En este último año, durante 359 días, salvo los seis días de tregua en noviembre, los habitantes de Gaza han vivido bajo el asedio de una guerra que ha devastado sus tierras. Las cifras de víctimas mortales en Gaza, Cisjordania, Líbano e Israel han superado las de cualquier conflicto anterior en la región.

Si hay dos grandes retos que hemos enfrentado como organización durante este periodo, son: el acceso seguro para brindar ayuda y la falta de protección para el personal humanitario.

En Gaza, el concepto de «zonas seguras» o «zonas humanitarias» simplemente no existe

En Gaza, el concepto de «zonas seguras» o «zonas humanitarias» simplemente no existe. A finales de julio, la ONU informó que el 86% de la Franja de Gaza había sido clasificada como zona insegura por las fuerzas israelíes. Hoy, solo quedan 41 kilómetros cuadrados considerados "seguros", donde más de dos millones de personas luchan por obtener lo básico: agua, alimentos, higiene y protección, en una clara violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.

Recordemos que Gaza, con una extensión de apenas 360 km² (el 60% de la superficie de Madrid), ya de por sí es una de las zonas más densamente pobladas del mundo.

A pesar de estos desafíos, hemos ampliado nuestra presencia con las víctimas. En Gaza, contamos con un equipo de 130 personas, y en Líbano con 240, lo que nos ha permitido intensificar nuestra respuesta humanitaria. Desde Acción contra el Hambre, hemos lanzado programas de prevención y tratamiento nutricional para los niños, mujeres embarazadas y lactantes más vulnerables de Gaza. También hemos distribuido alimentos, agua potable, kits de higiene y hemos trabajado en mejorar las condiciones sanitarias y de seguridad alimentaria. Como resultado, hemos logrado asistir a más de un millón de personas en Gaza y Cisjordania desde octubre del año pasado.

Desplazados palestinos en el campo de refugiados de Jabalia, en la Franja de Gaza. | EP

En el Líbano, la situación es cada vez más crítica. La violencia en la frontera con Israel ha provocado el mayor desplazamiento de población en el país en casi 20 años, con un millón de personas desplazadas. Nuestros equipos han distribuido agua, alimentos, mantas y otros suministros esenciales, mientras trabajamos junto con autoridades locales, Naciones Unidas y otras organizaciones para atender a las comunidades afectadas, incluidos los refugiados sirios atrapados en otro conflicto.

A pesar de que más del 75% de las tierras de cultivo en Gaza han sido afectadas, nuestros equipos ya están apoyando a los agricultores para que puedan reconstruir sus medios de vida

A un año del inicio de esta crisis, ¿qué retos se presentan ahora? Dos son los más urgentes: la llegada del invierno y el aumento alarmante de la desnutrición en Gaza.

Con la llegada del invierno, el frío y la lluvia, las familias desplazadas, muchas de las cuales ya han sido forzadas a trasladarse varias veces, enfrentarán condiciones extremas sin refugio ni ropa adecuada. Algunas viven en tiendas dañadas, mientras que otras duermen al raso, en zonas inundadas de agua y basura, lo que aumenta el riesgo de enfermedades como infecciones respiratorias y diarrea.

Antes del conflicto, la desnutrición en Gaza era prácticamente inexistente, con una tasa del 0,8%. Hoy, esa realidad ha cambiado drásticamente. Todos los niños de Gaza están en riesgo. Hace un año, jamás hubiéramos imaginado tener que medir el perímetro braquial de los niños para evaluar su estado de desnutrición. La nutrición ha sido uno de los pilares de nuestra respuesta, y Acción contra el Hambre se ha consolidado como organización líder en este ámbito.

A pesar de que más del 75% de las tierras de cultivo en Gaza han sido afectadas, nuestros equipos ya están apoyando a los agricultores para que puedan reconstruir sus medios de vida. El acceso a alimentos y la producción agrícola han sido una prioridad antes y durante el conflicto. Seguimos comprometidos con los agricultores palestinos, una fuente clave de alimentos para una población asediada.

Nuestros equipos llevan un año trabajando bajo una presión enorme, con el sonido incesante de las bombas como telón de fondo, y enfrentando el desafío de trasladar a sus propias familias a zonas seguras mientras siguen llevando a cabo la respuesta humanitaria. Aunque muchos los consideren héroes, para ellos solo están haciendo su trabajo. Pero hay algo que nunca perdemos de vista: nuestro objetivo primordial es salvar vidas y aliviar el sufrimiento de quienes más lo necesitan.

En mayo de 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2417, prohibiendo el uso del hambre como arma de guerra. Sin embargo, vemos que esta prohibición se sigue ignorando. La violencia continúa siendo utilizada para someter a poblaciones enteras al hambre. En Acción contra el Hambre, seguimos trabajando para garantizar que este sufrimiento, que podría prevenirse, no quede en el olvido.


Olivier Longué es director general de Acción contra el Hambre; organización humanitaria que trabaja en Gaza y Cisjordania desde 2002 y en Líbano desde 2006.