La geografía importa. Y mucho. No es determinante, pero el hecho de que un país sea una isla (Reino Unido) o apenas tenga ríos navegables (España) o esté rodeado de montañas (Irán) influye en su destino. El británico Tim Marshall, que cumplió en mayo 65 años, no cree en el determinismo geográfico pero sí demuestra en sus obras cómo no es lo mismo que la única salida libre sea una amplia llanura, como ocurre con Rusia, que el país forme parte de una región del planeta expuesta a un clima extremo (Sahel). Así explica por qué una Cataluña independiente sería un imán para Rusia y China. Y para España sería "una pesadilla".
Tim Marshall no descubrió la geografía en la escuela. Tuvo que dejar los estudios a los 16 años, sin gran motivación para la enseñanza reglada, para ganarse la vida en múltiples oficios. Desde empleado de una gasolinera a pintor de brocha gorda. Acabó en la RAF (Royal Air Force) y aquello fue determinante para da un giro a su vida. Estuvo cuatro años como operador de radio pero lo dejó.
Fueron las referencias literarias en la música de los 70 lo que le llevó a sumergirse en los libros de George Orwell, por ejemplo. Y en otros mundos como lo que estaba pasando en Nicaragua. Decidió dar el salto a EEUU y estudiar allí historia y política de EEUU. Su siguiente paso fue el periodismo en Sky News. Alguien se dio cuenta de su pasión por lo que ocurría en otros países. Y así acabó en los Balcanes.
Marshall es uno de los reporteros internacionales más experimentados con coberturas desde Kosovo, Croacia, Bosnia, Macedonia, Afganistán, Irak, Líbano, Siria e Israel. Ha publicado en The Times, The Guardian, The Independent y Daily Telegraph. Es fundador de la web thewhatandthewhy.com. Desde hace una década además es un autor de bestsellers como Prisioneros de la geografía, que vendió más de dos millones de ejemplares en todo el mundo, y después El futuro de la geografía. Antes había escrito Juego de sombras: la caída de Slobodan Milosevic. Confiesa que tiene especial cariño por Dirty Northern B*st*rds! sobre su pasión futbolera (es fan del Leeds United). Mañana ve la luz en España su última obra, El poder de la geografía (editorial Península) en la que dedica un capítulo a España. Son diez capítulos dedicados a diez países y zonas del mundo: Australia, Irán Arabia Saudí, Reino Unido, Grecia, Turquía, Sahel, Etiopía, España y el espacio.
Pregunta.- ¿Cómo llega a la conclusión de que la geografía es clave para entender las relaciones internacionales? Me parece que el caso de Rusia lo consideró ya paradigmático en su primer libro.
Respuesta.- La geografía no justifica en modo alguno las acciones de Rusia, pero las explica parcialmente. La llanura del norte de Europa es plana. El punto más estrecho es Polonia, entre el Báltico y los Cárpatos. Y luego si se atraviesa Polonia hacia el este se abre en la tierra plana que va hacia Moscú y San Petersburgo. Esta es la ruta que muchas fuerzas extranjeras han tomado para atacar a Rusia. Así que se puede entender desde su perspectiva por qué buscan controlar Polonia. Y si no pueden, los rusos quieren controlar la tierra llana que tienen enfrente, es decir, Bielorrusia y Ucrania. Por ello, cuando Ucrania decide inclinarse hacia los países situados al oeste, Putin, que es un nacionalista eslavo, cree que tiene que tomar Ucrania.
P.- Polonia es ese país que al inclinarse hacia la OTAN y la Unión Europea sirve de ejemplo al entorno de Rusia, para desesperación de Putin.
R.- Desde la perspectiva de Rusia, Polonia, al unirse a la OTAN como una democracia, lleva a la Alianza hasta el borde de lo que Rusia considera su vecindad, a la frontera con Ucrania. Al mismo tiempo si Rusia hubiera conquistado Ucrania habría llegado a la frontera con la OTAN. La idea de que la OTAN era una amenaza militar para Rusia no tiene sentido en este siglo. Pero cuando conoces esa geografía y esa historia, y cuando sabes que el régimen de Putin controla casi por completo los medios de comunicación en Rusia, sabes cómo puede vender esta guerra ilegal a su población.
A los rusos les resultará muy difícil cruzar el río Dniéper en toda su longitud. Creo que se conformarían con lo que han tomado hasta ahora"
P.- ¿Qué dice la geografía sobre cómo puede concluir la guerra en Ucrania?
R.- Cuando conoces la geografía, sabes que los rusos fallaron cuando intentaron tomar la capital ucraniana. Es evidente que quisieron tomar Odesa, en el Mar Negro, pero también fracasaron. Si lo hubieran hecho, Ucrania habría perdido su salida al mar. De este modo ahora se ha convertido en una guerra de desgaste en terreno llano. A los rusos les resultará muy difícil cruzar el río Dniéper en toda su longitud. Estaría descartado que se asienten en toda Ucrania. Creo que se conformarían con lo que han tomado hasta ahora: parte del Donbás y Crimea. Pero, en el caso de que gane Trump, y haga lo que dijo que va a hacer, en el mejor de los casos reduciría la ayuda a Ucrania. Algunos de los países europeos seguirían su ejemplo y Ucrania tendrá que tomar una decisión muy difícil. O sigue luchando con menos armas y equipos o va a negociar en una posición debilitada. Por eso para Ucrania estas elecciones estadounidenses son vitales.
P.- Usted apunta en el libro que los líderes son importantes pero que la geografía es más importante aún. ¿Es cierto en el caso de Donald Trump?
R.- En general, la geografía es más importante que los líderes. No soy un determinista geográfico. No sostengo que sea el factor determinante de lo que ocurre en la historia. Es sólo uno de ellos. Y los líderes son otro, las ideas intelectuales, son otro. Así que es una combinación de todos ellos. Pero sí, esta es una de esas ocasiones en las que importa quién es el líder. Es decir, se podría argumentar lo mismo sobre Ucrania. La geografía del conflicto sigue siendo la misma, pero ellos tenían un líder como Zelenski a quien le ofrecieron salir del país y dijo esa célebre frase (necesito munición, no un paseo). En ese momento de la historia el liderazgo fue importante. Pero a lo largo de los años, la geografía ha desempeñado un papel más importante.
P.- Usted dedica un capítulo sobre Irán, que ahora está en el foco por la tensión creciente con Israel. En líneas generales, no parece que vayamos a ver grandes cambios en la política de EEUU en Oriente Próximo.
R.- Ya sea Harris o Trump, Estados Unidos seguirá apoyando a Israel. Hay diferencias de matiz. Con Harris habría más contención. Pero cuando se trata de Irán las dos Administraciones se opondrían a las acciones de Irán en Oriente Próximo, y a sus proxys, como los hutíes de Yemen. Tanto Trump como Harris están de acuerdo con impedir que Irán sea una potencia nuclear. Lo que pasa con Trump es que habla de una forma vulgar y beligerante, pero muchas veces lo que dice no es tan diferente a lo que han dicho o hecho otros presidentes.
P.- Ahí tenemos el ejemplo de Obama, conocido por su oratoria, pero que en términos prácticos cometió enormes errores en política exterior.
R.- Sí, Obama, tenía muy buena imagen fuera del país. Así de forma educada, nos llamó a los europeos gorrones en materia de defensa. O deportó más hispanos que Bush.
Las defensas iraníes son una basura y tardarán en restablecerlas de modo que no creo que haya una respuesta abierta al último ataque"
P.- Pero sobre Irán, ¿cree que EEUU iría hasta el final en su apoyo a Israel y entraría en guerra? Explica cómo Irán es un país difícil de invadir, rodeado de montañas...
R.- Creo que los estadounidenses están un poco más confiados ahora porque la misión israelí del fin de semana demostró que las defensas aéreas iraníes no son muy buenas. No perdieron un solo avión y tenían más de 100 en el aire. Los israelíes también han demostrado que han dominado lo que era un grave problema para ellos, y que aguantar más en vuelo sin ser detectados. Cuando se lleva más combustible, es más fácil que te detecten. Ahora sabemos que pueden hacerlo y que las defensas aéreas iraníes son una basura. Además, tardarán en restablecerlas unos meses. Los israelíes fueron a por los sistemas S-300, que los iraníes tenían gracias a los rusos, y ahora Moscú no está en condiciones de entregarlos de nuevo. Así que a corto plazo son muy vulnerables. Por eso supongo, y es sólo una suposición, que los iraníes no responderán abiertamente al último ataque de Israel.
Si la experiencia en democracia es corta, cuando vienen las crisis económicas, el canto de sirena de los extremos es más fácil que atraiga a los votantes"
P.- En el capítulo sobre España usted habla del riesgo de retroceso de la democracia. ¿Es un caso especial el de España?
R.- Creo que la democracia está sufriendo una crisis de confianza en toda Europa. El porcentaje de votos para los partidos de extrema izquierda y de extrema derecha está creciendo. Y España tiene un problema añadido, ya que su experiencia democrática es más limitada. Solo se convirtió en democracia tras morir Franco a finales de 1975. No señalo especialmente a España, porque tenemos tensiones y problemas todos, pero si la experiencia en democracia es corta, si las cosas van mal económicamente y hay problemas con la migración, el canto de sirena de los extremos es más fácil que atraiga a los votantes. En Europa creo que el voto extremista no ha tocado techo.
P.- También se refiere a cómo la geografía explica la tensión separatista del País Vasco y Cataluña, en cierta medida. Y apunta que si Cataluña fuera independiente sería muy atractiva para Rusia y China.
R.- Cataluña, en la periferia de la UE, y con un puerto importante, es un lugar atractivo para Rusia y China. Citaba el ejemplo de Serbia, donde la presencia china es importante ya que allí no tienen que cumplir las regulaciones de la UE sobre comercio. Les convendría absolutamente tener Cataluña bajo su control porque eso debilitaría a España y les daría acceso potencial a un puerto. No se trata de ser alarmista, es geopolítica. Los chinos invierten y construyen puertos. Y también saben cómo acceder a las universidades. Los rusos son buenos en inventar historias falsas. Y luego pagan a personas influyentes para que las difundan en los círculos de las redes sociales con el fin de dividir a la gente.
Pregunta.- También dedica usted un capítulo al Sahel. No sé si coincidirá en que no estamos mirando lo suficiente a esta región y de su futuro depende el nuestro por las corrientes migratorias, el terrorismo, la penetración de Rusia...
Respuesta.- Los rusos y los chinos están en el Sahel, aunque de diferente manera. Los rusos con armas y los chinos con inversiones. Ahí se conforman las rutas migratorias que pasan por Ceuta y Melilla. Hay quienes están ganando mucha dinero con la migración y otros que convierten la migración en un arma. Las democracias occidentales están perdiendo en el Sahel. Los franceses, que no siempre han sido brillantes en esa parte del mundo. Hemos visto golpes de estado en Chad, Níger, Mali y Burkina Fasso, siempre con la huella de los rusos. Los mercenarios rusos superan a los occidentales allí. Francia y EEUU ya no tienen capacidad de luchar contra los yihadistas en esa zona. A los golpistas no les importa nada más que su palacio presidencial y su oro. No estamos haciendo nada al respecto. No vamos ganando.
P.- ¿Hay algún país o territorio que se haya rebelado contra su geografía?
R.- Estoy mirando este mapa del mundo... y veo Canadá. Pero el 85% de la población canadiense vive a menos de 12 milas de la frontera estadounidense. Es un gran país con gran parte del territorio despoblado. Solo concentrándose así han podido tener éxito. Australia ha hecho un muy buen trabajo para convertirse en un país moderno enormemente exitoso, a pesar de que solo hay población en el 3,5% de su territorio. Y Singapur es un ejemplo de cómo se puede aprovechar la geografía con una política económica correcta y con inversión en educación, sanidad e infraestructuras, ha aprovechado bien la oportunidad de estar en el estrecho de Malaca. Al contrario ocurre con la República Democrática del Congo, que tiene una gran riqueza en tierra raras, minerales, pero es muy pobre.
P.- O Venezuela.
R.- Sí, Venezuela sería otro caso de cómo los errores en política y economía echan a perder la riqueza que brinda la geografía.
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