Este miércoles no era día para que Vox pudiese capitalizar de forma arrolladora la victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos, que refuerzan la corriente nacionalpopulista en Occidente. Tampoco para explotar el marco general sobre inmigración, que desde hace meses vertebra sus principales propuestas políticas. En plena crisis en la Comunidad Valenciana, esto no dan de sí. Ello, una semana después de las trágicas inundaciones provocadas por la última DANA, que se ha saldado con más de 215 fallecidos, casi un centenar de desaparecidos, e incalculables daños materiales y en infraestructuras.

Frente a ello, y con una cuestión que reduce el foco a la Generalitat valenciana —controlada por el PP— y al Gobierno central —mayoritariamente en manos del PSOE, aunque en coalición con Sumar—, Vox busca entrar en el debate en un momento en el que, sin renunciar a cotas mínimas de choque, populares y socialistas priorizan la aplicación de medidas y huyen de la polarización. Así lo acreditan desde la Generalitat y desde el PP al ser consultados. "No toca", responden.

Al rebufo del PP y de la petición del lunes hecha por Alberto Núñez Feijóo al Gobierno, de aplicación de la emergencia nacional en su máximo nivel 3 para asumir las competencias en la gestión de la crisis valenciana, Santiago Abascal asumió ello como propio para ir más allá y abonar la exigencia a los populares de no colaborar con el Gobierno. Insistió este miércoles, como Génova, en que desde el primer momento Moncloa debería haber asumido el mando para agilizar la preparación y la respuesta posterior a las amplias precipitaciones, lo que a su juicio hubiera reducido al mínimo el impacto. Al menos en lo que a pérdidas humanas se refiere.

Con esa demanda ya descartada por el propio Pedro Sánchez 24 horas antes por la defensa a la cogobernanza tejida en pandemia precisamente, en una declaración posterior al Consejo de Ministros, Abascal dobló la apuesta para reafirmarse como oposición real al socialista. Para distanciarse de los populares y como contraste en un momento de aparente tregua en la confrontación política. En esa dinámica, Abascal y Vox parecen haber apostado por retomar una estrategia similar a la de la crisis del coronavirus, al menos por similitudes en lo que a crisis social y focalización necesaria de medios paliativos se refiere, dejando otras cuestiones al margen.

Primero, el partido ha adelantado que se querellarán contra el presidente del Gobierno por las muertes, "por homicidio imprudente y omisión de socorro". Algo que se extenderá a "otros miembros" del Ejecutivo central. No es la única vez en la que Vox hecha mano de esta herramienta. De hecho, la acción judicial es una de sus principales de ejercicio político. Ni tampoco en la que se vuelcan directamente contra Sánchez o sus ministros. Lo hicieron hace un año, en noviembre de 2023, cuando se querellaron contra el presidente, entonces en funciones, por prometer la amnistía a Junts y ERC a cambio de la investidura. Un acción que fue considerada sin base y se desestimó a los meses. Se apunta a que ésta siga el mismo recorrido.

Vox ya se querelló por muertes, entre otras razones, contra Sánchez en pandemia. Pasó de una breve colaboración para el estado de alarma a una confrontación dura. Se apuesta ahora por ambos ejes por la tragedia valenciana

Esa acción judicial fue clave de la oposición al segundo gobierno de Sánchez durante la pandemia. Se querellaron contra el presidente por las muertes generadas en los primeros meses del covid. Por "delitos de imprudencia grave con resultado de muerte", "lesiones por imprudencia grave" y "delitos contra los derechos de los trabajadores por omisión de las medidas de seguridad". Fue archivada sin más repercusión. Otra denuncia, que siguió el mismo cauce, fue contra Sánchez y la actual vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, por el rescate a Plus Ultra. Además se recurrieron los dos estados de alarma declarados al Tribunal Constitucional —tenían capacidad parlamentaria—, consiguiendo que el segundo se aceptara, al no verlo infundado.

Segundo, la diferenciación con el PP quiere ser troncal. En 2020 hubo un primer colaboracionismo a regañadientes con el Ejecutivo central, en el que no se eludió las crítica. Se apoyó una prórroga del primer estado de alarma sin romper la unidad política. Todo pese a que se incluía en el Real Decreto la incorporación de Pablo Iglesias, entonces vicepresidente tercero, a la Comisión Delegada de Asuntos de Inteligencia. Se propuso para su inclusión en el texto, sin éxito, restringir la sanidad por contagio a los inmigrantes ilegales. Ese estado de alarma fue demandado por Abascal en un principio, pero sus extensiones fueron luego criticadas y recurridas. Mientras tanto, el PP pasó del sí a las consecutivas abstenciones y a un no último.

La disposición del PP para sacar medidas siempre estuvo sobre la mesa. Al principio, como ocurre ahora con la situación de la DANA, el PP quiso separar la confrontación política del covid. De hecho, el 10 de marzo de 2020, Pablo Casado enmendó la estrategia exigiendo más a Sánchez. Denunciando "descoordinación" y preocupación por que el Ejecutivo empezaba a "ir por detrás de los acontecimientos". Hubo una conversación posterior con el presidente recalcándole ese apoyo parlamentario para evitar la expansión del virus como lo hace ahora Feijóo. Pero todo cambió para afrontar la dureza de Abascal desde semanas después de la primera prórroga y no dejarse comer por la derecha. Ahora Vox, en contraste, pasa de ese colaboracionismo mínimo con el Ejecutivo. E inicia un despliegue ofensivo similar a los de la mitad de 2020 prorrogados hasta el 2021.

"Hay que hacerle una oposición total y dejar de blanquear al Gobierno", llamó al PP a ello Abascal. En base a toda la acción que se ha producido, dijo, desde Moncloa entre 2020 y la actualidad. Y al considerar de "extorsión" y "chantaje" la vinculación de la DANA con los Presupuestos, que tenían ya de por sí difícil recorrido. Hay que recordar que las altas cantidades económicas que irán destinados a afrontar el desastre tendrán consecuencias en el déficit, lo que requiere una revisión de la senda en la que se trabajaba y adaptar al contexto el marco económico que no atendería una prórroga de las actuales cuentas. "Utiliza a las víctimas como escudos humanos", indicó Abascal. Una forma de adelantarse desde el primer momento a Génova, con el choque como principio y con Feijóo dispuesto a apoyar todos los paquetes económicos y de ayudas que se legislen velozmente con decretos ley. Pero descartando ningún paso presupuestario.

Al fin del aislamiento en el hogar, Vox azuzó concentraciones contra el impacto económico y la supuesta crisis que contemplaba —con la creación de un sindicato, Solidaridad, de por medio para adherir a las clases populares al estilo de Le Pen—. Ese fue otro de los grandes puntos de impacto. En estos momentos no se descarta la posibilidad de que haya manifestaciones en las que sus representantes puedan adherirse. Ha habido algunos amagos por parte de la plataforma Patriotas Revolucionarios para el 10 o el 15 de noviembre, que han sido suspendidas. Varios satélites del espacio ultra, como Alvise Pérez o Vito Quiles, se han posicionado hasta entonces a favor de promoverlas, pero no ha habido pronunciamiento oficial de Vox, por ejemplo. La tendencia del partido, en todo caso y comprobado en las protestas del año pasado en Ferraz, es la de sumarse a concentraciones aparentemente convocadas por terceros. Utilizan grupos afines como Revuelta, quien se ha involucrado en el traslado de alimentos desde Arganda del Rey a Valencia.

Vox evita la crítica a Mazón para no desconectarse del votante conservador y focalizarse en Moncloa

Hay otra crítica similar a la hecha en pandemia que sirve para vehicular el deseo de Vox por un Estado centralizado. Y es que, como también mencionó Abascal en el discurso de este miércoles, la gestión de la crisis ha sido más complicada por "un Estado autonómico fallido". También lo que se refiere al conteo de víctimas. Vox tanto en pandemia como en el caso valenciano ha puesto en duda los recuentos oficiales. "Hasta ayer [el martes] no sabíamos nada", dijo Abascal en su comparecencia. Lo cierto es que desde el miércoles se pasó de 13 iniciales a 50, y se superó por la tarde los 100. De ahí hasta las más de 215 actuales. Por la lentitud del proceso de revisión, rescate y limpieza, el recuento aumenta a cuentagotas. Figuras como Alvise difundió que en el parking subterráneo de Bonaire, en Aldaya, había montones de cuerpos, cuando finalmente las autoridades de rescate no han localizado a nadie.

Sánchez y no Mazón como objetivo

El papel de socialistas y populares es complicado por estar sus siglas al frente de Gobierno y Generalitat y al cargo de la gestión mutua de la situación. Vox no tiene ya presencia en ningún gobierno autonómico, ni el valenciano. Por lo que puede evitar un desgaste político. Sin embargo, en lugar de cuestionar también al PP de Mazón, Vox refleja su interés de rivalizar con el PP y no descontentarse del votante conservador focalizándose totalmente en Moncloa. No ha habido críticas a Carlos Mazón. Solo se le reprochó un agradecimiento a Sánchez por acudir a Valencia. Eso puede cambiar, con todo, en los próximos días. Al no ser ya necesario Vox para aprobarse los presupuestos valencianos tras el compromiso de apoyarlos por parte del PSPV-PSOE.

En este sentido sí hay un cambio respecto a la pandemia. La competencia electoral en zonas como Madrid, con Isabel Díaz Ayuso al frente, hizo a Vox atacarla por "negligencias" en la gestión. Se la igualó con Sánchez al mencionar que "no tomó las medidas necesarias de control" en los informes de la comisión de investigación por el covid llevada a cabo en la Asamblea de Madrid impulsada en 2021.

Respecto a Mazón el PP se encuentra en una posición complicada. Sobre todo después de que sin haber contacto directo entre ellos, Feijóo solicitase este lunes la emergencia nacional y la retirada de competencias, por tanto, a su barón valenciano, Mazón, para la gestión de la crisis. Génova, en palabras de Cuca Gamarra, afirma que todo lo que se expresa sobre la tragedia valenciana se hace con coordinación con Mazón. Lo cierto es que, según ha podido saber El Independiente, no ha habido contacto entre ellos antes de hacer esa declaración. Lo que deja ver una diferenciación de los populares respecto a las estrategias de Sánchez y Mazón, ante la posibilidad de que el desgaste autonómico llegue a Madrid. Que el Gobierno se hiciese cargo, a través de Interior, permitiría al PP focalizar cualquier crítica posterior hacia Moncloa. Las relaciones con Mazón tampoco son las mejores desde que pactase anticipadamente con Vox el verano de 2023, antes de las generales.

Mazón no se resistirá, según fuentes próximas, si hay una petición expresa de la Delegación del Gobierno, pero descarta solicitarlo a título personal, en línea a la cogobernanza respaldada por Sánchez. La gestión que se vaya haciendo conjuntamente será determinante para posibles futuros desgastes y maniobras de presión por parte de la oposición.