Hace algo más de un año, el 16 de noviembre de 2023, trascendían las intenciones del grupo húngaro Magyar Vagon de hacerse con la parte del fondo Trilantic en Talgo. El precio de la acción del fabricante vasco de ferrocarriles era por aquel entonces de 4,38 euros. La Oferta Pública de Adquisición (OPA) fue planteada meses después por el conglomerado húngaro a un precio de 5 euros por acción y valoraba la compañía en 619 millones.

Tras el veto del Gobierno de Pedro Sánchez a aquella operación por razones de "seguridad nacional", ha sido la acerera Sidenor la que ha planteado a Trilantic una oferta para hacerse con el 29,9% que controla de la empresa. Este lunes, el precio de los títulos de la compañía ferroviaria han cerrado a 3,48 euros, lo que supone una caída del 21% a lo largo de los doce meses de incertidumbre sobre el futuro del constructor ferroviario.

El grupo siderúrgico presidido por José Antonio Jainaga evita superar el umbral del 30% que le obligaría a presentar una OPA por el total del capital de la empresa. Según El Correo, la oferta de Sidenor ofrece 4 euros por acción, lo que supone valorar la parte de Trilantic en 150 millones de euros (y en unos 500 millones el 100%).

Sidenor, asesorada en el proceso por Alantra, apunta a la parte del fondo Trilantic, que lleva tiempo queriendo salir de la compañía a la que accedió en 2006. Actualmente, el mayor accionista de Talgo es Pegaso Transportation International, formada por Trilantic, la familia Abelló y algunos miembros de la familia Oriol (fundadores de Talgo), con un 40,2% del capital.

Con sede en la localidad vizcaína de Basauri, se dedica a la producción de aceros largos especiales, además de ser proveedor de productos de calibrado en el mercado europeo. También tiene centros de producción en el País Vasco, Cantabria y Cataluña, y cuenta con delegaciones comerciales en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.

De salir adelante, se abriría una vía para que el fabricante de trenes pueda encontrar un socio industrial que ayude a dar salida a su abultada cartera de pedidos. Los problemas para cumplir los contratos han causado demoras en algunas entregas como los de la serie 106 de Renfe. Algo que también ha provocado la amenaza de una millonaria sanción por parte de la operadora pública.