Stefani Joanne Angelina Germanotta, la cantante de 38 años más conocida como Lady Gaga, vuelve a intentarlo. Su objetivo es la codiciada figurilla dorada a mejor actriz de la Academia del Cine estadounidense. Por eso se ha remangado y protagoniza la segunda parte de Joker, que se estrena este viernes 4 de octubre. La elección no es casualidad, porque la primera edición fue nominada a once premios Oscar.
Pero no contenta con eso, también ha sacado un álbum de la película (que es un musical) y está llena de clásicos reinterpretados, aunque las canciones han pasado de puntillas por las listas de éxitos. Previamente Gaga probó con Ha nacido una estrella en 2018 y casi lo consigue. Después le siguió La casa Gucci -con menos suerte- y, finalmente, llega Folie à Deux. Pero las primeras críticas la han dejado por los suelos.
Los pronósticos no pintan bien para esa búsqueda de Lady Gaga por el Oscar. La gala se celebrará el próximo 2 de marzo de 2025 y las nominaciones no saldrán hasta principios de año, pero ya han comenzado las apuestas. En las predicciones que han publicado medios especializados como Variety o The Hollywood Reporter no incluyen Joker 2: Folie à Deux ni entre las treinta mejores apuestas de este año. Tampoco en las categorías de actor o actriz parecen entrar en el top diez. Por tanto, la intérprete y cantante tendrá que probar suerte otro año más y, quizás, pensar en qué ha pasado para que esta apuesta le saliera tan mal.
Cuando Lady Gaga era sinónimo de innovación
Quizás Gaga podría recordar qué fue lo que la alzó como una de las mejores artistas de su generación. Aquella época, a principios de la década pasada, en la que dejaba a todo el mundo con la boca abierta con sus apariciones públicas. Como cuando en los MTV VMAs de 2009 interpretó su tema Paparazzi con una impresionante puesta en escena en la que terminó ensangrentada y colgada, todo ello cantando en directo. O cuando, al año siguiente en los mismos premios, arrasó con un traje y zapatos forrados de carne cruda.
Lady Gaga ha sido siempre sinónimo de innovación y originalidad, también de talento sin límites. Lo era incluso hace quince años cuando publicó temas como Just Dance o Alejandro, que se han convertido en clásicos de la música moderna. Sus actuaciones y apariciones han querido impactar y dejar una huella que, sin duda, han querido después retomar artistas como Chappell Roan. Pero parece que en su búsqueda de la aprobación de los premios tradicionales, de la visión clásica del arte, ha convertido su personaje en uno previsible.
Lady Gaga se ha dejado llevar por las tendencias de Hollywood. Va de remake desesperado (Ha nacido una estrella quiso emular el éxito de La la land) a historia real (La casa Gucci repetía la fórmula de Bohemian Rhapsody o Green Book, que estaban basadas en hechos). Y ahora termina con secuela, que encima oculta un musical (Joker: Folie à Deux). Cuando hace menos de una década que Margot Robbie interpretó por primera vez a una muy icónica y recordada Harley Quinn, siendo la última vez que se puso las coletas en 2020.
Resulta curioso que Lady Gaga quiera repetir los pasos de otros en vez de forjar su propio camino como ha hecho con la música. Lejos queda esa artista tan punk que no encajaba en ninguno de los clichés en donde quisieron encasillarla.
Vender su imagen a las masas
Este viraje a lo mainstream se ha traducido también en sus negocios. Siguiendo los pasos de otras artistas como Rihanna o estrellas como Kylie Jenner, Lady Gaga también ha sacado su propia línea de maquillaje llamada Haus Labs. Fundada en 2012, empezó vendiendo perfumes y en 2019 se atrevió a girar hacia lo que estaban haciendo las demás, vender cosméticos.
Pero ni siquiera en eso ha mantenido la esencia de lo que le hizo famosa. Esa imagen queer, casi de drag queen, ha desaparecido. Haus Labs empezó vendiendo un maquillaje más carnavalero, con colores intensos y brillos, y ahora lo primero que se aprecia al entrar en su web es una fotografía de Lady Gaga con un maquillaje de apariencia cara lavada. La cantante se ha lanzado a la tendencia del clean girl make up, dejando por completo de lado la estética que la encumbró.
Estética arriesgada que, por cierto, sí utilizó para su último disco Chromatica, publicado en 2020. A principios de este año, cuando acudió a la premiere de su película Gaga Chromatica Ball, un filme que recoge su gira como ya habían estrenado Beyoncé y Taylor Swift a finales de 2023, llegó con esa imagen futurista con la que arrasó... hace cuatro años.
Pero aseguró que estaba "todos los días en el estudio" preparando su próximo disco, que se entiende que no es el que ha publicado para Joker: Folie à Deux. "He escrito muchísimas canciones y he estado produciendo otras muchas. No se parece a nada de lo que haya hecho antes", aseguró en mayo. Lo que está claro es que, a pesar de que haga cuatro años que no saca un disco original, Lady Gaga es muy prolífica. En 2021 publicó su último álbum con Tony Bennet, que falleció dos años después. En 2022 participó también en la banda sonora de Top Gun.
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