Fue el pasado verano cuando Angélica Rubio pronunció en el plató de Ferreras la siguiente frase, segura de sí misma y en tono de sentencia: "El juez Peinado tiene dos DNIs que están asociados a cinco propiedades". La historia sonaba inverosímil y disparatada. A error, parida o filtración interesada; pero como la directora de El Plural se encontraba en la margen izquierda del río, que es donde los periodistas nunca mienten ni vierten fango y donde se loa a Pedro con lúbricas alabanzas, nadie se atrevió a poner en duda su veracidad en un primer momento.

Luego resultó que era una trola. Una patraña que difundió su medio, quizás fruto de un error o de una pasión mal gestionada. Todo el mundo se equivoca. Todos los periodistas metemos la pata alguna vez. Lo que sucede es que a unos los han intentado acribillar el Gobierno y algún antropófago de El País durante los últimos meses, mientras que a otros no. De la mentira de El Plural no dijeron ni mu. Tampoco del efecto que pudo tener en un proceso judicial que instruía entonces Juan Carlos Peinado, que tenía (y tiene que ver) con Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno. Ya es casualidad.

A Rubio -que también llevaba los asuntos de Prensa a Zapatero, en Moncloa- le ha propuesto el PSOE como consejera de Radiotelevisión Española, en otra muestra más de la intención que tiene Pedro Sánchez de despolitizar la corporación, que es... ninguna. Los nuevos vocales son gente de partido. Anunció Óscar López la semana pasada que el nuevo Consejo sería el más plural de todos los tiempos, pero, en realidad, será un órgano monopolizado por adeptos. Es cierto que los vocales han perdido la mayor parte de sus funciones con el real decreto ley que aprobó el Ejecutivo hace una semana, pero, a cambio de esa renuncia involuntaria, han ganado otra: sueldos que superarán los 100.000 euros anuales. Nunca la publicación de una mentira en prensa y la defensa en las tertulias televisivas fue tan rentable.

El Gobierno lo acelera

La candidatura de la periodista leonesa ha trascendido este miércoles, tan sólo unos minutos después de que el Congreso de los Diputados convalidara el 'decretazo'. Pudo Moncloa aplazar el Pleno, dado que las víctimas de la gota fría se cuentan por decenas a estas horas. No lo hizo. Al revés: decidió que la sesión continuara, votó a favor de la nueva norma y, terminada la reunión, tras culminar su plan, declaró los tres días de luto nacional. Quisieron los periodistas preguntar sobre el asalto a RTVE y el PSOE respondió: nos van ustedes a disculpar, pero no vamos a hacer declaraciones mientras dure el duelo.

El presidente que han elegido los socialistas para encabezar la televisión pública es José Pablo López, de cuya independencia habrá quien dude, pero que al menos tiene experiencia en el puesto, no como Rosa María Mateo, Concepción Cascajosa o Elena Sánchez. A la primera la llamaron "cuando estaba jugando con su nieta en el jardín de su casa". La segunda era militante del PSOE y profesora de universidad; y la tercera, una veterana presentadora que formó parte del núcleo de amigos de Rodríguez Zapatero y cuyo marido, Pablo Mansilla, fue director de Instituciones Penitenciarias durante el felipismo. Sánchez estuvo dos años en el puesto y le pusieron una dotación de bomberos al lado de su despacho, dado que generaba incendios de consideración a diario. No hizo prisioneros.

José Pablo López fue una de sus víctimas. Es cierto que este gestor ha tenido problemas en Telemadrid y en RTVE, pero conoce cómo manejar un medio de comunicación. Lo que sucede es que le han rodeado de un Consejo que, aunque está mermado en funciones, está compuesto por los típicos perfiles que son capaces de generar incendios en cuando le convenga al partido que los nombró. Nada nuevo ni nada casual. Así se cargaron a Luis Fernández y a José Manuel Pérez Tornero. La conclusión es clara: no quieren independientes. Quieren adeptos. Aduladores y activistas que, llegado el caso, estén dispuestos a levantar la mano cuando les digan -sea cual sea el efecto en RTVE- y publicar que tal o cual juez tiene quince o veinte DNIs.

También buscaban repartir sueldos entre amiguetes y acreedores. De hecho, la periodista deportiva Paloma del Río formaba parte de la lista original tras haber sido propuesta por Sumar, pero dentro de ese partido han considerado que elegir a dos candidatas que procedían de Madrid era inoportuno, así que la han sustituido a última hora por Marta Ribas (ICV). Por cupo. O porque hay unos cuantos allí que han visto tan negro el horizonte que han gritado lo de 'sálvese quien pueda' y no quieren perder oportunidad para aferrarse a un cargo.

Una agencia de colocación

Todo esto no deja de llamar la atención. Convencen al ciudadano medio de lo importante que es mantener con buena salud los servicios públicos y regarlos con abundantes impuestos, pero, a la hora de la verdad, los utilizan para repartir sueldazos, practicar enjuagues sindicales y colocar a delfines y a afiliados a los que les deben un favor. No buscan buenos gestores, sino llenar estómagos. Cubrir de gloria a políticos sin experiencia alguna en leer balances o interpretar contratos.

¿Qué puede aportar Angélica Rubio a la gestión de RTVE? ¿Y la jefa de prensa de Félix Bolaños o el de Oriol Junqueras? Entre todos estos ilustres, de perfil independiente y mejores intenciones, gestionarán 1.200 millones de euros de dinero público cada año. Estarán muy bien pagados y tendrán trabajo fijo hasta finales de 2030. La cosa está muy mala para todos, menos para los de siempre, que se cuidan, se protegen y se reparten en tesoro público a conveniencia.

No dudan luego en dar lecciones de democracia, de periodismo y de honestidad, como la propia Angélica Rubio. A veces, derrapan, cuentan cosillas de un juez que convienen, e incluso se quedan afónicas en LaSexta. Después, sufren la pena del telediario e incluso el escarnio público, pero, claro, acceder a determinadas posiciones requiere un esfuerzo. El fin justifica los medios.

"Hemos comprobado que el juez Peinado tiene dos DNIs y cinco propiedades".