hizbulá. En esa jornada Israel sufrió un ataque sin precedentes en su territorio por terroristas de Hamás, que se infiltraron y mataron a cientos de israelíes. También secuestraron a unos 200 y aún no se sabe el paradero de muchos de ellos.

Hay fuentes que apuntan a que en realidad la oleada de explosiones en los buscas se activó porque temían que el operativo fuera descubierto. Pero es cierto que varias voces habían dicho que ya se habían cumplido los objetivos en Gaza y que había que lograr que los israelíes pudieran volver a sus hogares en el norte.

Una apuesta muy arriesgada

La apuesta, a pesar de la superioridad militar de Israel, es muy arriesgada. "Como en el caso de Hamás, es una guerra asimétrica ya que Israel es una potencia militar y una potencia nuclear. Pero Hizbulá cuenta con más de 50.000 combatientes, no es Hamás, si bien carece de fuerza aérea. La pregunta es hasta qué punto Israel está dispuesta a asumir pérdidas humanas y materiales", añade el investigador.

Hay discrepancias sobre las consecuencias de esta guerra abierta para Israel. Hay quienes creen que EEUU apoyaría a Israel y serían devastadores con Hizbulá. Pero otras fuentes en Israel, que citaba en junio Haaretz, mantienen que los suministros eléctricos estarían en el punto de mira de Hizbulá y sin energía Israel sería inhabitable en 72 horas.

Hasta ahora Hizbulá ha actuado con contención por puro interés. Tampoco a Irán le interesa una escalada, ya que Israel es una potencia nuclear y cuenta con Estados Unidos. "Pero las reglas del juego pueden cambiar", puntualiza Moussa Bourekba.

Es aún más complejo el análisis si se mira hacia Estados Unidos, donde apenas quedan 50 días para las elecciones. Es posible que Netanyahu quiera aprovechar los estertores del mandato de Joe Biden, que hasta ahora no le ha negado nada a pesar de que el estadounidense tiene sus divergencias con el primer ministro israelí.

Si Netanayahu, que juega la carta de la guerra como una huida hacia delante dadas sus complicaciones con la Justicia, también por su responsabilidad en la respuesta al 7O, cuenta con que ganará Trump, dejaría pasar el tiempo, ya que el republicano es un aliado sólido. Pero no parece tan segura esa carta.

Sea como sea, la humillación sufrida por Hizbulá es tan mayúscula que se da por hecho que responderá, o intentará hacerlo, de forma contundente. Si lo hace, Israel entrará en guerra abierta con los proiraníes en el Líbano. Si no, es probable que insista con más atentados. La mayor incógnita es si Irán se sumará a Hizbulá. Y si Estados Unidos apoyará de forma contundente a EEUU.

Está por ver cuánto tardarán los israelíes desplazados del norte en volver a sus hogares. Es muy posible que solo quede tierra arrasada. Incluso si se impone Israel.