A finales de los años 90 se fraguó el tercer chantaje de Bárbara Rey a Juan Carlos I, rey de España. El entonces director general de CESID (Centro Superior de Información de la Defensa, antecesor del CNI), el teniente general del Ejército de Tierra Javier Calderón, llamó personalmente al presidente de la Comunidad valenciana, Eduardo Zaplana, para pedirle, en nombre del monarca, que le buscara un empleo a la vedette en la televisión de su comunidad, "saliendo en pantalla, por supuesto", puntualizó.

Dicho y hecho. En el año 2000, la televisión autonómica Canal 9 comenzó la emisión de un programa de cocina llamado En casa de Bárbara, que podía verse de lunes a jueves. Dicho programa se emitió hasta 2005. En total, la artista se embolsó cinco millones de euros. Su estancia en Valencia durante la grabación de los espacios, en el Hotel NH Valencia, también corría a cargo de Canal 9.

La cocina le ha dado mucho juego a Bárbara Rey. De hecho, utilizó una paella como cebo para llevar a su casa de Boadilla del Monte al rey el 22 de junio de 1994, fecha en la que, sirviéndose de su hijo Ángel Cristo, menor de edad, grabó vídeos, cintas de audio e hizo fotografías de aquel encuentro. Una parte de ese material es el que se ha puesto en circulación a partir de finales del mes de septiembre.

El pistoletazo de salida se dio en la revista holandesa Privé, que en la última semana de septiembre publicó la foto de la paella y otras en las que el monarca besaba apasionadamente a su amante. Ninguna revista española se hubiera atrevido a ello, ante el miedo a una querella por vulneración del derecho a la intimidad. Otra cosa es reproducir algo que se ha publicado en otro medio.

Cualquiera que haya escuchado las grabaciones publicadas hasta ahora, percibirá cómo Bárbara Rey sonsacaba al rey temas diversos sin que, al parecer, este fuera consciente de la trampa en la que estaba cayendo. Hay más de cinco horas de grabaciones de conversaciones y también imágenes subidas de tono tanto en el salón del domicilio como en el dormitorio.

Esta nueva ofensiva no tiene nada que ver con un nuevo intento de extorsión, sino que proviene de la venganza y, cómo no, la necesidad de dinero de su hijo Ángel, que tenía en su poder una copia de las cintas que se grabaron en su día. Mandarina, la productora, entre otros, del programa ¡De viernes!, que emite Telecinco, se hizo con el material que ahora publica en exclusiva OK Diario y que, al mismo tiempo, se difunde en dicho espacio, siguiendo el esquema ya mencionado y que protege a la cadena de Mediaset de posibles contingencias judiciales. ¿Cuánto ha cobrado el hijo de Bárbara Rey por ese lote de grabaciones? Según fuentes solventes, el hijo de la vedette no habría cobrado por las cintas, sino "por sus scoops y sus apariciones en el programa". La cifra: en torno a 130.000 euros.

La primera vez que se escucharon conversaciones entre el rey don Juan Carlos y su amante fue en el documental Salvar al rey, emitido por HBO en 2022 bajo la dirección de Santi Acosta. Eran dos cortes sobre comentarios en torno a José María Aznar y el ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Había mucho más, pero los tres despachos de abogados que asesoraban a HBO se negaron a difundir algunos contenidos que sólo aportaban un poco de sal y pimienta.

La persona que hizo llegar ese material a la productora Mandarina fue el periodista Antonio Montero, bien conectado con el hijo de Bárbara Rey y con Hugo Arriazu, el hijo del fotógrafo Santiago Arriazu.

La vedette ha rentabilizado al máximo su relación con don Juan Carlos: 9,4 millones de euros en poco más de diez años

Ahora Mandarina dispone de un material mucho más completo, que incluye fotos y vídeos (algunos grabados en un hotel). Pero la intención es limitarse a difundir sólo los audios. "Nunca se difundirán los vídeos", afirma una fuente de la productora.

Todo el material es muy sensible. Los abogados de Telecinco han sido muy prudentes y han preferido que sea un medio escrito el primero en dar la información para darlo con posterioridad y cubrirse así ante posibles demandas. De hecho, Bárbara Rey ha amenazado con querellarse contra los que están poniendo en circulación las conversaciones. Recientemente se ha reunido con el abogado Juan Ospina, que defendió a la familia Arrieta (Edwin Arrieta fue descuartizado por Rodolfo Sancho el 3 de agosto de 2023).

Las cintas del rey y su amante son, desde hace diez días, tema de conversación no sólo en ámbitos políticos, sino que se han convertido en un fenómeno de masas. La mayoría de la población vive con asombro hasta dónde llegó el monarca en su relación con la artista. De hecho, Telecinco, aprovechando el tirón, está negociando con HBO para dar en abierto el documental Salvar al rey, que aborda desde una perspectiva rigurosa el ascenso y caída en desgracia del monarca.

Bárbara Rey, ahora ofendida por la difusión de unas cintas cuya grabación ella propició, pero de la que hasta ahora no ha sacado rendimiento, ha vivido durante los últimos treinta años, a buen ritmo, de la explotación de su relación con el que fuera Jefe del Estado. Es decir, de la necesidad del rey de que no salieran a la luz pública sus devaneos amorosos.

La primera factura por no difundir las grabaciones se pasó al cobro en 1994 (año de su fabricación). La negociación la llevó a cabo, por parte del rey, su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal. Por parte de la artista, el fotógrafo Santiago Arriazu. Precio: 30 millones de pesetas.

El segundo chantaje se produjo ya con un gobierno de Aznar, en 1997. El material se le mostró al secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxá, anterior jefe de protocolo de la Casa del Rey. Este se lo comunicó al entonces director del CESID, Emilio Alonso Manglano (al que luego sustituiría Calderón), quien recomendó un acuerdo: 600 millones de pesetas: 100 de una vez y luego 50 millones por año. Según cuenta en el libro de Juan Fernández Miranda y Javier Chicote, El jefe de los espías, el director del CNI ya en tiempos de Zapatero, Alberto Saiz, fue él quien puso punto final a esos pagos, aunque niega que el dinero saliera de fondos reservados y atribuye su origen a "amigos del rey".

Sería bueno saber de verdad cuánto dinero público se ha pagado para cubrir las andanzas del rey emérito. Pero la que no puede quejarse es su amante, ya que, al menos que sepamos, entre 1994 y 2005 cobró por distintas vías, pero siempre utilizando como arma de convicción su relación íntima con el monarca, al menos 9,4 millones de euros.