Ya hace tres meses que los primeros patinetes eléctricos de Lime, la aplicación que más vehículos de este tipo tiene en las calles de Madrid, aparecieron en la capital, entre el furor de los usuarios y los recelos de un ayuntamiento al que el desembarco pilló con el pie cambiado.
Poco a poco tanto las autoridades como los pasajeros se han acostumbrado a su presencia y se han convertido en un elemento habitual. Tanto que, antes de cumplir los 100 días de vida, Lime ya tiene 110.000 usuarios en la capital, que han hecho más de 400.000 desplazamientos.
En total, los patinetes eléctricos han recorrido 620.000 kilómetros de carreteras de Madrid, tal y como ha informado la compañía que, explica, ya ha compartido todos estos números con el Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena para obtener la licencia necesaria para operar de acuerdo a la regulación recién aprobada.
"Estamos muy satisfechos con la acogida de Lime en Madrid, que ha superado nuestras previsiones. España ya es uno de los mercados más relevantes para la compañía en Europa, al nivel de otros como París", ha afirmado el director general de Lime en España, Álvaro Salvat.
Lime fue la primera app que puso sus patinetes en España, aunque lo hizo sin el permiso del consistorio. Participada por Google y Uber, que invirtió algo más de 350 millones de dólares, poco más de 300 millones de euros, Lime está valorada en 1.100 millones de dólares, casi 1.000 millones de euros.
Nacida en Estados Unidos, Lime comenzó en el negocio del alquiler de bicicletas que se dejaban y recogían en cualquier parte de la ciudad, un modelo similar al que utilizan ahora los patinetes eléctricos. En pocos meses ya tienen más de tres millones de usuarios con París y Zurich como baluartes en Europa, una dupla a la que ahora hay que sumar a Madrid.
En las próximas semanas y meses llegarán a la capital española una decena de nuevas aplicaciones como Koko, Eskay, Goldseries, Tier, Wind, Voi Technology o Bird, que ya ha puesto en las calles sus patinetes, para seguir explotando un mercado en el que el crecimiento es exponencial.
Esta euforia ha provocado la preocupación del Ayuntamiento de Madrid, que hace dos semanas mantuvo una reunión con todas las compañías implicadas para trasladarles las claves de la nueva normativa, y para advertirles de que no permitirá la precariedad de los recargadores, conocidos como juicers.
Estos puestos de trabajo, que ya se anuncian en plataformas como Infojobs, consisten en recoger con un vehículo particular los patinetes de las calles, recargarlos en casa y ponerlos de nuevo en las calles a las cinco de la mañana. ¿La remuneración? Cinco euros por vehículo recargado.
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