Se espera que esté terminado a finales de 2024. Pero hace unos días Astilleros Armón, la empresa fabricante, entregó al CSIC su nuevo buque oceanográfico: el Odón de Buen. El barco salió desde Vigo y llegó a Cádiz, la ciudad en la que tendrá su puerto base a partir de ahora. Y aunque todavía debe someterse a una serie de pruebas, y es necesario instruir a la tripulación para que pueda dirigirlo, ya se vislumbra su potencial.

"En la actividad científica marina que realizamos, un buque oceánico multipropósito y con capacidad pesquera como este nos sirve para complementar nuestra flota, que ya consta de ocho barcos. El Odón de Buen es el más grande que tenemos, y también el más caro, porque es el más equipado", asegura Jordi Sorribas, director de la Unidad de Tecnología Marina (UTM). El proyecto ha contado con una inversión de 85 millones de euros. El 80% de dinero ha procedido del Fondo europeo de Desarrollo Regional (FEDER), y el 20% lo ha puesto el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

"Creo que España es una potencia en investigación oceanográfica. Nuestros investigadores están en el top, muy bien considerados, y nuestros técnicos también. Y pocos países tienen una Unidad de Tecnología Marina como la nuestra y la capacidad de construir buques como estos. Prácticamente todos los componentes del Odón de Buen vienen de la industria nacional, desde la motorización hasta los sistemas. Y ese abanico de poder diseñarlo, construirlo y usarlo hace que España gane bastante relevancia", señala Sorribas.

Concebido para surcar todos los océanos del mundo

El Odón de Buen recibe su nombre del científico aragonés que entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX se convirtió en el pionero de la oceanografía en España. Por el camino, fundó el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), la entidad que precisamente impulsa ahora este proyecto. Con 23 años, el investigador fue designado para encabezar una comisión de naturalistas en un viaje que pretendía dar la vuelta al mundo en una vieja fragata de la Armada, pero que finalmente tuvo que conformarse con visitar Europa y el norte de África. Fue un inicio un poco caótico, pero un inicio al fin y al cabo.

La construcción del barco comenzó a materializarse en mayo de 2022, en un acto en el que se dio inicio formalmente a su fabricación con el primer corte de chapa del buque. Pero ahora ya puede apreciarse su envergadura. Cuenta con una eslora de 84,3 metros y una manga de 17,8. Tiene capacidad para albergar a 58 personas y su autonomía será de unos 50 días de navegación. Y está equipado con la última tecnología, que puede desplegar a profundidades superiores a los 6.000 metros.

"Operar a más de cinco kilómetros de profundidad es muy fácil de decir, pero es una potencialidad que todavía no teníamos en España y nos abre una puerta al conocimiento de zonas inexploradas", explicó Javier Ruiz, exdirector del IEO e investigador del ICMAN, en declaraciones a la revista científica del CSIC.

Todo ello le permite navegar en todos los océanos del mundo, incluidas las zonas polares. Sus 500 m2 de laboratorios, con una serie de ecosondas de última generación, marcarán "un antes y un después" en el estudio del fondo marino y de pesquerías, según el CSIC. Además, cuenta con diferentes sistemas de muestreo y adquisición de datos, entre los que destaca el vehículo submarino Kongsberg HUGIN 6000, que puede tomar imágenes y cartografiar el fondo de forma autónoma con una resolución centimétrica. 

"Este barco nos puede transportar a donde nos lleve la mente de los investigadores. Es como una navaja suiza, porque puede actuar en una gran diversidad de escenarios en casi todas las disciplinas de las ciencias marinas. Así que siempre tendremos nuevos horizontes", resume Sorribas. "Tendrá dos tripulaciones, que se irán alternando cada mes. Y lo que irá cambiando serán los equipos de investigación que viajen a bordo, que en cada campaña serán distintos porque tienen que estar especializados", añade.

Sostenible y silencioso

"El buque será un referente también en sostenibilidad. Dispone de un sistema de propulsión vanguardista capaz de combinar un sistema diésel-eléctrico con una propulsión mediante gas natural licuado. Contará con las herramientas más avanzadas para evitar derrames de combustible y reducir las emisiones de gases a la atmósfera", detallan desde el CSIC.

El Odón de Buen, además, está especialmente diseñado para ser muy sigiloso. "Es imposible que no haga nada de ruido, porque los sistemas mecánicos, electrónicos y eléctricos generan vibraciones. Pero comparado con la flota internacional es muy silencioso. Sus niveles de ruido están por debajo de los límites", aclara Sorribas. Para los científicos este aspecto es fundamental, porque les permitirá observar el océano produciendo el mínimo impacto.

El director de la UTM relata que los investigadores optarán a una convocatoria abierta para definir a qué proyectos se destinará el buque. Y a los ganadores se les concederá un determinado tiempo de viaje. Para trabajar en aguas españolas o internacionales no hay ningún problema. Pero si alguien quiere llevar el Odón de Buen a regiones bajo la jurisdicción de otro país tendrá que pedir permiso con seis meses de antelación, bien a las embajadas correspondientes o bien directamente al Ministerio de Exteriores. "No suelen poner problemas. Pero es habitual que te pidan que embarques a investigadores de ese país o que les des una copia de los datos", desliza Sorribas.

Desde el CSIC afirman que el trabajo del IEO en la investigación de áreas marinas protegidas y hábitats vulnerables en los últimos años ha contribuido al compromiso alcanzado por España de proteger más del 10% de sus territorios marítimos. Pero confían en que con la flota de buques oceanográficos actual también podrán cumplir con el compromiso de Naciones Unidas de proteger la biodiversidad marina en áreas ubicadas fuera del ámbito nacional.