De vez en cuando la formación capitaneada por Carles Puigdemont deja caer la insinuación de que su voto en el Congreso de los Diputados no es cautivo, por lo que podría cambiar de bando y apoyar una moción de censura contra Pedro Sánchez. Ayer lo hizo la líder, no por mucho tiempo, de este partido, Laura Borrás, y aunque es cierto que Junts se apresuró a matizar sus palabras, en otras ocasiones ha sido la portavoz parlamentaria en la Cámara Baja, Miriam Nogueras, la que ha alimentado esta tesis.

En un momento de profunda crisis gubernamental, en que planea la moción de censura como uno de los instrumentos constitucionales de la oposición para intentar forzar un cambio de rumbo o poner de manifiesto las costuras del Gobierno, la estrategia de Junts se le antoja al PP un instrumento para "presionar a Pedro Sánchez y, ya de paso, agitar las aguas" populares. Fuentes del PP se lamentan de que "lo han hecho mil veces y no aprendemos: amenazan, encarecen el apoyo y, al final, Sánchez cede" con tal de sostenerse en el poder.

Apenas nadie da credibilidad a la posibilidad de que Junts apoyase una moción para desalojar al jefe del Ejecutivo, ni siquiera aunque no hubiera un pacto previo al respecto si Alberto Núñez Feijóo decidiera en algún momento de la legislatura echar mano de este mecanismo. "Sólo nos usan", denuncian. Es más, también están los que abominan de esa posibilidad; una cosa es coincidir en votaciones parlamentarias muy puntuales en temas como la ley de alquileres y otra romper la mayoría de investidura para hacer a Feijóo presidente del Gobierno con los votos de los de Puigdemont. Esa polémica ya se suscitó tras las elecciones del 23-J, hubo incluso contactos, algunos explicados, otros no muy aclarados del todo, y los populares se dejaron entonces pelos en la gatera.

Rechazo rotundo de Ayuso y de Alejandro Fernández

La posición de máximos la dejó muy clara ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al afirmar que, si bien "yo no tengo nada que decidir en ese aspecto", desde luego, agregó "con aquellos que desprecian España no iría a ningún lado porque no son de fiar". De la misma opinión es el líder de los populares catalanes, Alejandro Fernández, quien reaccionó reafirmándose en que "ni caso al juego de trileros de Junts y Sánchez. ¿Acaso alguien cree que Puigdemont impulsaría una moción de censura a cambio de de un centro cívico en Matafaluga?", escribió en su cuenta de Twitter.

En un acto el pasado día 11 se preguntó si caben acuerdos "con aquellos que no creen en la democracia". "No", respondió a su propio interrogante para apuntalar que lo que "hoy deprime a los españoles es pensar que Puigdemont y sus secuaces puedan tener la llave de la política española, mande el PSOE o mande el PP, y lo que ilusiona a los españoles es pensar que si gobierna el PP, Puigdemont y sus secuaces no tendrán la llave de la política española nunca, nunca".

Indiscreción de Bendodo

En las filas populares cada vez tienen más claro que Junts conseguirá rendir a Sánchez a cambio de su apoyo presupuestario. No obstante, el jefe del Ejecutivo, en su calidad de líder del PSOE, trasladó en el último comité federal su voluntad de seguir adelante sin mayorías parlamentarias, sin el concurso, dijo exactamente, del legislativo. Era una manera de curarse en salud si finalmente debe prorrogar de nuevo las cuentas del Estado para el año que viene, aunque la manera de asegurarse su continuidad, por lo menos hasta 2026, es conseguir, al menos, aprobar unos Presupuestos esta legislatura.

El vicesecretario de política local y autonómica del PP, Elías Bendodo, así lo admitió durante una intervención ante presidentes de diputación y consells, según le grabaron por el circuito cerrado las cámaras del Senado. Confirmó la inexistencia de una mayoría alternativa para sacar adelante una moción de censura, pero sí dio carta de naturaleza la posibilidad de que Sánchez saque adelante su propia cuestión de confianza si consigue aprobar Presupuestos. Resulta llamativo que no considerara como un elemento de inestabilidad de la legislatura la trama de presunta corrupción del 'caso Ábalos' y todas sus derivadas.

Según el artículo 177 del Reglamento del Congreso, Feijóo necesitaría el apoyo de al menos cuatro de los siete diputados de Junts. No le valdría sólo la abstención, pues las mociones exigen de mayoría absoluta, esto es, 176 votos como mínimo. Partido Popular, Vox y los dos diputados que suman UPN y CC, dan un resultado de 172 votos, insuficiente a todas luces, y el PNV ya ha dejado claro que nunca se unirá a una aritmética que incluya al partido de Santiago Abascal.

Monográfico sobre corrupción

En todo caso, Feijoo ha dejado clara su negativa a presentar, al menos por el momento, una moción instrumental, y aunque "nunca ha habido tantas razones para una moción, tampoco nunca ha habido tanta obediencia de sus socios", confesaba el pasado sábado a los periodistas en el Palacio Real. De momento la estrategia pasa por poner el foco en los supuestos casos de corrupción que cercan al presidente del Gobierno y en querellarse contra Ferraz por presunta financiación irregular.

Los populares pretenden convertir de facto la sesión de control al Gobierno de hoy en un monográfico sobre los casos Ábalos, Begoña Gómez y Delcy Rodríguez, entre otras ramificaciones de una trama que nació en el corazón del Ministerio de Transportes en lo peor de la crisis del Covid. Feijóo planteará al jefe del Ejecutivo si "va a ofrecer a los españoles la información que le demandan", en alusión a este extenso caso, que llevará también hasta Bruselas, en concreto a la reunión del PPE de este jueves, previa a la cumbre del Consejo Europeo.