Línea 2 de Metro, domingo a mediodía. Aparece en el vagón de cola una pareja joven. Él porta varios carteles amarillos. Ella le acompaña con expresión de agotamiento, la típica de alguien que es sujeto paciente de la pasión insoportable de otro. Pasada la estación de Quevedo, él cuelga una de esas pancartas en la pared de la cabina. No recuerdo la frase exacta, pero decía, más o menos: “Un zulo de 40 metros cuadrados en la zona Cuzco/Castillejos, 1.500 euros al mes”. El tren se vacía poco a poco en su ruta hacia Cuatro Caminos, así que la gente de una gran parte del convoy puede observar sin obstáculos el mensaje.
Venían ambos aquel día de la manifestación que había convocado la izquierda para denunciar el problema de la vivienda, que es uno de los más graves a los que se enfrenta este país. Sin casas accesibles no hay amor sostenible, no hay familias y no hay grandes proyectos. La cueva es el punto de partida y el sostén; y el mercado español no permite absorber todo el flujo de demandantes de una forma razonable, al igual que sucede en otros puntos de Europa. Negar este problema es negligente, del mismo modo que culpar a los jóvenes de gastarse en Netflix y en viajes lo que podrían destinar a una vivienda es demasiado estúpido.
La situación es compleja. El precio de este bien alcanzó su máximo histórico en España en septiembre. En Madrid, el metro cuadrado supera ya los 3.500 euros, según Idealista. Los salarios llevan prácticamente estancados desde 2008. Nunca es más útil echarse a llorar que intentar poner soluciones, y una parte de los 'afectados' acostumbran a hacer más lo primero que lo segundo. Sin embargo, dar de baja una suscripción a Amazon Prime o echar la culpa a una aplicación de alquiler vacacional no va a ayudar a solventarla. Hay muchos más factores en juego. Veamos.
Las ciudades
Existe en España un fenómeno que también sucede en otros puntos de Occidente, y es que la demanda se concentra alrededor de las grandes ciudades. En 1960, el 59% de los europeos vivía en núcleos urbanos, frente al 76% de 2023. Al éxodo rural se une el incremento de la inmigración o el de los hogares unipersonales. No me atrevería a hacer un análisis exhaustivo del problema de la vivienda porque se entremezclan diferentes factores demográficos y sociales que influyen este mercado. Pero esta realidad –muy complicada– está moldeada por múltiples factores. Desde el relacionado con la menor prosperidad económica hasta el que tiene que ver con los cambios en el tejido productivo o las cuestiones que provocan migraciones internas y externas.
Por ejemplo, el envejecimiento de la población hace que se tenga que destinar más dinero a pensiones y a otros servicios públicos relacionados con este factor. Eso es lógico que provoque incrementos de impuestos en el futuro que impactan en el poder adquisitivo, en el gasto estatal en nueva construcción pública, en la natalidad... A lo mejor la cuestión de la vivienda no sólo tiene que ver con el suelo –eterno generador de demagogia y muy burocratizado– y con Airbnb, sino también con la pirámide de población, además de con la evolución económica del país y de su entorno.
Como decía, resulta muy difícil hacer una mera aproximación a las causas que han generado este gran problema y muy sencillo equivocarse en el análisis, pero lo innegable es que existe y que condiciona la vida de muchos millones de españoles, que tienen razón cuando afirman que, sin poder disponer de un techo en condiciones accesibles, su existencia no puede desligarse del adjetivo 'penosa'. O 'mediocre' o 'infantil'.
Populismos y derivados
Lo que sucede en estos casos es bien sabido, dado que todos los problemas cuya solución no es clara, posible o accesible generan el caldo de cultivo perfecto para que los populistas y los falsos mesías hagan fortuna. Así que los muchachos que subieron el pasado domingo al vagón del metro para colocar su cartel y clamar contra los especuladores a lo mejor desconocían que la cuestión es mucho más compleja de abordar. Porque la izquierda suele culpar a los fondos de inversión y a los bancos –siempre en el centro de la diana– del incremento del precio el alquiler, cuando entre Caixabank, Blackstone, CBRE, Cerberus y Santander apenas si suman 62.000 (Idealista) de las más de 2 millones viviendas en alquiler en España.
Las medidas de control de precios que ha puesto en práctica el Gobierno tampoco han resultado efectivas, dado que en las zonas más 'tensionadas' el alquiler ha batido recientemente su récord (Idealista). Hay quien piensa en las alturas que amedrentar a los propietarios –en su inmensa mayoría, particulares– ayudará a mejorar la oferta. Nadie niega la avaricia de muchos o las distorsiones del mercado, pero lo cierto es que cualquier medida que les haga deducir que, ante cualquier dificultad, van a pasar las de Caín para recuperar el control de la propiedad, contribuirá a contraer la oferta.
Y la contracción de la oferta –con una demanda estable o creciente– supone un incremento de precios en casi cualquier mercado. En el de la vivienda, incrementa además el poder de todos aquellos intermediarios que germinan cuando hay escasez, como empresas de seguros de caución, de alquiler seguro o de gestión de los procesos de selección de inquilinos, que son absolutamente humillantes en muchos casos; y que ilustran sobre un mercado roto en el que han surgido oportunistas.
Su Greta Thunberg
Deberían verse los intentos de los ultras –a ambos lados– de capitalizar este problema con las pertinentes suspicacias. Lo que ocurre es que la reflexión requiere tiempo y voluntad... y en estos casos la masa prefiere optar por las respuestas fáciles. Las de las Ada Colau o las de 'la Greta Thunberg' de los alquileres, que es esa portavoz del Sindicato de Inquilinas que ha llamado a la insumisión y al impago de las rentas, lo cual no sólo podría generar un costoso problema judicial a quienes secunden esa 'huelga', sino también reducir la oferta de casas... e incrementar el precio de los alquileres.
Lo más gracioso de todo es ver a miembros de la izquierda manifestarse contra sí mismos y su impericia; o a multi-propietarios del PSOE, como Reyes Maroto, encabezar la marcha que clama contra los especuladores. Pero eso no es lo importante. Eso es simplemente un episodio más de todos los que acontecen en este país de las maravillas. Todos ellos tienen ideas parecidas sobre este mercado y ninguna es efectiva, salvo para mejorar su propia vida. Es el ejemplo de Colau: de activista pro vivienda a alcaldesa; y del anonimato al poder sin más mérito que el de haber sabido hacer ruido cuando la situación lo aconsejaba. ¿Contribuyó a mejorar la situación de este mercado? Al contrario, pero, al menos, ella ahora vive mejor.
A lo mejor intentan los partidos del Gobierno montar un nuevo 15-M a partir de este asunto para resucitar a Sumar. La previsión es que conseguirían los mismos logros que los precursores de lo de 2011: ninguno en lo general y unos cuantos sueldos públicos en lo particular.
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11 Comentarios
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hace 1 mes
Bien. Que no paguen alquiler, que se construyan su propia casa. Con lo básico y nada de compartir piso entre varias familias como en la URSS y sin las esperas eternas para que el Estado la conceda, también como en la URSS.
Comentario aportado por Karl, para reflexionar.
En efecto Guillermo, Wyoming el podemita confeso piensa lo mismo que tú, pero no con sus propiedades.
hace 1 mes
Totalmente de acuerdo Rubén. El problema es global, mundial. Madrid es baratisimo comparado con Paris o Londres. Y aunque los Países Bajos sean el ejemplo de vivienda social, el mercado libre es tan, pero tan disparatado que los que han nacido en Amsterdam saben que nunca, nunca van a poder comprar ahí. Porque la vivienda la esta comprando extranjeros con enorme poder adquisitivo ( de Hong Kong, Singapur, o NY).
hace 1 mes
Estimado paleto Guillermo:
La propiedad privada no tiene ambiciones, la propiedad privada tiene legítimos propietarios que estamos hasta los coj… de que los mamarrachos comunistas como tú que os la queréis apropiar para esclavizar a la gente con la excusa de proteger a la gente.
hace 1 mes
El problema radica en que las administraciones publicas gobernadas, mayoritariamente por PP y PSOE, no garantizan el derecho constituonal del acceso a una vivienda digna. Mas bien protegen la propiedad privada cuya avaricia no tiene limites. Ni ZP, ni Sanchez estuvieron, ni estan, con la gente. Son corresponsables de la esclavitud del siglo XXI.
hace 1 mes
«Cuando definen la propiedad como función social, la confiscación se avecina; cuando definen el trabajo como función social, la esclavitud se acerca.»
~Nicolás Gómez Dávila
hace 1 mes
Este pobre JR R, no es más tonto porque no se entrena.
¿Dónde se construye más vivienda pública en España?
En el Madrid de Ayuso.
¿Quién no ha hecho nada en construcción de vivienda pública?
El desgobierno sanchista.
Y encima dice la izquierda que problemas como la okupación no existen.
¿QUÉ PASA CON BIDEN, BABOSO SANCHISTA, QUE NO INVITA A TU QUERIDO LÍDER…?
Jajajajajajajajaja
hace 1 mes
Ya Ana Botella, esposa de Aznar y alcaldesa de Madrid de encargó de abonar el terreno para acentuar la escasez de vivienda y el nacimiento de soluciones populistas.
Le preocupaba más que se mezclaran peras con manzanas en el matrimonio de personas del mismo sexo,
que ayudar a resolver el problema de la vivienda.
Por eso vendió toda la vivienda social a los fondos-buitre,
porque de buitres, como su marido, si que sabía.
Pero, es que los PPVOXeros … son así.
hace 1 mes
Yo me preguntaría porque a tanta gente nos apasionó en los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, ir a vivir a Parla, Leganés, Getafe, Hospitalet,… Todos los que nos fuimos a vivir a las ciudades dormitorios fué porque los pisos en Madrid, Barcelona,… eran muy caros. Ahora todos quieren quedarse a vivir en las grandes ciudades. Tendrán que ir a pueblos donde se construyan casas porque el suelo sea más barato y tendrán que tener la incomodidad de desplazarse. La Sra. Colau era la jefa de los afectados por la hipoteca cuando nunca tuvo ninguna hipoteca ya que siempre dijo que no tenía ninguna vivienda. Pero por ser la jefa de esa ONG tenía un sueldo del Ayuntamiento de Barcelona. A buen entendedor pocas palabras bastan con estas jetas.
hace 1 mes
Tendríamos que decidir los ciudadanos dónde van nuestros impuestos. No que lo decida el beneficiario del mismo. Esto es el estado. Porque el dinero gratis lo derrochan en gulipoyeces. Y nos toman por idiotas.
Y más gobiernos sectarios como el actual.
Cuantas sorpresas habría. Y el impuesto por fin tendría su función social.
hace 1 mes
La protección a los okupas y las regulaciones socialistas han eliminado la oferta de alquiler casi de raíz.
Y son los votontos de izmierda los que salen a protestar…
hace 1 mes
Ahora se entiende por qué ni Carmena ni Colau (por poner las que más suenan de los «ayuntamientos del cambio») construyeron ni una vivienda social. Eran sus «ahorros» para jugar con la escasez como siempre y crear malestar social echándole la culpa a todo el mundo menos a ellos. No creo que caigan en la trampa de hacerse morosos muchos pero serán paseados por las teles como a Valeria Racu, que al igual que Colau intentó ser actriz, para decir sandeces. Y si, pongamos que triunfa, lo siguiente puede ser una huelga de impuestos. ¿Por qué no?