La imagen ha quedado para la historia como la del final de ETA. Tres miembros de la banda con capuchas blancas leyendo el comunicado de cese de su ‘actividad armada’ y poniendo fin a casi seis décadas de violencia y dolor. Tras aquel 20 de octubre de 2011 quedaba por cerrar la disolución de la banda. No llegaría hasta casi siete años más tarde, el 3 de mayo de 2018 en Cambó (Francia). En los años transcurridos ETA intentó sin éxito negociar una salida para los 703 presos de la banda que entonces cumplían condena en la cárcel. El Gobierno de Mariano Rajoy se negó a cualquier acuerdo que buscara la disolución por un cambio en la política penitenciaria aplicada a la organización terrorista.
En la actualidad, en las cárceles de nuestro país cumplen condena 125 miembros de ETA. Representan 578 menos que en 2011. El goteo de salidas de prisión ha sido imparable. Y la cifra podrá reducirse aún más gracias a la modificación legal impulsada por el Gobierno. Permitirá a cerca de 40 presos de ETA computar los años de prisión cumplidos en Francia y con ello acelerar su salida de la cárcel. Sólo en los próximos dos años una decena de presos más podrán ser puestos en libertad gracias al cambio legal.
Cuando ETA anunció que dejaba las armas había alcanzado una de las cifras de presos más alta de su historia, sólo superada por el periodo 2007-2009 en la que osciló entre los 735 y 762. Históricamente la izquierda abertzale ha apelado a la máxima de “vaciar las cárceles” como símbolo de convivencia en la sociedad. La excarcelación ha sido una petición repetida a lo largo de todos estos años en marchas y movilizaciones en favor de los presos de ETA.
Con la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez el colectivo de presos ha visto cómo el inmovilismo en esta materia que defendió Rajoy comenzaba a romperse. Pocos meses después de llegar al poder –con el apoyo entre otros de EH Bildu- el Gobierno de Sánchez activó el final de la dispersión de presos en cárceles alejadas de Euskadi. La política de alejamiento que impuso el PSOE en 1989 y que el PP mantuvo hasta 2017 sólo se modificó con el relevo en la Moncloa.
Presos hasta el años 2052
Después llegó otra medida relevante que acortó los plazos en esa idea de ‘vaciado’ de las prisiones enarbolada por la izquierda abertzale. La concesión de la transferencia de prisiones al Gobierno vasco hizo que las concesiones de terceros grados, y con ellos el acceso a regímenes de semilibertad, se dispararan. Desde que en octubre de 2021 el Ejecutivo vasco asumiera la gestión de las prisiones se han concedido más de 80 terceros grados, algunos de ellos recurridos por la fiscalía. El último movimiento en favor de los presos va a permitir acelerar la salida de presos otros significados como ‘Txapote’, ‘Mubutu’ o ‘Anboto’ al poder computar sus años de cárcel en Francia.
En realidad, el vaciado completo de presos de ETA de las cárceles vascas está aún muy lejos. En las prisiones cumplirán condena militantes de la banda terrorista hasta al menos 2052, seg´ñun datos de la AVT. Es el caso de Liher Aretxabaleta, quien pese a la reducción en 4 años 7 meses –los cumplidos en Francia- no tiene fijada su fecha de salida de prisión hasta dentro de 29 años. Un caso similar es el de los presos Joanes Larretxea, condenado por el asesinato de Inaxio Uria y Beiñat Aginagalde, condenado por el asesinato de Uria y de Isaias Carrasco. La salida de la cárcel de ambos está prevista para 2050.
El mayor número de puestas en libertad se produjo poco después de anunciar el cese de su actividad terrorista. Entre 2011 y 2012 salieron en libertad casi un centenar de ellos, 96. A partir de entonces, la cifra se fue reduciendo, a razón de alrededor de medio centenar cada año. Durante la pandemia y los años posteriores la cifra disminuyó a alrededor de una veintena anualmente.
En estos años han sido muchos los históricos de la banda que han salido en libertad. ‘Kubati’ es uno de los miembros de la organización que la recuperó tras 26 años en prisión por 13 asesinatos, entre ellos los de Dolores González Katarain, ‘Yoyes’, en presencia de su hijo de tres años. Poco después de salir en libertad en 2013, ‘Kubati’ se puso al frente del movimiento de presos, el EPPK. Lideró el viraje hacia la petición de beneficios penitenciarios para acelerar la salida de la cárcel, una vía históricamente vetada para los presos de la banda.
Arrepentidos, políticos...
Cerca de una treintena de presos lo hicieron gracias a haberse acogido a la llamada ‘Vía Nanclares’, por la que a cambio de repudiar la violencia y reconocer el daño causado –en algunos casos incluso con encuentros con familiares de sus víctimas- se acogían a beneficios penitenciarios. Carmen Guisasola y José Luis Urrusolo Sistiaga son dos de ellos. Ambos tienen a sus espaldas un terrible pasado en ETA y décadas en prisión. Guisasola salió en 2014 y Urrusolo Sistiaga en 2016. No han dudado en hacer comparecencias públicas expresando su arrepentimiento y rechazo de la violencia. Incluso han participado en homenajes víctimas de ETA. También comparten haber sido expulsados de la banda por ello.
Quizá el caso más mediático es el de Ibon Etxezarreta, condenado por el asesinato de Juan María Jauregui en 2000 y que decidió reprobar la violencia que ejerció. Lo hizo ante la viuda de Jauregui, Maixabel Lasa. Nunca pidió perdón, "no lo pido porque es algo imperdonable". Desde febrero de 2019 disfruta del tercer grado. Su historia y la de su relación con Lasa se narra en la película de Iciar Bollain, 'Maixabel'.
En la larga lista de presos hoy en libertad figuran David Pla y Elena Beloki, ambos hoy en la dirección de EH Bildu. David Pla (Pamplona 1975) ocupa un puesto de relevancia en el organigrama político de Sortu. Es el titular de la vicesecretaria de orientación estratégica de la formación de la izquierda abertzale y uno de los responsables del partido en Navarra. Plá está considerado el último jefe de ETA. Salió en libertad en abril de 2019.
Izaskun Lesaka, una de las encapuchadas que leyó junto a Pla el comunicado del 20 de octubre de 2011, está hoy en libertad. Salió de la cárcel el 13 de junio de 2022 tras cumplir una década en prisión. En cambio, Iratxe Sorzabal, la tercera etarra que participó en aquel acto de cese de la violencia sigue en prisión en la cárcel de Zaballa (Alava).
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hace 3 meses
ETA es una banda terrorista vivimos en una España cani además de pura partitocracia todos partidos para ser más democráticos que todos en nuestra hoy prostituida Constitución se preocuparon de anular la cadena perpetua, ETA y sus dirigentes deberían ser juzgados por lesa humanidad casi tres cientas mil personas huyeron de la Vascongadas se están excarcelado presos o pasarlos al tercer grado sin cumplir la ley porque no se procesa por prevaricación a esos funcionarios que no hacen cumplir la ley.
Los asesinos de ETA con una condena perpetua sin remisión de pena deberían fallecer en el talego