Hubo una persona, que tuvo trato con El pequeño Nicolás, que me advirtió en su día sobre lo insostenible que era estrategia. Lo argumentó de forma brillante: quienes son inteligentes suelen tener menos prisa, mientras que los listos pisan a fondo el acelerador hasta que queman el motor. En ese período, el aludido comenzaba a quedarse solo después de haber recorrido su primera juventud a 300 kilómetros por hora. Cuando apareció en la fiesta post-electoral de Alvise Pérez, intuí que tenían algo en común.

Aquel acto se celebró en la discoteca Cats, madrileña, y fui porque nunca es una buena idea establecer 'cordones sanitarios' con los populismos. De ese modo, no se pueden destripar. Conviene acercarse y entenderlos para evitar sorpresas. Hubo quien infravaloró las acampadas del 15-M y chocó de bruces contra Podemos, que surgió mientras la crisis económica arreciaba y el futuro de millones de españoles se ennegrecía. Fue ahí cuando Pablo Iglesias prometió cambios drásticos que, supuestamente, serían beneficiosos para la gente desencantada. Para los perdedores.

Es curioso porque esta última oración se puede aplicar igualmente para Amadeo Llados y para Alvise Pérez. Ellos son una completa farsa, pero los motivos que impulsan a cientos (o miles) de ciudadanos a seguirles son lícitos y su enfado, comprensible. Retratar a los oportunistas es necesario. Despotricar contra los descontentos, un error. Muy común en los analistas a sueldo o en los periodistas que no se quieren meter en problemas con su jefe o con sus amigos.

Forocoches es más útil que el columnismo

Pero Alvise no es la causa de nada. Es una consecuencia. Quien visitara de vez en cuando Forocoches, comprendería este razonamiento mucho antes que quienes pierden el tiempo escuchando las tertulias radiofónicas o leyendo a los 'bardos' vanidosos de esta profesión, que siempre reman a favor de obra. Alvise hubiera muerto de inanición si no hubiera encontrado un caldo de cultivo con el que engordar, que está compuesto por el malestar de los ciudadanos con la situación económica, con la corrupción, con sus representantes, con las discriminaciones positivas y con la inmigración irregular.

La perorata que usted expone a su familia en la comida del domingo y oculta el lunes a la oficina, por miedo al qué dirán, es más común de lo que parece cuando el malestar social aumenta. Eso no quiere decir que usted tenga razón, ni mucho menos Alvise. Pero quien desde luego se equivoca es quien define sus problemas prácticamente como una alucinación. Como algo irreal, que es cosa suya y de sus prejuicios... o su forma de ser. Por ejemplo, si es usted un empresario al que le amenazan con subidas impositivas, mientras anuncian una nueva inversión de 210 millones de euros en un bono cultural joven, le niegan el derecho a indignarse. Incluso a pensar que le están tomando el pelo.

Sobre esto escribía Alberto Olmos el pasado martes en El Confidencial: mientras los ciudadanos se muestran preocupados por el desgaste de la seguridad, la crisis de la inmigración ilegal, la okupación u otros problemas 'de proximidad' para la gente que vive en los barrios, la respuesta del Gobierno resulta bastante penosa: si usted piensa así es que le han manipulado porque hay quien está interesado en que reciba ese tipo de noticias, y no las positivas y convenientes.

El hueco de 'los Alvises'

Es lógico que los dirigentes utilicen la propaganda y las presiones de varios tipos para intentar camuflar el problema y transmitir a la población que, en realidad, vive bien, pese a que no sea así. Pero también es normal que, cuando un presidente, un ministro o un alcalde recurre a esa estrategia, le tomen por un farsante. Ahí es donde encuentran el hueco 'los Alvises', que se venden como mesías cuando, en realidad, son otros impostores que deforman todavía más la realidad para otorgarle del ingrediente dramático que necesitan para incrementar su número de apoyos. Eso es todavía más peligroso porque termina, entre otras cosas, por criminalizar al inmigrante o al propio Estado. Digamos que todos, en mayor medida, terminamos por pagar las facturas que generan.

Pero eso es consecuencia, en buena parte, de las estrategias insidiosas de los gobernantes. Es la que genera desconfianza. “Cuando veáis al servidor pensar más en sus propios intereses que en los vuestros, y que interiormente busca sus propios beneficios en todas las cosas, ese hombre nunca será un buen sirviente, ni jamás podréis confiar en él”, escribió Maquiavelo.

No son de fiar

Lo que sucede es que Alvise y otros mesías tampoco son de fiar. Había que estar ciego para no detectarlo en el caso del líder de Se Acabó La Fiesta, pero, ojo, eso no convierte en ilegítimo el malestar de quienes le apoyaron. Otra cosa es cómo actúen a partir de ahora; y no tengo duda que habrá quien no le niegue su apoyo pese a las evidencias que ha podido leer estos días sobre su persona. O pese a las penosas excusas que ha ofrecido para justificar su cobro de 100.000 euros sin factura por parte del propietario de un chiringuito financiero, según adelantó eldiario.es.

Primero, ha afirmado que los bancos tenían bloqueada su campaña electoral y que necesitaba ese dinero. Después, ha recordado otra frase, que pronunció “ante 3.500 personas”: “Es (parte de) una guerra de la libertad fiscal contra el Estado-nación, que quiere prohibir el efectivo”. El cemento armado... o el diamante es más blando que determinados rostros. Su vídeo de este jueves por la noche es tan ridículo y bochornoso que sólo el más desvergonzado de los vendedores de motos averiadas se atrevería a grabarlo. Yo no soy un jeta, sólo un insumiso.

Si uno echaba un vistazo a su canal de Telegram tras difundir estos argumentos, podía encontrar algunos mensajes reprobatorios, pero también otros que llamaban la atención: “Por fin un político sincero y que no malgasta el dinero público, sino el de un inversor privado” / “No creo que sea cierto, pero en el caso de que lo fuera, bien hecho por él y por los millones de autónomos que no hacen factura. Ya está bien de pagar con nuestros impuestos a 'los menas' ilegales y paguitas de los zurdos de mierda” / “Se arma más revuelo por los 100.000 euros de Alvise que por los cientos e millones de euros del PSOE... país...”.

La experiencia dicta que podrían ser mensajes de bots..., pero también de adeptos que no se desencantarán tan fácilmente de su nuevo líder, pese a la evidencia, que la vería un ciego. Son estos quienes critican a los jubilados que 'todavía apoyan al binomio PP-PSOE'. Y son lo mismo. En este caso, además se une una curiosa confianza hacia el líder (SALF) que corre a la misma velocidad que Francisco Nicolás.