"Ha sido un placer". En la tarde del 21 de julio de 2009, María Dolores de Cospedal pronunciaba estas palabras para despedirse de la persona con la que acababa de mantener una reunión secreta en la sede del PP. Fue en la sexta planta de Génova y la entonces secretaria general del partido se cuidó de que aquel encuentro a escondidas no tuviera más testigos que Ignacio López del Hierro, su esposo y la persona que había gestionado aquella cita. "Ya hablamos", se despidió.
El interlocutor de De Cospedal en aquel encuentro fue José Manuel Villarejo, según se desprende de las conversaciones difundidas este martes por el portal moncloa.com y que fueron grabadas de forma subrepticia por el entonces comisario en activo. Éste se encuentra en prisión preventiva desde hace casi un año acusado de blanqueo de capitales, organización criminal y cohecho en el marco del caso Tándem.
Aquella reunión, cuya existencia no había trascendido hasta ahora, se produjo meses después de que el juez Baltasar Garzón hubiera detenido a los cabecillas de la trama Gürtel y en plena guerra entre la número dos del PP y Luis Bárcenas por la implicación de éste en el caso. La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) había ya elevado exposición razonada al Tribunal Supremo con los indicios delictivos sobre el tesorero del PP -aforado entonces por su condición de senador- y De Cospedal quería que Bárcenas dejara sin más dilación su responsabilidad en las finanzas del partido, a lo que aquél opuso inicialmente resistencia.
De los preparativos de la cita se encargó en las vísperas de forma celosa López del Hierro, al que Villarejo se dirige como 'Niño' en conversaciones grabadas por el controvertido policía en las que el esposo de la ex secretaria general del PP se interesa por el avance de la investigación del caso Gürtel. Como posteriormente reconoció en una comida con otros mandos policiales, concretamente la celebrada el 23 de octubre de 2009 en el restaurante Rianxo, el agente reconoció que intervino en la investigación de esta macrocausa de corrupción vinculada a administraciones gobernadas por el PP de la mano del entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.
De los preparativos de la cita se encargó López del Hierro: a Villarejo lo recogió un coche con los cristales tintados y entró en Génova por el garaje
"Yo te recojo en un coche con los cristales tintados donde tú me digas, vamos a Génova, entramos en el garaje y de ahí a un ascensor al despacho de María Dolores. Luego sales por el garaje y el coche te lleva donde tú digas. Y punto", le dice López del Hierro a Villarejo en una de las grabaciones. Las medidas de precaución que se iban a adoptar revelan el interés por que aquella reunión se llevara a cabo de la forma más discreta posible, si bien no contaban con el hecho de que su interlocutor inmortalizara aquella reunión que ha trascendido nueve años después.
"¿Sabes lo que vamos a hacer? Seis menos cuarto en la puerta de Torre Europa [edificio en el que tenía su sede el entramado societario de Villarejo, próximo al estadio Santiago Bernabeu]", le indica en otro momento el marido de De Cospedal. "Te veo llegar, estás tú allí, pum. Te subes y nos vamos", añade López del Hierro.
Así se hizo. Villarejo y López del Hierro llegan a la sede central del PP en la tarde del 21 de julio de 2009. De la conversación se intuye que el policía y su introductor esperaban a la secretaria general en una estancia a la espera de acceder al despacho de aquélla. De Cospedal se excusa, se muestra "encantada" por conocer al policía y le ofrece algo para tomar: "¿Un café o algo?", le pregunta la entonces dirigente del PP. "Un cafelito solo", contesta Villarejo.
Por lo que dice María Dolores de Cospedal puede intuirse que el inicio de la reunión se demoró respecto a la hora convenida ante la presencia de un empleado del partido que "no terminaba de irse". La secretaria general tranquiliza a su interlocutor sobre la discreción del encuentro: "No hay nadie ahora, como estamos con horario de verano y esta planta está en obras aquí no hay nadie, estamos solos Mariano y yo. Y ahora no está, o sea que…". Entre bromas, el agente encubierto le responde: "Tengo la suerte de que soy muy mayor y hay mucha gente que ya no me conoce. Se acuerda de mi apellido, pero…".
De Cospedal tranquilizó a Villarejo sobre la discreción de la cita sin saber que la estaba grabando: "No puede trascender", le dijo al policía
Ninguna de las dos partes desea en que el encuentro trasciende e insisten en la necesidad de que lo que allí se hable quede en esas cuatro paredes:
Villarejo.-[...]. Por favor, lo que sí es importante es que tengamos claro que si esto que estamos hablando trasciende indirectamente…
Ignacio López del Hierro.-No, hombre. No.
V.-Te hago el matiz.
Cospedal.-Haces muy bien en decirlo, pero sí, desde mi punto de vista es igual, no puede trascender.
La reunión debió ser sumamente positiva para la número dos del PP, que se despidió de Villarejo dándole las gracias. "Ha sido un placer. Ya hablamos", le dice De Cospedal. No ha trascendido el contenido de lo que se habló en esa reunión secreta. Tampoco se conoce si estas grabaciones se encuentran en alguno de los dispositivo informáticos intervenidos en las viviendas del comisario ya jubilado o de su socio Rafael Redondo durante los registros practicados hace un año por la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional.
Tres semanas antes de la reunión, De Cospedal había intentado sin éxito que Bárcenas dimitiera como tesorero
No es aventurado pensar que la pretensión de la dirigente popular por verse frente a frente con el agente encubierto obedecía a su interés por conocer detalles sobre el avance de la investigación y la implicación de Bárcenas en el caso Gürtel, a fin de reunir munición en la guerra particular que ya libraba con el tesorero.
Semanas antes, concretamente el 3 de julio, María Dolores de Cospedal había intentado sin éxito que Luis Bárcenas dimitiera de su puesto después de que el Tribunal Supremo lo hubiera citado a declarar en calidad de imputado, tras conocerse que el senador había multiplicado por cuatro su patrimonio en cinco años y no había declarado ingresos por importe superior a 1,3 millones de euros entre 2002 y 2003. Bárcenas rechazó en ese momento la posibilidad de renunciar por recomendación de su abogado, según argumentó.
La reunión en Génova con Villarejo se produjo la víspera de que el tesorero declarara como "imputado provisional" en el alto tribunal durante casi tres horas, una comparecencia en la que el magistrado Francisco Monterde le preguntó por las numerosas entregas dinerarias que figuraban en la contabilidad B de la trama liderada por Francisco Correa. Bárcenas negó ante el juez ser 'L. B.' o 'Luis El cabrón'.
El encuentro se produjo justo la tarde antes de que Bárcenas declarara en el Supremo como imputado en 'Gürtel'
Justo una semana después, Luis Bárcenas presentó su dimisión temporal como tesorero tras pactarlo con Mariano Rajoy y por "lealtad al partido". La renuncia tuvo lugar días antes de que el Senado recibiera el suplicatorio solicitado por el Supremo para poder seguir investigándolo, accediendo a ello la Cámara Baja el 23 de septiembre de 2009.
Nueve años después de que tuviera lugar aquella cita a escondidas en una de las plantas nobles de Génova, María Dolores de Cospedal se encuentra fuera de la dirección del partido tras fracasar en su intento de alcanzar la presidencia en las primarias celebradas el pasado verano, Villarejo está internado de forma preventiva en el centro penitenciario de Estremera (Madrid) y Luis Bárcenas cumple la condena a 33 años y cuatro meses de cárcel.
La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional considera acreditado que el ex tesorero del PP nutrió sus cuentas de Suiza "con fondos provenientes de comisiones que recibió por su gestión e intermediación, aprovechándose de los cargos públicos que ostentó, en contrataciones públicas irregularmente adjudicadas".
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