A Juan Manuel Corchado le precede la polémica desde antes de que llegara al puesto de rector de la Universidad de Salamanca (USAL) en mayo de este año. Tal y como adelantó El Independiente, ya en marzo los movimientos del catedrático de Informática para alcanzar la dirección de la magna institución académica antes de la dimisión del anterior rector, Ricardo Rivero, quedaron en entredicho. Y poco después de asumir el cargo arreciaron las acusaciones de que Corchado habría hinchado su currículum. Ahora, un informe encargado por el Comité Español de Ética de la Investigación concluye que el rector ha levantado "un entramado editorial" para mejorar su posición como investigador en las clasificaciones académicas mediante prácticas "fraudulentas".

El Informe bibliométrico sobre la producción científica del profesor Juan Manuel Corchado, firmado por Alberto Martín-Martín y Emilio Delgado López-Cózar, de la Facultad de Comunicación y Documentación de la Universidad de Granada, sostiene a lo largo de sus 131 páginas que "se constata la existencia de varios patrones de malas prácticas que resultan en la manipulación del registro académico" de Corchado. Según sus conclusiones, "Corchado ha construido una extensa y nutrida red académica sobre la que ha levantado un entramado editorial dirigido a producir publicaciones y citas a fin de brillar en sus perfiles bibliográficos y bibliométricos (ResearchID, ScopusAI, Google Scholar, ResearchGate, Dimensions, SemanticScholar, Lens...) y resplandecer en los rankings de investigadores y de universidades basados en indicadores bibliométricos".

"Esta fábrica de publicaciones y citas erigida con ayuda de sus más estrechos colaboradores, asociados en torno al grupo de investigación BISITE, fundado y dirigido por el profesor Corchado, utiliza estrategias basadas en cuestionables conductas de publicación, malas prácticas editoriales cuando no en praxis abiertamente fraudulentas", indica el informe adelantado hoy por El País.

Tras la pista desde 2022

La investigación de los profesores de la Universidad de Granada comenzó a elaborarse a finales de mayo a solicitud del Comité Español de Ética de la Investigación para "atestiguar la verosimilitud de las acusaciones de malas prácticas científicas que se estaban denunciando en la prensa sobre el profesor Corchado", aunque los autores estaban detrás de la pista de este asunto desde 2022, antes de que fuera rector, a partir de sospechas de científicos sobre Corchado. El Comité es un órgano independiente, consultivo y colegiado de ámbito estatal, adscrito al Consejo de Política Científica, Tecnológica y de Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, encargado de velar por la integridad científica y la investigación responsable y ética.

Los autores entregaron el informe en junio de este año. Y el Comité, "siguiendo los estándares comúnmente aceptados en la comunidad científica", explican Martín y Delgado, decidió mantener el informe y sus nombres en el anonimato mientras solicitaba una investigación interna sobre Corchado a la Universidad de Salamanca. Pero este lunes 23 de septiembre el informe, revisado y actualizado, se publicó en Zenodo, un repositorio científico internacional. Sus autores quieren someterlo "a la controversia pública, que es el mejor escenario en el que se puede desenvolver el quehacer de los científicos", aseguran.

"No conozco el informe"

Todo esto sucede después de que el Comité de Ética rechazara el informe presentado por la Universidad de Salamanca, resultado del trabajo de una comisión nombrada por el Consejo de Gobierno de la institución académica, al considerar que no respondía a las verificaciones solicitadas.

"No conozco el informe, no lo he leído y sobre eso ya he hablado", ha declarado Corchado este martes. La Universidad de Salamanca todavía no se ha pronunciado respecto.

Conocido por compaginar su vínculo universitario con actividades empresariales en el Golfo Pérsico, el proyecto de universidad de Corchado gira en torno a la construcción de nuevos campus, el aumento de sueldos a todo el personal, la simplificación burocrática o la transformación de la universidad, de facto, en semipresencial. Ya en marzo, catedráticas de universidad consultadas por este periódico pusieron en duda la viabilidad de dichas propuestas.