Han vuelto los ángeles de Victoria's Secret en un desfile esperadísimo. Aunque el año pasado tuvieron su intento de retorno, no fue con la antigua fórmula. Esa la han recuperado este año, a petición del público, para devolver el brillo a las alas de sus famosísimos ángeles. El público ha obviado lo ocurrido en 2023 y ha considerado que este ha sido el verdadero renacer de un show que marcó una época. Sin embargo, las expectativas no se han cumplido.

La conocida marca de ropa interior ha recuperado a sus grandes estrellas para volver a la pasarela. Gigi Hadid ha abierto el show, consagrándose como una de las modelos más importantes de su generación. El cierre ha sido de mano de su hermana, Bella Hadid, que vuelve a desfilar tras un tiempo apartada. También ha destacado Barbara Palvin, a quien en 2018 se calificó como modelo curvy. Pero han sido otras quienes se han llevado el protagonismo.

Modelos curvy y trans para potenciar la inclusividad

Victoria's Secret tenía una deuda que saldar. Aún quedan retales de la polémica de 2018, cuando Ed Razek -exdirector de marketing- aseguró que nunca una gorda o una modelo trans desfilaría en su show. Por eso, la firma ha intentado hacer un lavado de cara y ha dado lugar a esas figuras que hace seis años rechazaban. Al pasar por sus tiendas de Madrid, Barcelona o Valencia se puede ver en sus escaparates a maniquís de todas las tallas y sesiones de fotos diversas.

Por eso que Ashley Graham, la modelo curvy más famosa, junto a otras como Paloma Elsesser caminaran por la pasarela ha sido un grito de reivindicación. Así como la aparición de Alex Consani, que saltó a la fama por ser una de las maniquís trans más jóvenes del mundo, o Valentina Sampaio. Victoria's Secret ha querido normalizar y dar un espacio a una nueva mentalidad en donde todo el mundo es bienvenido. Pero aún queda mucho camino por recorrer cuando solo unas horas después del desfile las redes sociales se llenaban de memes glorificando la delgadez.

Está claro que el mensaje que esas tres modelos curvy han querido hacer llegar no ha traspasado la corteza cerebral de gran parte del público. Parte de la culpa la tiene, sin duda, la propia marca. Se ha quedado atascada en la nostalgia al sacar al escenario a las modelos más icónicas de los años noventa y dos mil. Kate Moss, Tyra Banks, Carla Bruni, Candice Swanepoel, Adriana Lima, Alessandra Ambrosio o Irina Shayk han arrasado en la pasarela. Intentando devolver el brillo y la fantasía a un desfile que si ha fallado no ha sido por sus protagonistas.

Un páramo congelado en el tiempo

El escenario, desolado y vacío, ha querido jugar con las pasarelas hidráulicas al estilo concierto de Taylor Swift. Quizás esas alas en movimiento y ese dinamismo de las entradas y salidas ha sido lo más novedoso de una puesta escena que en otros sentidos se quedaba a medias.

El espacio, fijo, demasiado sencillo, en colores apagados, ha dado lugar a una sensación negativa, de vacío y ausencia. Al fondo, una cortina de humo dejaba pasar a las modelos en una curiosa metáfora. El que era un desfile divertido y lleno de fantasía se ha quedado en un páramo congelado en el tiempo. Quizás por intentar emular el estilo más urbano de los de Fenty se le ha olvidado a Victoria's Secret que otro de los secretos de su show eran esas ondas en el pelo y ese maquillaje sin mácula. El crear a la mujer perfecta, femenina, ideal e inalcanzable, algo que va mucho más allá del peso.

Los estilismos no han sorprendido al público, que ha insistido en que eran looks repetitivos y anticuados. Tampoco ha habido Fantasy Bra, una sorprendente apuesta anual de la firma en su época pasada. Una joya convertida en sujetador paseaba sobre el cuerpo de la top escogida, coronándola como la "reina" de la noche. Las actuaciones de la velada, ofrecidas por Cher, Lisa y Tyla no han sido suficientes para levantar el ánimo, porque hasta Bella Hadid mantenía su rostro serio mientras cerraba la pasarela.

La glorificación de la mujer en todas sus formas

Es un difícil equilibrio el devolver a la vida algo que implica tanto y a la vez darle un nuevo giro. En redes sociales muchos se quejan de la falta de elementos memorables de este show. Al menos, más allá de la vuelta a las pasarelas de estrellas como Tyra Banks o Kate Moss. Pero si hay un detalle en el que la mayoría está de acuerdo es en lo que significa este retorno. Aplauden un momento tan intrínsecamente femenino como es este desfile, que ha marcado a toda una generación de millennials y zetas, vuelva a tener una oportunidad.

La energía que Barbie insufló en la población 2023 y que ha recibido un nuevo empuje en 2024 gracias a Taylor Swift. Esa glorificación de los gustos de las chicas, que sin embargo peligra ante la falta de renovación de Victoria's Secret. Más allá de las promesas de inclusividad de los últimos años, el público quiere ver la fantasía, el espectáculo novedoso y glorificando la belleza de la mujer de todas las formas y colores.