El comandante de la Guardia Civil detenido en el caso Koldo, Rubén Villalba, no se fiaba de Víctor de Aldama, el comisionista de la trama. Así se desprende de un nuevo informe de la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado aportado a la causa y al que ha tenido acceso El Independiente.

"Lo único que hemos hecho ha sido ayudarle. Del que no me fio ni un pelo, el Gomina", como se refería al empresario. La conversación es entre Villalba y su jefe, un superior de la Guardia Civil al que la UCO identifica como Agente 1. El detenido, antes de marcharse a la embajada de España en Venezuela en octubre de 2023, perteneció al Sistema de Información de la Benemérita.

Aldama ha vuelto a la actualidad esta semana. El lunes, la unidad de élite de la Guardia Civil, la que le detuvo en febrero por el presunto cobro de comisiones en contratos públicos de mascarillas durante la pandemia, volvió a arrestarle. Esta vez está relacionado por el fradue de 182 millones de euros en el IVA en la venta de combustible. También fueron detenidas otras 13 personas.

Sabían de la relación

El encuentro entre Villalba y su jefe, en el que estaba presente otros dos guardias a los que identifican como Agente 2 y Agente 3, se produjo siete días después de las detenciones del caso Koldo, el 27 de febrero de este año. Los tres hablan sobre la trama y sobre los encargos, trabajos o favores que les habían hecho, dando a entender que todos eran conocedores de la relación del comandante con los detenidos.

Según la UCO, Villalba daba soporte y seguridad a las comunicaciones del clan, especialmente a las de Aldama y Koldo. Por ello recibiría 2.000 euros mensuales. Los jefes del comandante se mostraron sorprendidos por la cantidad de dinero que este había recibido por asegurar los terminales de la organización. Villalba se justificaba en que Aldama "no quería cualquier móvil", aunque en la realidad los teléfonos eran de gama baja, no superando los 150 euros.

El comandante les explicó que algunos meses necesitaba "dos o tres" móviles, que con las recargas de dinero sumaban 200 euros por terminal. A eso le sumaba otro que utilizaba él por cada línea de Aldama para comunicarse. Las cuentas, según su relato, del mes con más actividad ascendería a 1.200 euros.

El Agente 1 no se extrañó de que Villalba tuviese relación con Víctor de Aldama, empresario, presidente del Zamora y comisionista de la trama. En su unidad también la tenían. Según fuentes jurídicas, era colaborador de la UCE, una unidad antiterrorista de los Servicios de Información. Lo que no entendían los superiores era el descontrol del dinero.

"No es trigo limpio"

"El Gomina es que no es trigo limpio. Lo que puede ser es invertarse cosas", dice Villalba, a lo que su jefe le responde que eso no es algo que le preocupe porque lo "tendrá que demostrar". El mando superior, consciente de la colaboración, le pregunta si "lo que le hemos ayudado no es para ninguna actividad criminal por parte de ellos", a lo que el comandante le responde rápido:

-No, es un tema de negocios. Otra cosa es que digan, a ver, ¿este empresario puede venir a España? Bueno pues algunas veces digo, no porque la Interpol lo está buscando.

El jefe, en la conversación posterior a las detenciones, cree que lo grave sería "si nos han dado pasta". "Es que me ha dado 3000 euros y me los he metido en el bolsillo. Me cago en la puta macho, eso sí que no", apostilla. "El dinero que han pagado Koldo y el Gomina ha sido para pagar su telefonía", le dice Villalba.