Corría el año 1962. Mientras vaciaba el sótano de una casa en Capri, Luigi Lo Rosso, un chatarrero italiano, encontró el retrato de una mujer con los ojos tan juntos que, de no estar separados por una nariz larga y fina, podría decirse que era el dibujo de un cíclope. Lo Rosso se llevó el lienzo, le puso un marco barato y lo colgó de la pared del salón de su casa. Su mujer decía que era un cuadro "horrible". Ahora, expertos italianos afirman que la pintura podría tratarse de un Picasso.

El cuadro, que hoy en día se cree que podría ser una imagen distorsionada de Dora Maar, fotógrafa, pintora francesa y musa del pintor español, contiene, en la esquina superior izquierda, la inconfundible firma del artista, pero Lo Rosso no sabía de quién se trataba.

Es el hijo del chatarrero, Andrea Lo Rosso, quien, a sus 60 años, está volcado en conocer quién estuvo tras la pintura por años considerada familiar, al conocer de la obra de Picasso en una enciclopedia. "Mi padre era de Capri y coleccionaba chatarra para venderla por casi nada", explica en una entrevista al medio británico The Guardian. "Encontró el cuadro antes de que yo naciera, sin tener ni idea de quién era Picasso. No era una persona muy culta. Mientras leía sobre las obras de Picasso en la enciclopedia, miraba el cuadro y lo comparaba con su firma. Le decía a mi padre que se parecía, pero él no lo entendía".

Picasso, fallecido en 1973, visitaba con frecuencia la isla de Capri, al sur de Italia, y se cree que este cuadro, similar a Buste de femme (que también retrataba a Dora Maar), podría haberse pintado entre 1930 y 1936.

La autenticidad del cuadro

La familia Lo Rosso acabó por pedir consejo a un equipo de expertos y, tras varios años de investigación, Cinzia Altieri, grafóloga y miembro del comité científico de la Fundación Arcadia, ha confirmado que, "sin duda", la firma del cuadro, valorado hoy en seis millones de euros, es la de Picasso. "No hay ninguna prueba que sugiera que es falsa", declaró a The Guardian.

Por su parte, Luca Marcante, presidente de la fundación para la que Altieri trabaja, valora la existencia de dos versiones del cuadro. Marcante, en una entrevista al periódico italiano Il Giorno, comenta que "probablemente, se trate de dos retratos, no exactamente iguales, pero del mismo sujeto pintado por Picasso en dos momentos distintos. Una cosa es segura: el que se encontró en Capri es auténtico".

Andrea ha tratado de contactar en diversas ocasiones con la Fundación Picasso de Málaga, pero estos no han tenido interés en comprobar la veracidad de sus afirmaciones. Es la Fundación la que tiene la última palabra sobre la autenticidad del cuadro, ahora guardado en una cámara acorazada de Milán. Sin su aprobación, el cuadro podría ser de cualquiera.