Era previsible pero el movimiento ha comenzado ahora a ser evidente. A salir a flote, sin medias tintas ni eufemismos. Apenas dos semanas de la visita de Emmanuel Macron a Rabat, merecedor de todos los honores y agraciado con acuerdos por valor de 10.000 millones de euros, el régimen marroquí ofrece en público los primeros testimonios que exigen a España nuevas concesiones y le advierten de que se está quedando atrás.
La tesis que sostienen en los despachos de Rabat es que el giro copernicano que escenificó Pedro Sánchez en marzo de 2022 ha envejecido rápido y mal. Ha quedado superado por los acontecimientos y resulta manifiestamente insuficiente a la luz de la nueva postura presidente galo, firme defensor desde julio no solo de "los tres folios" que contienen el plan de autonomía para el Sáhara sino de la soberanía marroquí de la excolonia española, sobre la que España sigue siendo la potencia administradora de iure.
"No cabe duda de que el apoyo expresado por Sánchez en su carta dirigida a Mohamed VI el 14 de marzo de 2022, fue en su momento un paso valiente y considerable, pero en el contexto actual no basta que 'España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo'", opina Mohamed Benabdelkader, ex ministro de Justicia y dirigente de la Unión Socialista de Fuerzas Populares, formación hermana del PSOE e incluida en la Internacional Socialista con el apoyo expreso de Ferraz, en una entrevista con el medio oficialista marroquí Rue20.
Su reclamo no resulta aislado entre el establishment alauí aunque hasta ahora se había evitado formularlo tan claramente en público. A juicio de Benabdelkader, "la nueva perspectiva abierta a nivel regional y mundial exigirá ciertamente la toma de una posición más clara y esencialmente operativa". Un aviso directo a Sánchez, esbozado desde un partido que se halla en la oposición pero que practica lealtad absoluta a la Casa Real, que podría ser el anticipo a nuevas peticiones y concesiones.
Castigo comercial
La principal sería seguir los pasos del Elíseo y proclamar la soberanía marroquí del Sáhara Occidental. Es el propósito de Marruecos, que celebró una supuesta errata publicada en el BOE el pasado año como una señal en el camino correcto. En febrero El Independiente informó de que el Gobierno español había reconocido la marroquinidad del Sáhara a propósito de la licitación de unas reformas en el colegio español de El Aaiún, acompañada de una serie de documentos en los que se identifica como territorio de Marruecos. La información provocó un cruce de versiones contradictorias entre los ministerios de Educación y Cultura, en manos de PSOE y Sumar respectivamente. Finalmente el departamento de Ernest Urtasun se negó a rectificar alegando que se había producido meses antes cuando el socialista Miquel Iceta dirigía el ministerio.
Una de las palancas que Marruecos usará para forzar nuevas concesiones es la baza comercial, ampliando y fomentando la disputa entre las empresas españolas y francesas. Durante el periplo de Macron, Marruecos regó con contratos millonarios el nuevo rumbo de Francia tras dos años de crisis desatada por el espionaje con Pegasus al presidente galo y buena parte de su gabinete. El premio gordo se lo llevó la empresa francesa Alstom con el suministro de 18 trenes para la futura línea de alta velocidad Kenitra-Marrakech que por 1.800 millones de euros se disputaban con las españolas CAF y Talgo, la coreana Hyundai Rotem y la china China Railway Rolling Stock Corp.
Macron demostró que la cuestión del Sahara marroquí exige no sólo palabras, sino gestos, y requiere además de las buenas declaraciones algunas concretas acciones.
"Cualquiera que sea la lectura que se ha hecho en España del nuevo acercamiento de Francia con Marruecos, se puede constatar que los medios de información de nuestra vecina ibérica, al destacar la gran magnitud de los proyectos firmados entre Francia y Marruecos en esta visita, y al resaltar el compromiso de París de acompañar a Rabat en la defensa de su iniciativa de autonomía, habrán comprendido dos cosas importantes", aduce el político marroquí. "La primera es que la 'asociación de excepción reforzada' entre el Francia y Marruecos es una llamada de atención sobre la necesidad para España de una estrategia más competitiva y coordinada en el mercado marroquí. La segunda consiste en el hecho de que el presidente francés, colocando la barra más alto, dio el ejemplo de que la nueva dinámica de la cuestión del Sahara marroquí exige no sólo palabras, sino gestos, y requiere además de las buenas declaraciones algunas concretas acciones". Esta semana el embajador francés en Rabat ha visitado por primera vez los territorios ocupados del Sáhara, acompañado de una delegación de empresarios y de la promesa de abrir consulado, el precio habitual que exige la diplomacia alauí.
El mapa de Marruecos, antes y después
El Ministerio de Asuntos Exteriores francés modificó el mapa de Marruecos que incluía en su página web para incluir en la cartografía del país magrebí el territorio del Sáhara Occidental aprovechando el viaje de Macron a Rabat.
Desbloquear la cesión del espacio aéreo
La estrategia marroquí también pasa por avanzar en algunos de los expedientes que no han sido satisfechos desde la carta de Sánchez a Mohamed VI de marzo de 2022. Entre ellos, la cesión del espacio aéreo del Sáhara Occidental, controlado actualmente desde la Fir de las Islas Canarias. En el argot aeronáutico, Fir es una región de información de vuelo donde se presta un servicio de información de vuelo y un servicio de alerta (ALRS). El ICAO delega en un país el control operativo de una FIR determinada, en este caso, la que abarca las Islas Canarias y el Sáhara Occidental recae en España.
El grupo de trabajo establecido por Marruecos y España desde el giro copernicano del Gobierno español en el contencioso del Sáhara y el inicio de la bautizada “nueva era” de las relaciones hispano-marroquíes aborda la cesión de la gestión, que -de consumarse- sería una violación de la legalidad internacional. La medida cuenta con la oposición abierta del socio de coalición. "Rechazamos la soberanía marroquí sobre el territorio del Sáhara Occidental. También sobre las aguas territoriales y el espacio aéreo”, señalaron hace meses a este diario fuentes de Sumar. Otras medidas que abonarían el reconocimiento de la marroquinidad del territorio como la instalación de un centro del Instituto Cervantes se hallan paralizadas.
Estas nuevas exigencias de Rabat, expresadas por un político socialistas, se producen en mitad del impasse que se cierne sobre las aduanas de Ceuta y Melilla, completamente bloqueadas desde el lado marroquí y con la sensación de que no se abrirán porque, para las autoridades marroquíes, implicaría reconocer las fronteras terrestres con España que niegan insistentemente.
El PSOE omite a Marruecos de la ponencia marco de su Congreso
En este contexto de competencia entre Francia y España por el favor de Marruecos, resulta llamativa la ausencia de menciones a Marruecos y al contencioso del Sáhara en la ponencia marco del PSOE para el Congreso que celebra la formación a finales de este mes en Sevilla. El documento se jacta de que "el PSOE ha devuelto a España a la primera fila de la política internacional y ha elevado nuestro prestigio e influencia a unos niveles sin precedentes en la historia reciente reciente de nuestro país" pero omite cualquier referencia.
En el Congreso de 2021, en cambio, Ferraz tildaba a Marruecos como "socio primordial en la ribera Sur del Mediterráneo", en un anticipo a los movimientos que se registrarían en los meses posteriores. "Debemos seguir reforzando estos vínculos e intereses, que permitan superar las dificultades puntuales. Por ello, durante los próximos años, avanzaremos en la asociación estratégica bilateral a largo plazo que siempre han impulsado los Gobiernos socialistas; por otra parte, y como ha hecho desde su llegada al Gobierno, España seguirá defendiendo en Europa el carácter estratégico que este país tiene para España y para Europa", prometía.
Tanto España como Francia, con las acciones de su diplomacia de los últimos años, han quedado atrapadas en la rivalidad que gastan Marruecos y Argelia. "Argelia comparte con Marruecos la tendencia a considerar a sus interlocutores en función de su postura sobre la cuestión. A lo largo de los años, mientras que Marruecos ha abandonado la opción del referéndum, Argel se ha aferrado al principio de autodeterminación, lo que ha hecho imposible negociar una salida a la crisis", apunta Khadija Mohsen-Finan, especialista en el Magreb y miembro del consejo de redacción de la revista Orient XX. "Como consecuencia, el conflicto del Sáhara Occidental se ha congelado, lo que perjudica, en primer lugar, a los saharauis y, en segundo lugar, al conjunto del Magreb, en la medida en que impide la integración de la región. Argelia percibe ahora la cooperación entre Marruecos e Israel como una amenaza, lo que aumenta la tensión y aleja un poco más la solución de la cuestión del Sáhara Occidental", concluye.
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hace 4 horas
Cuando ve que las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla siguen cerradas y no tienen fecha para ser abiertas. Cuando comprueba que es Francia la que se lleva la enorme tajada de las próximas inversiones marroquíes en infraestructuras y material. Cuando observa que Mohamed VI sigue abriendo y cerrando el grifo de la inmigración irregular hacia España a su antojo. Cuando comprueba el coste de haber dejado de ser cliente preferente del gas argelino, y las millonarias pérdidas de empresarios españoles por la prohibición -recientemente levantada- del Gobierno argelino de comprarles. Cuando ve que su famosa y nunca bien explicada carta reconociendo la autonomía como la mejor solución para el conflicto saharaui se ve ahora
por parte de Marruecos como insuficiente, después de haberlo alejado del histórico apoyo del pueblo español a la causa saharaui, ¿qué puede pensar el presidente del Gobierno?
¿Será capaz de reconocer, aunque sea en privado, que la famosa carta y sus consecuencias han sido un inmenso error?
¿Se dará cuenta de que el chantaje se va a mantener y no va a concluir hasta que el actual inquilino de La Moncloa emule a Macron y diga públicamente en el territorio que el Sáhara Occidental es marroquí?
¿Llegará hasta ese punto su ignominia?
¿Qué dirán entonces los parlamentarios españoles que están guardando ahora el más cobarde, interesado y cómplice de los silencios?